La profesora de la Universidad Nacional de Rosario habló en la 99.9 sobre su planteo que busca traer al presente la obra de Domingo Faustino Sarmiento como escritor, algo que no se enseña en la educación de nuestro país.
En un 11 de septiembre donde la figura de Domingo Faustino Sarmiento suele traerse a primer plano una vez más, la docente de la Universidad Nacional de Rosario, Andrea Calamari, puso sobre la mesa de discusión un aspecto poco frecuente del denominado “padre del aula”: su carrera como escritor y particularmente su libro, Facundo.
En diálogo con la 99.9, primero señaló que la llevó a hacer hincapié en esta etapa de la vida de Sarmiento: “me llamó la atención que luego de tantos años de escolarización formal incluida la Universidad en grado y posgrado, nunca me dieron un texto de Sarmiento para leer. A partir de lecturas propias, encontré que para muchos escritores fue el mejor escritor argentino del Siglo XIX, con una narrativa moderna. Sarmiento para gente mi generación sólo ha quedado como un prócer. La historia quedó desdibujada en los planes de estudio, ni hablar de una figura como Sarmiento en la literatura”.
Entre sus obras más destacadas está Facundo, libro que generó una fuerte crítica de Rosas que obviamente era un personaje particular, enfrentado con Sarmiento. Cuando lo escribió estaba atravesando un momento especial de su vida también: “Sarmiento se exilió en Chile y fue ahí cuando el Ministro de Educación lo envía de viaje por Europa y es donde escribe su famoso Diario de Viaje. Eso le cambió su modo de pensar la educación”.
Justamente en el contexto de ese exilio, se le ocurrió como llevar adelante uno de los desafíos que tenía en ese momento: “estando en Chile en 1945 empieza a publicar en folletines hablando sobre desenmascarar a Rosas. Sentía que había una imagen de él como hombre federal que pensaba íntegramente al país. Lo que hace Sarmiento es decir que se dice federal pero actúa como unitario. Para no hacerlo directamente, lo hace a través del personaje de Facundo Quiroga que fue un caudillo riojano. Va contando la vida de Facundo mientras hace un paisaje de la argentina gaucha. Lo describe muy bien, es una crónica absolutamente moderna”.
Todo lo que allí va sucediendo es una forma de volcar su crítica a quien quería desenmascarar y a quien hace responsable del desenlace: “cuenta el recorrido que tuvo, hasta llegar al asesinato de Facundo Quiroga que como dijo Borges va derecho al muere, mandado a matar por Rosas”.