El banco de inversión asevera que “la combinación de medidas es, a grandes rasgos, las que deben ser para abordar los desequilibrios macroeconómicos”.
La macroeconomía está débil, pero las medidas que se están tomando para intentar fortalecerla son, a grades rasgos, las que deben tomar para tratar con esos desequilibrios. Eso dice el banco de inversión Goldman Sachs sobre la Argentina, que así le hizo un guiño al Gobierno para que continúe en esta senda a pesar de los números en rojo.
En un reporte que emitió hoy, pinta un cuadro preocupante para el país. “Recesión profunda, desempleo en alza, inflación arriba del 50%, tasas de interés por encima del 68%, un mercado cambiario inestable y, sobre todo, condiciones financieras muy ajustadas”, describe el texto.
También toma nota de la incertidumbre política: dice que los mercados financieros todavía tienen un humor “muy frágil”, como se pudo apreciar en los recientes sucesos cambiarios y en las tasas altas que aún persisten.
Además, apunta que hay “ansiedad” porque no está claro que de las elecciones de este año emerja una administración “comprometida a continuar con el ajuste y a preservar una relación funcional con el Fondo Monetario Internacional”.
“Pero no todo es terrible -continúa el informe-. En nuestra evaluación, la combinación de medidas es, a grandes rasgos, las que se deben tomar para abordar los principales desequilibrios macroeconómicos de la Argentina: un gran déficit en cuenta corriente y desequilibrios fiscales grandes financiados por la creación inflacionaria de dinero o por préstamos externos inestables e insostenibles”.
Según Goldman Sachs, además, la capacidad de resolución y la convicción de la política económica asumida “ya pasaron pruebas” y “permanecen fuertes”.
“La economía puede estar débil, pero el enfoque actual de política económica es convencional”, apunta, y agrega: “El estado actual no fue generado por este conjunto de medidas; por el contrario, es el actual conjunto de políticas ortodoxas las que deberían devolverle el balance a la economía”.
“Más que una recalibración, lo que se necesita es permanecer en el rumbo y perseverar, particularmente en lo que se refiere a la consolidación fiscal”, dice el informe.
Además, augura un mejor futuro para el peso: “La expectativa de flujos de mercado de divisas más favorables durante el segundo trimestre de 2019, una política monetaria agresiva y restrictiva, el fuerte enfoque de las autoridades en limitar la volatilidad de los divisas y la continuación de un contexto externo favorable al carry trade debería ofrecer cierto apoyo para la moneda argentina”.
La reciente presión sobre la moneda ha reflejado, entre otras cosas, una creciente aprensión con el telón de fondo macro, los fuertes recortes de tasas implementados a principios de febrero y, por último pero no menos importante, las encuestas de opinión que muestran una carrera muy ajustada para las elecciones presidenciales.
Y concluye: “La oferta de dólares estacionalmente más débil y los mercados en general débiles (sin liquidez) parecen haber exacerbado los movimientos del tipo de cambio en febrero y marzo. La expectativa de flujos de mercado de divisas más favorables y equilibrados durante el segundo trimestre de este año, una postura de política monetaria agresiva (restrictiva), la decisión de las autoridades de limitar la volatilidad del tipo de cambio y el hecho de continúe un escenario favorable para el carry trade deberían ofrecer cierto apoyo a corto plazo para el peso. Sin embargo, la compleja dinámica electoral y el entorno de alta inflación podrían impulsar la demanda de dólares y requerir una recalibración de la estrategia monetaria y cambiaria general”.