La unidad especial que creó la Presidenta organizó, desde 2010, 22 encuentros masivos, desde recitales y Tecnópolis hasta la llegada de la Fragata Libertad. Este año habrá más actos.
El despliegue en la Avenida 9 de Julio para celebrar el Bicentenario en 2010 fue solo el comienzo. Desde entonces, se multiplicaron los eventos con color y esencia kirchnerista. Los actos por los diez años de gestión y la llegada de la Fragata Libertad y Tecnópolis, entre otros, contaron con shows imponentes para reivindicar la mística del Gobierno. La Casa Rosada lleva gastados por esos festejos más de $ 710 millones.
Un informe del Ministerio de Economía detalla los $ 710,4 millones ejecutados por la Unidad del Bicentenario, creada por la Presidenta para coordinar los actos más emblemáticos del kirchnerismo. El presupuesto para ese objetivo creció 38% entre 2010 y 2013.
La Unidad del Bicentenario financió 22 encuentros en los últimos cuatros años y tiene previsto extenderse en 2014. El fondo es manejado por Javier Grosman, el hombre detrás de la puesta en escena del Gobierno. Ex empresario musical del under porteño, es reconocido como el “productor artístico” del oficialismo y reporta al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Con oficina en la Casa Rosada, está detrás de cada detalle en los actos oficiales, desde los recitales en la Plaza de Mayo hasta los pormenores del búnker electoral del Frente para la Victoria.
Cristina Kirchner le confió el manejo de la unidad, que tiene 115 empleados, según fuentes oficiales. Y Grosman se aseguró un abultado presupuesto. En 2010 se gastaron más de 144 millones de pesos. Al año siguiente, 187 millones, y en 2012 la cifra bajó a 160 millones. El mayor gasto se dio en 2013: más de 200 millones. En los primeros meses de 2014 la unidad usó 17 millones de los 214 millones presupuestados.
A fines comparativos: los gastos ejecutados para los festejos equivalen al presupuesto de la TV Pública en 2013, a un semestre del ciclo Fútbol para Todos en 2014 y a la compra de 87 vagones nuevos, es decir, a media flota de la línea San Martín.
Tecnópolis es la estrella de la Unidad del Bicentenario. En las 21 planillas oficiales que pudo analizar La Nación, los principales gastos del fondo fueron destinados a la feria de ciencia y tecnología. Fueron más de 45 contrataciones que superaron los $ 118 millones, para construir estructuras, contratar equipos de audio y video y alquilar baños públicos, entre otros ítems. Todo ello sin contar los gastos que se hicieron para el montaje de los stands temáticos, que corrió a cuenta de los ministerios que participaron de la muestra.
Día de la Democracia. El 10 de diciembre de 2013, la Presidenta resaltó los logros de su gestión. Cristina ideó este fondo unos meses antes de que se cumpliera el 200° aniversario del 25 de mayo de 1810. Mediante el decreto 1358, el 30 de septiembre de 2009 creó la Unidad Ejecutora Bicentenario “con objeto de administrar los recursos asignados a la conmemoración y efectuar la coordinación del diseño, la planificación y la ejecución de actividades y actos conmemorativos” por la fecha patria.
En ese mismo acto, la Presidenta designó a Grosman director ejecutivo, con “rango y jerarquía de subsecretario” y con la potestad de “planificar la ejecución financiera, técnica y administrativa” del proyecto.
El Paseo del Bicentenario, en mayo de 2010, fue el encuentro inicial y resultó un éxito. Más de dos millones de visitantes recorrieron los stands instalados sobre la avenida 9 de Julio y superaron récords de concurrencia. Ese festival popular incluyó todo tipo de artistas, desde un recital de Fito Páez hasta un espectáculo de Fuerza Bruta y el recordado mapping sobre el Cabildo. Tras ese despliegue, la actividad de la unidad se multiplicó y, a partir de 2011, la mayor parte de las partidas fueron destinadas a Tecnópolis.
Según los informes a los que accedió La Nación, buena parte del dinero que maneja la Unidad del Bicentenario fue derivada a otras áreas de la administración pública. De acuerdo con la nomenclatura presupuestaria, hubo transferencias directas por más de $ 178 millones a distintas entidades.
“Históricamente, la transferencia es un mecanismo para tercerizar gastos a través de universidades, fundaciones u ONG, entre otras instituciones”, explicó a La Nación un especialista en presupuesto. Entre los códigos que aparecen en las planillas, se destaca el 9999. “Ése es un código genérico que no permite saber adónde fue transferido el dinero. Alguien lo sabe, pero en la contabilidad pública no está especificado“, agregó el experto.
La Nación intentó conocer más detalles sobre estas transferencias presupuestarias, pero en la Presidencia no contestaron las consultas de este medio.
La oficina coordinada por Grosman desarrolló en los últimos cuatro años los principales actos oficiales. Entre otros, la unidad organizó la conmemoración de la batalla de la Vuelta de Obligado, a orillas del río Paraná. Para ese festejo, por ejemplo, se diseñó una estructura metálica que emulaba las cadenas utilizadas por las fuerzas comandadas por Juan Manuel de Rosas en el siglo XIX.
La unidad también estuvo a cargo de la recepción de la Fragata Libertad al puerto de Mar del Plata. Al acto del 9 de enero de 2013 se movilizaron unos 25.000 militantes. La Presidenta fue la única oradora del acto, que cerró con un show de fuegos artificiales.
Las inauguraciones de Tecnópolis también fueron organizadas por Grosman y tuvieron alto contenido político. Hace dos semanas, Cristina Kirchner presentó la cuarta edición de la feria con el Encuentro de la Palabra, que incluyó un número de stand-up y un cantante de hip-hop.
Otro acto clave fue el festejo por los diez años de kirchnerismo, donde Cristina reivindicó sus logros de gestión. El discurso de la Presidenta fue precedido por una entonación del Himno Nacional a cargo de Horacio “Chango” Spasiuk, junto al grupo de percusionistas La Bomba de Tiempo. Aunque no se detallaron cifras totales, según pudo saber La Nación, el Gobierno dispuso de $ 2.704.356 solo para montar el escenario.
Para esa ocasión, la Unidad del Bicentenario, además, organizó un salón VIP exclusivo para funcionarios en la Casa Rosada. La primera línea del kirchnerismo disfrutó, en coquetos sillones de cuero, risottos, cazuelas, calentitos y choripanes.