El papa Francisco hizo un llamamiento a la paz y a la reconciliación en una misa ante 150.000 católicos en la metrópolis comercial de Myanmar, Rangún, en el marco de su primer viaje al país.
“Sé que muchos en Myanmar soportan heridas de violencia, heridas visibles e invisibles”, contó a los asistentes a la misa al aire libre. “Pero el camino de la venganza no es el camino de Jesús”.
La mayoría de los cerca de 700.000 católicos que hay en Myanmar forman parte de minorías étnicas en las regiones fronterizas, donde varios grupos étnicos armados siguen en guerra con las fuerzas gubernamentales.
Uno de los asistentes a la misa, Michael Salai Soe Aung, un hombre de 40 años del estado birmano de Chin, en el oeste, contó a dpa: “Estoy tan contento que no puedo describir mis sentimientos con palabras. Creo que el papa lleva la paz a cualquier sitio que va”.
El Papa ha sido presionado durante su viaje para que abordara las presuntas atrocidades cometidas contra la minoría musulmana de los rohingya en el estado birmano de Rajine.
Su Hlaing, de Rangún, también asistió a la liturgia y dijo que esperaba que la visita del pontífice llevara la paz a Rajine.
El Papa apareció el martes junto a la líder de facto birmana, Aung San Suu Kyi, quien ha sido criticada internacionalmente por la operación militar que ha provocado la huida de 620.000 rohingyas a Bangladesh, en lo que Estados Unidos y las Naciones Unidas describieron como “limpieza étnica”.
En un encuentro en la capital, Naipyidó, el Papa pidió el martes un “compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos” en Myanmar, pero no se refirió a los rohingya por su nombre.
También evitó la palabra en la misa de hoy, pero en una oración pidió por que el Gobierno del país fomente la paz y la reconciliación a través del “diálogo y el entendimiento para poner fin a los conflictos en Kachin, Rajine y Chan”.
La Iglesia católica de Myanmar aconsejó al pontífice que respetara la visión de la mayoría de la población birmana, que no considera a los rohingya como ciudadanos y se refiere a ellos como “bengalíes”, dando a entender que proceden de Bangladesh.
Tras la misa, Francisco se reunió con monjes budistas en la pagoda de Kaba Aye, en Rangún.