Una investigación en ratones muestra los mecanismos biológicos que generan la adicción, por lo que abre la puerta a encontrar nuevas formas de tratarla.
En 2022, los opioides representaron alrededor de tres cuartas partes de las 108.000 muertes asociadas a sobredosis de drogas en Estados Unidos. El fentanilo es un opiáceo muy adictivo y potente que tiene un efecto inmediato y un bajo precio, dos características que se han convertido en los principales reclamos de esta droga que está causando estragos en varias ciudades de Estados Unidos desde hace años. Pertenece al grupo de medicamentos llamados analgésicos narcóticos y actúa uniéndose a los receptores opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones.
Pese a extenso conocimiento que la comunidad científica tiene de esta droga, hasta ahora no se habían definido con exactitud los circuitos neuronales implicados en el mecanismo de adicción del cerebro al fentanilo. Lo ha hecho un equipo de científicos, liderado por la Universidad de Ginebra, que ha descubierto que los efectos adictivos del fentanilo pueden estar controlados por dos vías neuronales diferentes en el cerebro, una que tiene que ver con la recompensa y la otra que promueve la búsqueda de alivio de los síntomas de la abstinencia. Una combinación de efectos eufóricos provocados por la liberación de dopamina (refuerzo positivo) y graves síntomas de abstinencia (refuerzo negativo) hace que la droga sea adictiva para alrededor de una cuarta parte de los consumidores, según describe el artículo, publicado en la revista Nature.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los efectos del fentanilo en el cerebro de ratones, a los que administraron esa droga e indujeron el síndrome de abstinencia para identificar las regiones cerebrales que se activaban durante el refuerzo positivo y negativo. Así, comprobaron que el fentanilo inducía actividad en el área ventral del cerebro, la región donde se libera la dopamina. Además, la reducción de la actividad del receptor opioide mu (que tiene importantes implicaciones en la analgesia y los efectos psicoactivos de todos los opioides) en esa zona provocó una menor liberación de dopamina y menos signos de refuerzo positivo en los ratones.
Sin embargo, cuando probaron a inhibir el recepto mu opioide se dieron cuenta de que hacerlo no alteraba los efectos de la abstinencia, lo que les llevó a pensar que podía haber otra vía implicada en la mediación del refuerzo negativo. Los autores identificaron en la amígdala central, otra región del cerebro, neuronas que también expresaban receptores mu opioides y cuya actividad aumentaba durante el síndrome de abstinencia.
La desactivación de estos receptores si eliminó los síntomas de abstinencia en ratones, lo que sugiere que tiene un papel en la mediación del refuerzo negativo del fentanilo. Estos resultados podrían contribuir al desarrollo de intervenciones y medicamentos para reducir la adicción al fentanilo y ayudar a la recuperación, proponen los autores.
“Estos hallazgos también pueden ayudar a perfeccionar el manejo actual de la adicción, como la sustitución oral por opioides de acción prolongada. Administrada una vez al día, la metadona previene la abstinencia pero sigue siendo reforzante, lo que puede ayudar a mejorar la calidad de vida al eliminar el refuerzo negativo y facilitar la transición a la abstinencia”. señalan como conclusión en el estudio.