Los soldados han dispersado con disparos una manifestación que recorría las calles del centro de Jersón reafirmando que la ciudad no es parte de Rusia sino del país invadido por Putin.
Desde tumbarse en la carretera para impedir el paso a los vehículos militares hasta subirse a un acorazado ruso en movimiento y ondear una bandera ucraniana. Los civiles estallan masivamente en algunas de las ciudades ocupadas. El caso más significativo es el de Jersón, que fue sitiada en los primeros días de invasión.
Allí los soldados han dispersado con disparos una manifestación que recorría las calles del centro de la ciudad y por el momento se desconoce si ha habido muertos o heridos. La ciudad es un punto estratégico porque comunica directamente con el mar Negro, a través del río Dniéper, y porque está próxima a Crimea.
“Masas de ucranianos comunes están desafiando los bombardeos de los invasores rusos para protestar en el Jersón ocupado. Una mujer llamada Valentina Maganova dice al son de los disparos: “No tenemos miedo. Vuelva a publicar esto en todo el mundo. Por favor, apóyanos. ¡Jersón es Ucrania!”, comparte el periodista del Wall Street Journal, Bojan Pancevski.
“El hecho de que las tropas rusas estén en la ciudad no significa que la ciudad esté ocupada”, ha escrito en Twitter la periodista ucraniana, del Wall Street Journal, Nataliya Gumenyuk.
Jersón fue ocupada hace tres días, como anunció el Ministerio de Defensa de Rusia. Según los militares rusos, en la ciudad, con cerca de 300.000 habitantes, “la infraestructura civil y el transporte público funcionan con normalidad”. Rusia ha señalado que en Jersón no hay escasez de alimentos y artículos de primera necesidad.
“No hay nada en las tiendas, las comunicaciones telefónicas se cortan, los rusos nos quieren aislar”, explica, sin embargo, Irina, que viajó desde Murcia a su Ucrania natal hace apenas un mes para cuidar de su padre enfermo y a quien la guerra iniciada por Rusia ha dejado atrapada en la ciudad de Jersón, la primera tomada por el Ejército de Vladímir Putin.
Los acontecimientos de estos días, asegura, han “sobrepasado” todos los temores y malos presagios que el pueblo ucraniano pudiera tener porque, a pesar de la tensión creciente de los dos últimos meses y la llegada de militares rusos a las fronteras del país, “nadie pensaba que la guerra iba a empezar, y mucho menos que se iba a disparar directamente a los civiles. Eso es lo más triste”, lamenta.