Sebastián Basso dijo que en la causa hay pruebas sobre la participación, como autores intelectuales, de cinco iraníes. Explicó que los informes de inteligencia no son una prueba judicial en sí mismos.
El gobierno de Israel aclararía en las próximas horas el alcance del informe del Mossad (el servicio de inteligencia Israel) que publicó The New York Times y abrió una polémica porque minimiza el rol de Irán en los atentados contra la embajada de Israel de 1992 y la AMIA de 1994.
Por un lado, el canal de TV I 24 News de Israel adelantó que la oficina del primer ministro israelí Yair Lapid diría que “la investigación del Mossad confirma el rol de Irán en el atentado a la embajada de Israel y a la AMIA” citando fuentes gubernamentales.
Dos fuentes de la comunidad judía local confirmaron a Clarín que se ahora esa aclaración luego termine el Shabat, el día sagrado para los judíos.
Por otra, el diplomático israelí y sobreviviente del atentado a la embajada de Israel, Danny Carmon, dijo a la agencia judía de noticias “el informe del Mossad no desvincula a Irán de los atentados a la Embajada de Israel y AMIA”, dando otra pista sobre cual sería la respuesta oficial israelí.
Por su parte, el interventor de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Agustín Rossi, afirmó que “hay que ser muy prudentes” con el informe que le atribuyen al Mossad en relación a las pruebas que pueda aportar a la causa del atentado contra la AMIA, y dijo que “ahora tiene que seguir el camino judicial”.
Rossi fue prudente pese a que la vicepresidenta Cristina Kircher opina que Irán no fue quien dio la orden de atacar la mutual de la comunidad judía, sino que había que seguir la pista siria.
Los informes de inteligencia no constituyen pruebas en sí mismos pero pueden orientar una investigación. Por ejemplo, el servicio de inteligencia alemán informó sobre el testimonio de Abolgashem Mesbahi, ex número 3 del espionaje iraní, conocido como “el testigo C”. Pero recién cuando Mesbahi declaró por videoconferencia ante el ex juez Juan José Galeano, sus declaraciones se convirtieron en una prueba judicial.
En palabras de Basso, “desde el punto de vista de los informes de inteligencia, los países pueden sostener distintas conjeturas e hipótesis que tienen una credibilidad propia de los servicios de inteligencia”.
Pero advirtió que “muchas de esas informaciones no pueden ser judicializadas porque no se pueden aportar de dónde sale la fuente de datos” y tampoco se siguieron procedimientos judiciales legales para obtenerlas.
En el sentido de los comentarios de Rossi, el fiscal de la unidad AMIA dijo este sábado que mantendrá las alertas rojas de Interpol contra cinco iraníes acusado de ser autores intelectuales del atentado de 1994, a pesar de ese informe que el diario de Nueva York atribuyó al Mossad.
Esas alertas rojas “nosotros mantenemos el interés porque este delito de este atentado fue calificado por el juez del caso, y por los otros jueces que trabajaron en otros casos vinculados como en el juicio al ex reducidor de autos robados Carlos Telleldín por ejemplo, como un delito de lesa humanidad”, es decir que no prescribe”. Telleldín fue absuelto por un tribunal oral entendió que no se probó que él entregó a los terroristas la Trafic usada como coche bomba.
“Estas alertas rojas o este pedido de captura internacional para la Argentina tiene vigencia de por vida hasta que esa persona fallezca o se presente a dar explicaciones en la Argentina y se resuelva su situación procesal”, subrayó Basso.
En el 2006, a Nisman “le fue muy dificultoso” conseguir las alertas rojas por la resistencia iraní. Recién en una asamblea de Interpol en el 2007 logró los votos necesarios para pedir las alertas para cinco de los ocho acusados. Por eso imputó a Cristina por supuesto encubrimiento de los iraníes luego de que en el 2003 firmó el Memorándum de Entendimiento con Irán, acusación que se cayó cuando un tribunal oral sobreseyó a la ex presidenta.
“Nisman tuvo que pelear a nivel internacional que se pusieran vigentes, hubo una especie de juicio interno sobre el valor de sus pruebas donde participó Irán y donde después de escuchar a Irán y a Argentina, Interpol hizo lugar a las alertas rojas”, contó.
Entrevistado por Clarín y Dato sobre Dato de radio Millenium, el fiscal Basso recordó que en el 2006 su antecesor Alberto Nisman (fallecido en el 2015 en una extraña situación) dictaminó que el gobierno de Irán de 1994 fue el autor intelectual del atentado y la Jihad Islámica del Hezbollah del Líbano, el autor material.
Nisman solicitó la indagatoria y detención del ex ministro de Defensa, Ahmad Vahidi; el exministro de Información Ali Fallahijan, el exasesor gubernamental Mohsen Rezai, el exagregado de la embajada de Irán en Buenos Aires Moshen Rabbani y el exfuncionario diplomático Ahmad Reza Ashgari. Además, de la del expresidente iraní Ali Akbar Rafsanjani, el excanciller Alí Akbar Velayati y el ex embajador en Buenos Aires Hadi Soleimanpur. Pero de estos últimos tres nunca consiguió el pedido de detención de Interpol.
Basso recordó que Nisman “recopiló muchas pruebas donde, a través de varios informes judiciales y de testigos que dando declaraciones” ante la unidad especial AMIA.
Se pudo reconstruir que aproximadamente un año antes del atentado hubo una reunión secreta en una ciudad iraní de Mashad donde participaron varias de esas ex altas autoridades del régimen Iraní.
De ese encuentro “también participó personal de la embajada iraní en Buenos Aires” subrayó Basso.
En el 2006, Nisman le dijo al juez que “había sospechas suficientes como para señalar que esas personas son las que decidieron el atentado. Eso motivó que el juez Canicoba hiciera lugar al pedido y se pidiera la captura internacional de estas personas, que hasta al día de hoy no se pudo detener”.
Respecto del informe publicado en The New York Times “no voy a dar opinión porque no está oficializado por el estado de Israel” en la causa, dijo Basso. Actualmente, la causa la tiene el juez Daniel Rafecas.
Recordó que cuando su fiscalía pidió ayuda a nivel institucional, el gobierno de Israel respondió que “la información de inteligencia es compartida con servicios de inteligencia por los canales correspondientes”. Israel nunca se presentó como querellante en las causas de la AMIA y de su embajada, que investiga la Corte Suprema.
“Lo que se comparte oficialmente es lo que el Estado de Israel desea compartir. Si el Estado de Israel ahora decide compartir el informe al que refiere el artículo en forma oficial bienvenido sea”, finalizó Basso.