La jurista habló en la 99.9 sobre la necesidad de declarar como esencial el servicio de educación basado en derecho de los niños por sobre el de protesta de los trabajadores y explicó los motivos.

La educación sigue siendo un eje central de la discusión de necesidades en Argentina porque hubo un DNU que declara como esencial el servicio educativo a pesar de la queja que presentaron las entidades sindicales.
La jurista Analía Marsella se refirió al tema en la 99.9 destacando la necesidad de que el niño que concurre a la escuela, sea quien tenga la prioridad al momento del ordenamiento jurídico de estos temas: «El verbo no tendría que ser declarar, es reconocer, porque la educación es un derecho fundamental, es un derecho humano. Como derecho humano es indivisible de otros derechos humanos e interdependiente».
La explicación que brindó Marsella tiene que ver con lo jurídico y le da sustento al pedido de declaración de esencialidad: «todo lo que se hizo con la excusa de la gestión de la pandemia fue suspender, cercenar, restringir de manera inconstitucional un derecho humano, que además tiene un componente qué es el Interés Superior del Niño. Ese principio jurídico, en todas las situaciones donde pareciera que hay una contraposición entre derechos humanos, como en su momento se nos planteó, había que elegir entre salud o educación, entre salud o trabajo, ya ese planteo no solo es inconstitucional, sino que hace que Argentina incurra en lo que se conoce como responsabilidad internacional. Argentina pertenece culturalmente a lo que llamamos los países occidentales, o nos inscribimos dentro de estos valores occidentales en los que las mujeres no son cosas, los niños no son cosas, son personas con derecho y que además se reconoció la convención más universal que tenemos, un tratado de derechos humanos, que es la de Derechos del Niño».
Actualmente, el país tiene muchas leyes pero nunca se cumplen pero en este caso, la justicia debe poner por delante los derechos más prevalentes sobre los demás: «En Argentina sobreabundamos en normas y leyes que son totalmente innecesarias, como debería ser el caso de afirmar que el interés del niño es superior, ese niñito que llega al jardín, lo que se llama nivel inicial de educación, contento porque se va a encontrar con sus compañeritos y quizás aprenda algo divertido y juegue, se encuentra con un docente insatisfecho porque razonablemente no cobra un sueldo digno como nadie en relación de dependencia del estado que cumpla función en este momento está percibiendo en Argentina. La peor manera o la mejor manera de desfinanciar la educación es la corrupción y de todo eso, ese niño no tiene la culpa. Ese niñito está concurriendo para que el Estado argentino le preste un servicio que si hiciéramos un plebiscito a nivel nacional, creo que nadie dudaría de la esencialidad de ese servicio».
Ahí es donde aparecen argumentos que no tienen mucho que ver con la realidad por parte de los sindicatos, algo que criticó fuertemente Marsella: «leí detenidamente las objeciones y los argumentos que plantean los organismos sindicales, particularmente la CGT, y a todos esos argumentos vamos a responder con mi organización. ;e remito a las palabras de la diputada Miriam Bregman cuando hace un tiempo ella afirmó que el primer derecho laboral es el derecho a la protesta. A lo que le respondí «Mire colega, el primer derecho laboral es el derecho a trabajar, no a protestar». Entonces, primero tenemos que reconocer y poner en contexto nuestra pirámide jurídica, dónde se ubica el derecho de huelga y si ese derecho es irrestricto, porque no hay ningún derecho absoluto y los derechos se ejercen conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio».
Hasta el momento, la declaración de actividad esencial para la educación ha tenido un avance parcial y Analía Marsella pretende que se siga abordando como tema importante: «ya hay una media sanción de la Cámara de Diputados, ya parte del proceso legislativo fue cumplido, hay claramente una urgencia y una necesidad de mantener las escuelas abiertas. Y de eso se trata, no de impedir el derecho de huelga, sino de armonizar que esos niños que tienen un interés superior y frente a un adulto que está protestando por sus condiciones salariales, el derecho de ese niño siempre tiene que ponerse primero».