Amaru es una alumna de 13 años de la Escuela Secundaria N° 10 de Hurlingham donde los estudiantes están luchando por sus derechos ante una directora que los acosa y maltrata. Contó su experiencia en la 99.9.
La situación que se está viviendo en el Escuela Secundaria N° 10 de Hurlingham es realmente increíble y tiene varios capítulos. Inicialmente los alumnos decidieron hacer una puerta de cartón para el aula buscando palear el frío ya que carecían de una puerta de ingreso al aula. La viralización de esa imagen indignó a la directora que comenzó con una serie de amedrentamientos dentro del propio establecimiento.
Los alumnos, decidieron ir por más y pidieron la conformación de un Centro de Estudiantes, algo que fue inicialmente rechazado por la directora pero después de mucho insistir, se formaron listas y se realizó una votación. Quien ganó por amplio margen, fue Amaru que habló en la 99.9 sobre lo que sucedió luego: “en las elecciones, hubo un voto de más que no anularon a tiempo (dos papeles dentro del mismo sobre). La directora fue a hablar a otro salón con el inspector y le dijeron que hagan las elecciones de nuevo o que gane el que más votos tiene. Esas opciones se las dio a las candidatas que perdieron que son bastante manipuladas por la directora y ellas decidieron elecciones de nuevo. Dije que no, porque me parecía injusto. Hicieron un acta a pesar de que no llegamos a un acuerdo indicando que harán las elecciones”.
Después de haber obtenido casi el doble de votos que las otras compañeras que se habían presentado, no podría ser la presidenta del Centro de Estudiantes una situación extrema a la que tuvieron que llegar con sólo 13 años ante la falta de respuestas: “la directora normalizaba que tuviéramos una puerta de cartón, le parecía bien que hagamos eso. Mientras tanto ponía espejos en el baño y nosotros no teníamos puerta. En un momento, la puerta se viralizó y le echó la culpa a la preceptora y quería cambiarla. Nosotros le dijimos que no, juntamos firmas y fuimos a la dirección a que nos de una explicación. No dio explicación, no cambió la preceptora pero nos cambió a un salón que tenía puerta, pero no tenía ventanas. Además estaba al lado de la dirección, nos sentíamos vigilados todo el tiempo”.
La puerta de cartón fue sólo el primer paso de los reclamos porque había mucho de que quejarse: “desde ese episodio, mis compañeros y yo, cada cosa que veíamos nos quejábamos. Hubo faltas de respeto de profesores y de directores, nunca nos sentimos escuchados por la directora. Siempre que pasaba algo con los profesores les daba la razón a ellos”.
Entre esas faltas de respeto, había cosas realmente intolerables por parte de un cuerpo docente que tiene como objetivo educar jóvenes para su vida social: “los profesores nos ponían apodos, nos comparaban, nos gritaban; todo un maltrato psicológico. Siempre nos trataban mal. Me llegaron a decir que distorsionaba todo y que tenía problemas, por quejarme de algo que estaba mal. Un profesor de Educación Física, por ejemplo, le hace bullying a una compañera con sobrepeso”, ejemplificó Amaru.
Ayer decidieron entonces hacer una sentada en el colegio esperando respuestas, pero siempre de manera pacífica: “hicimos con mis compañeros de lista una protesta pacífica y nos íbamos a movernos hasta que llegara el inspector. Pudimos hablar con él, pero no nos dio una solución. Dentro de esa protesta fui acosada por alumnos que fueron mandados por la directora para que yo haga las elecciones, pero dije que no porque no voy a participar de un fraude. Me querían pegar y salí del colegio llorando mientras la directora miraba sentada en su escritorio”, relató.
La historia todavía no está finalizada, pero es una situación increíble que están pasando chicos y chicas de apenas 13 años peleando por cosas básicas en un establecimiento educativo.