Publicamos documentos que muestran cómo el actual juez de la Corte Suprema rechazaba protección legal a familiares de desaparecidos.
“Resuelvo rechazar el presente recurso de Habeas Corpus número 362 interpuesto a favor de Alicia Lisso, sin costas. Notifíquese”. Con estas palabras, según muestra el documento que plazademayo.com publica en esta nota, el entonces juez federal penal Eugenio Zaffaroni -actual miembro de la Corte Suprema- negaba la posibilidad legal de que los familiares de Alicia Lisso, una estudiante de La Plata, la protegieran contra una detención arbitraria. Según había manifestado Lidia Palestrini de Lisso en el pedido de “habeas corpus”, su hija -que entonces tenía 23 años- había sido detenida en su domicilio durante la madrugada del 27 de octubre de 1976 por una “comisión que se identificó como perteneciente a las fuerzas de seguridad”. Alicia Lisso pasó a engrosar el listado de detenidos desaparecidos bajo la dictadura. Fue vista en un campo clandestino de detención de Los Plátanos. Sus restos óseos fueron recuperados, identificados y entregados en 2011 a sus familiares. Los mismos que habían intentado que la justicia actuara para protegerla de la maquinaria genocida de la dictadura militar, sin éxito, ya que su pedido había sido rechazado por Zaffaroni.
“Zaffaroni juró bajo los estatutos de la dictadura en el fuero penal, por eso sabía perfectamente bien cuál era su rol en esa etapa, y lo cumplió – señala Enrique “Cachito” Fukman, miembro de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos-. Uno de sus roles era rechazar los habesas corpus, por eso la aparición de este documento no nos sorprende”.
“Le solicito a Vuestra Señoría que libre despachos telegráficos a efecto de requerir, en un plazo perentorio de 24 horas, informes al señor Ministro del Interior, al señor Jefe de la Policía Federal y al Comandante del Primer Cuerpo del Ejército, sobre si Alicia Lisso (…) se encuentra detenida en dependencias de alguna repartición, por qué causa y a disposición de qué autoridad competente”, le pedía la madre de la desaparecida al entonces juez Zaffaroni, luego de contar cómo había recorrido dependencias para dar con el paradero de su hija sin obtener ningún resultado.
-¿Podía haber actuado de otra manera Zaffaroni?
-Mirá, te voy a contar un caso personal. Mi hermano Jorge Daniel Fukman murió acribillado por las fuerzas de seguridad de la dictadura. En la comisaría, cuando mi padre fue a reclamar su cuerpo, le dijeron que el cadáver se encontraba en manos del tribunal militar especial. A partir de ese momento comenzó una serie de medidas judiciales que iban y venían de fuero en fuero, hasta que mi padre pudo hablar con el secretario de un juzgado donde había caído la causa, pudo decir que quería el cuerpo para enterrarlo solamente y el juez se enfrentó a Suárez Manson, lo intimó a entregar el cuerpo en un plazo de 48 horas y así lo tuvo que hacer. Esto demuestra que se podía actuar de un modo distinto.
-Pero según usted, al firmar Zaffaroni bajo los estatutos de la dictadura su compromiso con esos estatutos lo hacía actuar de distinta manera.
-Hay que abrir el debate sobre este punto. Cuando nosotros decirmos que hay que sacar de la justicia a todos los jueces que fueron cómplices de la dictadura, decimos que todo el mundo debe asumir sus indepedientemente de sus posturas posteriores. Todos aquellos que de una u otra forma permitieron con su acción que el genocidio se concretara y garantizaron la impunidad deben rendir cuentas ante la justicia. Incluso, por una cuestión de conciencia, deberían presentarse ellos mismos ante la justicia y decir: “Soy responsable de esto”. Zaffaroni juró por los estatutos de la dictadura y respondió a ese juramento, que implicaba cumplir con los mandatos del Proceso de Reorganización Nacional.