Angélica González: “Más que una educación sexual, es un planteo de adoctrinamiento en género”

La concejal, en su rol de sexóloga habló en la 99.9 sobre la polémica por los libros incorporados al sistema educativo provincial.

El debate que ha generado la inclusión de libros con contenido sexual explícito en el sistema educativo de la provincia de Buenos Aires, es profundo y va a una idea que se ha expandido en el último tiempo culturalmente.

La concejal Angélica González es sexóloga y brindó su análisis al respecto en la 99.9 planteando, principalmente, que hay un ataque al rol de la familia en toda esta situación: “esto forma parte de una agenda global con penetración cultural, obviamente es en todos los países del mundo, por ejemplo España totalmente afectada en estos momentos por esta agenda. Indudablemente acá hay una pretensión, casi te diría que más que una educación sexual, muchas veces nos permite hacer como acercamientos internos a pensar en un adoctrinamiento en género, donde realmente el verdadero sexo biológico con el que ha nacido la criatura, el proceso natural con el que hemos llegado a este mundo, es no considerado e indudablemente va instalando conceptos de ideología de género que obturan el no desarrollo y evolución de lo que son las etapas psicosexuales, emocionales en cada uno de los niños, que va dando como resultado final una sexualidad propia, individual, que va a estar determinada por elementos familiares y también por conceptos afectivos y de amor, que en esta supuesta educación sexual indudablemente se está obviando, se está dejando de lado, lo cual está formando una sexualidad violenta, porque si no va acompañada con el sentimiento que corresponde, es una sexualidad violenta y supuestamente transgresora”.

Para su análisis también es fundamental pensar en el objetivo que se busca y es así donde todo se vuelve mucho más profundo: “la pregunta que yo me hago, es el para qué, el por qué, cuál es el sentido de este tipo de educación sexual planteada como tal, donde lo único que se muestra son permanentemente escenas donde hay dos niños bañándose, dos adultos o dos adolescentes, o dos niños varones besándose. Relatos de cuentos donde un príncipe se enamora de otro príncipe. O sea, prácticamente suena a una inducción, no le da la libertad de elección de una futura sexualidad en ese niño como adulto, sino que directamente lo va induciendo hacia una elección que no es precisamente, al menos aquella que podría tener la posibilidad de elegir. Acá lo que está en juego es la estructura familiar, lo que está en juego es la futura creación y sabemos que hay una postura de no seguir procreando en función de determinados conceptos que se plantean. Si no se está teniendo en cuenta el desarrollo normal, con sus evolutivas metas, para poder elegir si va a ser heterosexual, si va a ser homosexual, si va a ser bisexual, pero dar la libertad al sujeto y no alejarlo del contexto familiar, que es quien tiene la verdadera potestad de ir formando esta identidad en la criatura”.

En un momento hubo todo un trabajo vinculado a la confirmación de que un adolescente estaba atravesando un problema de identidad de género y eran procesos extendidos, no tan simplificados como ahora: “cuando yo me formé hace 28 años como sexóloga, y permanentemente me aggiorno también como educadora sexual, se hablaba de lo que era el cambio de género, había toda una estructura; al menos nosotros como sexólogos, los psiquiatras y los psicólogos, estábamos entrenados claramente par que una persona que venía con esta auto percepción, ya con una vivencia prácticamente persecutoria para el mismo sujeto, de no poder tolerarse más en esto, y de empezar a tener hábitos del sexo contrario, había toda una estructura legal de planteo de que debía de estar y permanecer en dos años mínimo de tratamiento psiquiátrico y psicológico, en el cual los profesionales pudieran tener la confirmación, casi diría en un 100 % de que su realidad era de esta manera. Después habría todo un proceso de trabajo con la familia, un proceso de trabajo con él, porque quien cambiaba su sexo, lamentablemente en algunos casos realmente terminaban su historia familiar, desaparecían. Esto se fue aflojando, los límites se fueron aflojando. Esto, más que una educación sexual, es un planteo de adoctrinamiento en género, porque hay una búsqueda de que se borre la familia. Si hacemos una proyección futura, nosotros vamos a tener una sociedad absolutamente cambiada, y con los valores cambiados”.

Por otro lado, González considera que lejos de aceptar, lo que se hace es segregar aún más a las personas que atraviesan estos procesos: “es como creer que se hizo un cambio, cuando en realidad lo que hizo fue fortalecer la no aceptación de la diferencia. Para ser diferente tengo que pasar a formar parte y pensar que somos todos diferentes. Indudablemente vuelvo otra vez a clasificar y a tener dificultad para aceptar la diferencia. Es como un interjuego del lenguaje en este momento. Hay una postura mundial de reducción de la natalidad, sabemos que es la moda que atenta cada vez más sobre los rasgos femeninos, masculinizándonos con zapatones de goma, ropa suelta, y feminizando la figura masculina . No me parece mal que la moda cambie tanto para el hombre como para la mujer. Simplemente observo que hay una búsqueda del borramiento de los caracteres secundarios sexuales que asegurarían la procreación o la elección sexuada. Yo me alegro de los países que están reaccionando y están volviendo atrás con todo esto, porque estamos siendo penetrados con la búsqueda de cambiar toda una realidad sociocultural en función a todas estas decisiones que tienen los grandes grupos de intereses económicos del mundo”.

Es fundamental en ese sentido el rol de los padres en la actualidad para saber que consumen sus hijos ante una ofensiva tan fuerte incluso desde el estado: “hay que tener en cuenta la falta de criterio que hay, la pérdida del sentido común, hay que alertar a los padres, que si bien siempre hemos tenido y debemos de seguir teniendo la función de cierta supervisión de a lo que acceden nuestros hijos, es un momento crítico, mucho más importante, donde los padres tienen que estar en una alerta agresiva, no en un alerta confrontativa, sino en una alerta de observación, de ser custodios de aquello que ingresa como conocimiento para nuestros hijos, porque es ahí donde realmente está la verdadera defensa, la única, yo diría la más fuerte. Este tipo de propuestas donde hay una inducción hacia simplemente hacer una formación, un aprendizaje de géneros que obtura el normal desarrollo de la sexualidad humana, concretamente está apuntando a situaciones donde es alejar a los hijos de la familia, sacar la potestad en la familia de la decisión de lo que sus hijos en el área, más allá de lo intelectual, en el área de lo que tiene que ver con lo social, con lo afectivo, con lo sexual”.