Argentina, el país con los medicamentos más caros

La inflación es como el pecado: cada gobierno la denuncia, pero cada gobierno la practica”. La afirmación pertenece al científico alemán Georg Christoph Lichtenberg y data de fines del siglo XVIII. Prueba suficiente para demostrar que la inflación no es un flagelo patentado en estas pampas. No por ello menos pertinente la afirmación para describir la realidad reciente de nuestro país.

A esta altura es evidente que la ecuación monetaria no alcanza por sí sola para explicar la evolución del nivel general de precios: luego de 21 meses de política monetaria restrictiva, y según los datos publicados esta semana por el renovado Indec, la inflación anualizada hasta agosto de este año es prácticamente idéntica a la que se registraba a fines del 2015. Un dato por de más conocido.
Más valioso es analizar el resultado de la política económica de los últimos dos años sobre sectores puntuales de la economía. Al tiempo que cierta parte del empresariado sufre la apertura comercial y el fuerte aumento de las tarifas de los servicios públicos, otros han sabido reacomodar su matriz de precios aun por encima de la inflación promedio.
Uno de estos sectores es la industria farmacéutica. Tanto la estadística oficial como los datos que surgen de estudios privados dan cuenta de que el precio promedio de los medicamentos tuvo un incremento muy superior a la inflación acumulada en 2016/2017.

Enfermarse sale caro

Un reciente estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav), sobre una muestra de 120 drogas de consumo masivo, indica que el aumento del precio promedio alcanza el 95% entre diciembre de 2015 y septiembre de 2017. En el mismo lapso, la inflación acumulada es del 69%.
Pero si se observa el precio por tipo de droga y por la patología que trata cada una, el panorama es todavía más crudo. No sólo porque siete de cada diez medicamentos tuvieron incrementos superiores a la inflación, sino porque en muchos de ellos la magnitud de la suba en los precios es inusitada. Vale mencionar sólo como ejemplo aquellos que sirven para la terapéutica tiroidea (166%), ansiolíticos (147%), broncodilatadores (137%) 0 antiinflamatorios (130%).

Las causas

Hay una combinación de factores que sirven para explicar el por qué de la evolución de los precios de los medicamentos más consumidos.
En primer lugar, es imposible soslayar el impacto de los cambios introducidos en materia económica por la nueva gestión de gobierno. En este sentido, la devaluación del tipo de cambio encareció una gran parte de los principios activos y de los insumos que se importan para la elaboración de los medicamentos en el país. El aumento de los costos producto de la actualización de las tarifas también fomentó la suba de precios.
En segundo lugar, hay que señalar la estructura oligopólica y altamente concentrada del mercado farmacéutico. Según el Ministerio de Hacienda, existen en el país 110 laboratorios, de los cuales sólo 20 concentran el 80% de la facturación. Además, de los 10 primeros laboratorios 5 son extranjeros.
Con las droguerías el panorama es similar: existen 445 droguerías y sólo 4 de ellas concentran el 70% del mercado.

Más facturación, más importación

La estructura concentrada del mercado de medicamentos y la dinámica de precios que crecen a una velocidad notablemente mayor a la del promedio de los precios de la economía lograron que el sector haya multiplicado sus ingresos en los últimos 20 meses.
Tomando los datos del último Informe sobre Industria Farmacéutica del Indec, y deflactando en base al Índice del Precios al Consumidor de la provincia de Neuquén, resulta que en los últimos dos años la facturación del sector creció 172% en términos reales.
Un dato no menor es el peso de los medicamentos importados en el mercado nacional. Si bien la producción local aún acapara el 70% del mercado, las ventas de importados crece a una velocidad mayor. En base a los mismos datos de Indec, se observa que en el primer semestre de 2017 la facturación de medicamentos importados creció un 35% interanual, mientras que la de remedios nacionales lo hizo un 25%.
En el gráfico adjunto puede apreciarse que la tendencia es cada vez más marcada. En el primer semestre de 2017, el déficit comercial en medicamentos alcanzó los u$s 880 millones, el valor más alto de los últimos 15 años.

Argentina, con la menor cobertura de la región

El impacto de una suba en el precio de los medicamentos es muy diferente al de la suba en otros bienes o servicios. La característica principal de la demanda de medicamentos es su inelasticidad: es imposible reducir la dosis consumida de ciertos medicamentos, aunque éstos suban de precio.
El punto es muy sensible para las capas más vulnerables de la sociedad, aquellos que tienen salarios mínimos o los jubilados que cobran el haber menor. Estos últimos vieron recortada a principios de 2017 la provisión de medicamentos sin costo, que hasta esa fecha asumía el PAMI.
El estudio de la Undav elabora una canasta típica de medicamentos en dólares y compara los precios en cinco países de la región. A la vez, estima cuántas canastas de medicamentos se pueden adquirir con el salario mínimo vital y móvil (SMVM) y con el haber jubilatorio mínimo de cada país. Las conclusiones son por de más llamativas. Primero, porque resulta que Argentina tiene remuneraciones en dólares más altas que Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile. Segundo, porque en Argentina las remuneraciones permiten una cobertura menor a la del resto de los países. Es decir, nuestro país tiene las más altas remuneraciones de la región, pero las mismas permiten comprar menos medicamentos que en el resto de los países, producto de los altos precios que exhiben las medicinas en nuestro país.

Datos

166% subió el precio de las drogas que tratan la tiroides en los últimos 20 meses. En el mismo lapso, la inflación fue del 69%.
110 Los laboratorios que operan en el país. Sólo 20 de ellos acaparan el 80% del mercado.
u$s 195 cuesta en Argentina una canasta típica de doce medicamentos. Es el precio más alto en relación a los países limítrofes.