Así lo indicó Alberto Schuster, Director de Competitividad de Abeced, en la 99.9 después de la presentación de dicho ranking. Señaló además que “eso implica que producir una unidad de manufactura no identificado con ningún sector en particular, le da un costo laboral unitario muy alto”.
La presencia de Argentina dentro del ranking de Competitividad generado por Abeced encendió una alarma ya que se tomaron 26 países como referencia y se ubicó en el puesto 25. El Director de Competitividad de la entidad, Alberto Schuster, se refirió al armado de este escalafón en la 99.9 y aclaró que “lo que hicimos fue publicar lo que llamamos el ranking de competitividad que aplica para el área de manufacturas en Argentina, no son los costos laborales unitarios porque deja afuera los servicios, el agro y la minería. Tomamos 26 países de la más diversa composición y nuestro país figura en el puesto 25”.
Si bien el dato por si mismo no explica el contexto, agregó que “eso implica que producir una unidad de manufactura no identificado con ningún sector en particular, le da un costo laboral unitario muy alto. No es sólo el costo de la mano de obra por hora en dólares, sino eso sumado a sus cargas sociales, ponderado por el nivel de ausentismo divido por la productividad laboral. Demuestra que Argentina tiene un salario de ingreso medio con productividad de país de ingreso bajo”.
Las consecuencias es que se provoca una falta de competitividad: “competimos con países que tienen una producción industrial importante y nos costará mucho resistir el flujo de importaciones que vienen de esos países, pero nos costará competir en exportaciones con esos países”.
Sin embargo, Schuster indicó que no es una cuestión nueva, sino problemas que se arrastran desde hace un tiempo. “Venimos disminuyendo nuestra productividad por lo menos desde el año 50. Cuando se la toma respecto de Estados Unidos que es el patrón de comparación, en el año 50 estábamos en un 50% y ahora debemos estar en un 30%. Es normal que esto suceda por la calidad de los puertos, de las rutas, la carencia de trenes, la alta presión impositiva, las altas tazas de interés y demás”. Por eso, puntualizó que no se debe pensar que todo se generó en la década kirchnerista, sino que se trata de un cúmulo de decisiones erróneas: “tenemos la tendencia de pensar que todo nos pasó en los últimos 12 años, pero tenemos que decir que Argentina no es competitiva hace 60 años. Cada administración le agrega sus componentes que hacen que la producción sea más baja. Cuando Argentina se abrió, llegamos a tener un desempleo de 18%”.
Para tratar de salir de esa lógica, la conclusión que saca Schuster es generar apoyos políticos dentro de una idea global de recuperación: “hay que marcar los sectores que están más en riesgo y decirles que no pueden seguir con una economía cerrada y apoyarlos con políticas”, finalizó.