«La verdad es que es difícil que nos den trabajo porque los empresarios tienen miedo de que denunciemos las malas condiciones de seguridad de sus minas»
El 5 de agosto de 2010 33 mineros chilenos quedaron atrapados a 700 metros de profundidad, y tras 70 días encerrados entre polvo e incertidumbre todos pudieron salir a la superficie, pero a cinco años del accidente que conmocionó al mundo entero, sólo unos pocos pudieron ver la luz.
Este miércoles se cumplió el quinto aniversario del derrumbe de la antigua mina de San José, ubicada a unos 45 kilómetros al noroeste de la ciudad chilena de Copiapó, capital de la desértica región de Atacama, que taponó el acceso a las galerías y aprisionó a 33 trabajadores durante 70 angustiosos días.
A pesar del tiempo transcurrido desde la inédita y exitosa operación de rescate, parece que las miles de toneladas de roca que obstruyeron las salidas de la mina siguen condicionando la vida de los 33 obreros, muchos de los cuales siguen «atrapados» por la catástrofe.
«La verdad es que es difícil que nos den trabajo porque los empresarios tienen miedo de que denunciemos las malas condiciones de seguridad de sus minas», dijo a Efe Omar Raygada, uno de los 33, para quien estos cinco años han sido «laboralmente malos».
Después de la tragedia, los mineros rescatados suscribieron un compromiso no escrito de denuncia: «Si la mina en la que empezáramos a trabajar no cumpliera con las normas de seguridad, haríamos un informe y lo denunciaríamos ante las autoridades», aseveró Raygada quien afirmó que debido a ello muchos empresarios mineros «les tienen miedo».
De ahí que muchos de los que hace cinco años salieron como héroes de la diminuta cápsula de rescate se encuentren sin empleo fijo y realicen trabajos esporádicos como transportistas, constructores o mecánicos, que en muchos casos les proporcionan unos míseros ingresos que apenas les sirven para subsistir y salir adelante.
Por si eso no fuera suficiente, la tragedia golpeó dos veces la vida de algunos de los supervivientes, como Víctor Zamora y Ariel Ticona, que perdieron sus hogares tras los aluviones que el pasado mes de marzo azotaron el norte de Chile.
Estos cinco años no han sido fáciles para ninguno de los 33 obreros quienes quedaron marcados por la desgracia. Sólo unos pocos han podido recuperar la estabilidad que tenían antes del accidente y transformar la tragedia en una nueva oportunidad.
Es el caso de Daniel Herrera, de 32 años, quien tras un año y medio de tratamiento psiquiátrico decidió pedir el alta para volver a trabajar.
«Sentí que necesitaba volver a trabajar de nuevo, la licencia me estaba matando», dijo a Efe Herrera quien explicó que tras recibir el alta empezó a trabajar de nuevo en la minería, pero siempre a rajo abierto, además de dedicarse puntualmente a hacer de guía del Museo de Colchagua, dedicado a los 33.
Herrera asegura que con el tiempo y la ayuda psicológica recibida aprendió a vivir con todo lo ocurrido y a no derrumbarse por el peso del recuerdo. «Al final esos dos meses no fueron malos, tampoco fueron buenos pero me ayudaron a recuperar cosas muy importantes que estaba olvidando», remarcó.
Disfrutar de su familia y de las pequeñas cosas que le ofrece la vida se convirtieron, tras el accidente, en la nueva piedra angular de la vida del minero quien confiesa que hoy se vuelve a emocionar con el sonido de las hojas al moverse con el viento, el sutil vuelo de los pájaros o los intensos colores de la tierra.
Quizá uno de los mineros más exitosos sea Mario Sepúlveda, quien se desligó completamente del mundo de la minería y hoy se dedica a realizar charlas motivacionales.
«Creo que lo mejor que me ha pasado en la vida fue haberme quedado allá bajo con esos 32 compañeros. Creo que todo pasa por algo y creo que el accidente sirvió para demostrar que el mundo se puede unir y hacer cosas maravillosas», apuntó a Efe Sepúlveda, quien desde las profundidades se hizo famoso por oficiar con gran desparpajo como presentador de las transmisiones que se hacían desde la mina una vez que se estableció la comunicación con el exterior.
La soltura de «Súper Mario» -apodo con el que se conoce el carismático minero por su papel durante la catástrofe – es interpretada por Antonio Banderas en el film «Los 33» que se estrenará este jueves en Chile y que busca volver a emocionar a todo el planeta con la historia de quienes a pesar de todos los miedos y los obstáculos decidieron sobrevivir.