La estrella de cine mantuvo un encuentro con el líder del Cartel de Sinaloa en octubre, mientras era uno de los hombres más buscados del mundo, en un rincón de la selva mexicana. Una actriz chilanga fue clave para concretar la reunión.
El nexo fue una mujer: la actriz mexicana Kate del Castillo planeaba filmar una película con la vida del narcotraficante más poderoso del mundo y ella sabía cómo contactarlo. El actor estadounidense Sean Penn, que cada tanto suele escribir notas en algunos medios, se interesó por entrevistar a “El Chapo” después de que supo a través de un amigo en común que ella, que había encarnado a una narcotraficante en la novela “La Reina del Sur”, tenía acceso al capo narco que se había escapado de una cárcel de máxima seguridad.
El encuentro se concretó en octubre y, según deslizaron las autoridades mexicanas, fue una de las pistas que llevó a que el narcotraficante fuera apresado el viernes. El propio Penn contó todos los detalles de su reunión con el capo en algún lugar de Sinaloa, en un extensa nota publicada con su firma en la revista estadounidense “Rolling Stone”, que es acompañada por un video de dos minutos donde se lo ve a “El Chapo”, sin bigote y con una camisa de seda estampada, mientras contesta algunas preguntas.
“El Chapo habla: entrevista secreta con el hombre más buscado del mundo”, titula la revista. En un momento de la charla, el narco suelta una frase que nunca se le había escuchado sobre su negocio y puede resultarle fatal en cualquier juicio al que se someta: “Yo suministro más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que cualquiera en el mundo”, dijo. “Tengo una flota de submarinos, aviones, camionetas y barcos”, confió.
Penn relata que comenzó sus gestiones en un hotel de Nueva York, con ella y amigos en común, que se comunicaban con teléfonos especiales que debían ser quemados luego de cada llamada, con algunos mails encriptados y mensajes de Blackberry. “El Chapo” accedió a que Penn lo visitara en un sitio en México no para ser entrevistado sino para conversar. Hubo más encuentros en París para ultimar los detalles.
Un día de octubre Penn voló con Castillo en un jet privado desde Los Angeles a una ciudad que no identificó en México. Se alojaron en un hotel y allí un hijo del Chapo y otras personas los fueron a buscar en autos blindados, los subieron a otra avioneta y volaron a un sitio desconocido en Sinaloa, una finca donde los esperaba el capo narco. Tenían aparatos especiales que detectaban si alguien los estaba siguiendo o había algún radar cercano.
Según cuenta Penn en el artículo, cenaron carne asada y tacos en un ambiente distendido, bebieron tequila y hablaron por 7 horas hasta las 4 de la mañana. “El Chapo” sonreía y contestaba amablemente. El actor no podía anotar: estaba pactado que eso sería solo una visita introductoria para evaluar la confianza. La entrevista formal, en teoría, se realizaría 8 días después.
Senn preguntó al líder del cártel de Sinaloa sobre su infancia de niño pobre vendiendo naranjas, sus inicios en el mundo de las drogas, sobre sus negocios y lo describe en el reportaje como “un empresario” y como el otro “presidente de México”. También escribió que le contó que para su fuga en julio mandó ingenieros a Alemania durante tres meses a capacitarse para poder construir ese túnel de 1.500 metros y que incluso la moto con la que se escapó estaba preparada para correr en un ambiente con escaso oxígeno.
A la mañana siguiente el actor tuvo que salir con su comitiva en medio de una tormenta (algo que dificulta la detección de posibles maniobras militares, según escribió Penn) en camión, en un viaje de unas 8 horas con los ojos vendados. Luego regresó en jet a Estados Unidos.
Tres días después de la entrevista, aparentemente alertados, los militares mexicanos lanzaron una ofensiva por la zona y “El Chapo” pudo escapar. Pero la presión sobre él se intensificó por lo que Penn no pudo volver a ver cara a cara al capo narco. Sin embargo, ante la insistencia del actor, Guzmán le envió a través de un emisario –y siempre de la actriz mexicana– un video a EE.UU. en donde respondía algunas preguntas.
Con tono parco, entre otras cosas dice que creció pobre y de niño vendía naranjas, refrescos y dulces. Se ocupaba del ganado de su abuela y cortaba leña. Pero que ya a los 15 años había ingresado en el negocio de la droga. También señala que no es responsable de la epidemia de consumo de drogas ilegales en Estados Unidos y el resto del mundo: “El día que yo no exista, no va a mermar el tráfico de drogas”, afirmó. El capo dijo además no haber consumido drogas en 20 años y, sobre su uso de la violencia, señaló: “¿que yo ande buscando problemas? Jamás”.
Penn le recordó él tiroteo en el que murió el narcotraficante colombiano Pablo Escobar y le preguntó como cree que serán sus últimos días. “Sé que un día moriré”, dijo en la entrevista. “Espero que por causas naturales”. Finalmente el viernes fue atrapado en una casa tras una incursión militar en Los Mochis, Sinaloa.