El agujero, que mide 80 mil kilómetros cuadrados, surgió en una polinia del Mar de Weddell y lo pudieron detectar gracias a los satélites. Los investigadores aún no pudieron precisar la razón que generó el extraño fenómeno.
Los científicos están consternados, no encuentran una explicación y las hipótesis solo se quedan en eso. Durante septiembre pasado, un grupo de satélites detectó una anomalía en una región del océano Antártico: un agujero de 80.000 kilómetros cuadrados, un tamaño superior a la superficie de Panamá.
El orificio se encuentra en hielo marino, cerca de la costa del mar de Weddell, una amplia porción de la Antártida, en un zona de aguas abiertas, a las que se llama “polinias”.
Una de las razones que desconciertan a los expertos es que esta polinia se localiza en lo profundo del casquete polar; o sea, para llegar al agujero se deben transitar muchos kilómetros sin importar el lugar desde donde se comience.
“El agujero es bastante notable. Parece como si alguien acabase de hacer un agujero en el hielo con un golpe. Si no tuviéramos un satélite, no sabríamos que está allí”, comentó Kent Moore, físico atmosférico de la Universidad de Toronto, uno de los investigadores del fenómeno.
La última vez que científicos observaron una polinia en la zona del mar de Weddell fue en la década de 1970, pero entonces no había herramientas adecuadas para estudiarlo.
Moore sostuvo que “todavía es prematuro culpar al cambio climático de la aparición del enorme agujero” y espera llegar a una conclusión luego de que terminen las tareas investigativas que están realizando con satélites y robots sumergidos a grandes profundidades en el mar.
Hasta el momento, la principal hipótesis apunta al movimiento de las aguas en el océano Antártico, que al tener una temperatura más elevada estaría derritiendo el hielo marino e impidiendo la formación de la capa glacial.