Bill Gates: “El auge del populismo supone una amenaza para la ayuda internacional”

El filántropo cree que para 2030 se podrá erradicar la pobreza extrema.

bill-gatesBill Gates cumplió este viernes 61 años. Es el hombre más rico del mundo, con una fortuna valorada en más de 80.000 millones de dólares, gracias a su visionaria apuesta por el software para ordenadores personales en Microsoft. Y, gracias a esa fortuna, es el filántropo más destacado del mundo. La Fundación Bill & Melinda Gates, que dirige junto con su esposa, destina 5.000 millones de dólares anuales (unos 4.600 millones de euros) a luchar contra enfermedades como la malaria, la polio o el sida, además de impulsar la agricultura en países pobres y otras iniciativas para el desarrollo. Mientras bebe un bote de Coca-Cola light a primera hora de la mañana, contesta esta entrevista en Londres, donde ha estado esta semana en unas jornadas de su fundación sobre los grandes retos del futuro para la salud mundial.

Pregunta. ¿Por qué celebra las jornadas de Grand Challenges en Europa? ¿Quiere dar a conocer más la fundación aquí?

Respuesta. El objetivo de nuestra fundación no es darla más a conocer sino atraer a los mejores científicos para la investigación médica global y destacar las increíbles innovaciones que se están produciendo. La idea es señalar cuáles son los retos en la salud mundial. Es la primera vez que hacemos las jornadas en Europa, pero hacemos mucha investigación aquí en toda Europa, casi tanta como en EE UU.

P. ¿Cómo pueden influir desafíos como la crisis migratoria y el creciente temor al terrorismo a la ayuda al desarrollo?

R. Para la fundación, desde que se creó en el año 2000, la salud mundial es su gran prioridad porque también tiene impacto en la educación y la alimentación para que una sociedad sea autosuficiente, que es nuestro objetivo. Hemos trabajado mucho en erradicar o reducir las enfermedades infecciosas. Y hemos crecido mucho. En 2006 duplicamos nuestro tamaño por la donación de Warren Buffet, y hemos tenido un buen retorno de las inversiones. Ahora somos unas cinco veces más grandes. Empezamos donando 1.000 millones al año y ahora donamos unos 5.000 millones. Es triste decirlo, pero la crisis de los refugiados sirios hace que la gente se dé cuenta de las difíciles condiciones que hay en los países pobres. También nos recuerda que cuando hay problemas tan duros en esos lugares nos afecta a todos. Asimismo, enfermedades infecciosas en lugares lejanos, como el zika o el ébola, y el riesgo para el resto del mundo de que se extiendan, con el calentamiento global y el aumento de los viajes, hacen que las personas se den cuenta de que aún existen enfermedades infecciosas como la malaria, el sida y la tuberculosis. La buena noticia es que la ciencia está haciendo unos progresos increíbles.

P. Su objetivo es erradicar la pobreza extrema hacia 2030. ¿Cómo se puede lograr?

R. Es uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, con el que estamos muy comprometidos. La salud, incluida la alimentación, es muy importante, y el trabajo que hacemos en la agricultura, que consiste en duplicar la productividad en países pobres, en África, es fundamental. Para que una economía mejore, hay que tener en cuenta muchos elementos, como la gobernanza y las infraestructuras, pero diría que la sanidad, la educación y la agricultura son básicas.

P. ¿Está funcionando esa estrategia hasta ahora?

R. La pobreza se ha reducido enormemente en el mundo, y se ha superado uno de los objetivos del milenio, que era reducirla a la mitad. Países como India, Brasil y México ya no son pobres sino de rentas intermedias. Es un cambio enorme. En 1960 no había países de rentas intermedias. El 15% de los países del mundo eran desarrollados: básicamente EE UU y Europa; y Japón empezaba a serlo. El 85% eran países pobres. Ahora, cuando la mayor parte de la población mundial vive en países de rentas intermedias, los países pobres representan aproximadamente el 25% de la población mundial, en África y en algunas partes de Asia. El objetivo es bajar del 3%. Siempre habrá dificultades en algunos sitios, alguna catástrofe, alguna hambruna… No es una erradicación absoluta. Pero es un objetivo muy ambicioso.

Hay que reconocer que en los países con peores situaciones, como la República Democrática del Congo o la República Centroafricana, las posibilidades de eliminar la pobreza extrema hacia 2030 no son muy altas. Por tanto, el fin de la pobreza extrema hacia 2030 no es un objetivo puramente numérico, es una aspiración. Podremos erradicar la mayor parte de la pobreza extrema. Los niveles de pobreza en comida, nutrición u oportunidades educativas se están reduciendo drásticamente, y mucha gente no es consciente de ello porque ve, por ejemplo, que la situación en Sudán es mala. Pero de hecho, incluso África, que es de lejos la zona con más problemas, ha mejorado espectacularmente. Aunque hay problemas graves en países como Sudán, Yemen, Somalia y Siria que no hay que subestimar de ninguna manera.

P. ¿Tiene miedo de que el auge del populismo o del nacionalismo en los países occidentales pueda ser una amenaza para la ayuda al desarrollo internacional y para esta tendencia positiva que acaba de describir?

R. Sí, totalmente, es una amenaza. Es necesario que haya un compromiso para que los países ricos muestren generosidad para ayudar a estos países pobres, que la humanidad trabaje junta para resolver problemas. No está garantizado como una prioridad de los votantes, y si hay algunos recelos en ciertos países, incluido EE UU, es porque ha habido cambios sociales. Con la inmigración y la globalización hay trabajadores que creen que su situación mejoraría con menos libre comercio. Hay distintos elementos, y todos forman parte de la disyuntiva entre replegarse o abrazar el mundo. No es mayoritario, pero hay un sentimiento peligroso de gente que se repliega. Se supone que la democracia atiende esas preocupaciones para averiguar en qué parte son legítimas y educa a la gente en cuáles son buenas políticas. Por ejemplo, Reino Unido ha aumentado el presupuesto para la ayuda de forma importante, hasta un 0,7% de su PIB. Es algo increíble de lo que estar orgullosos. Aunque pocos países, como Suecia o Noruega, lo alcanzan, los Gobiernos europeos aspiran a llegar a ese nivel. Hay un consenso sobre que queremos solidaridad, de que queremos ayudar.

P. También surgen críticas sobre el uso de la ayuda.

R. La gente ve de vez en cuando que ese dinero no se gasta bien, pero esas historias son más fáciles de contar que la historia general de cuántos niños reciben nuevas vacunas. La mortalidad de niños menores de cinco años en los países pobres es del 5%, que es una tragedia, pero era del 10% en la década de 1990; así que es casi un milagro. Y nuestro objetivo es reducirla al 2,5% en 2030. Una de las razones principales por las que la mortalidad infantil ha bajado tanto es que se creó la GAVI [Alianza Global por las Vacunas] en el año 2000. Pero EE UU y los Gobiernos europeos son donantes mucho más importantes que nosotros en lo que se refiere a la ayuda. Hay que mantener la sensación de que esto está funcionando, de que es una prioridad. Ese repliegue es una preocupación para financiar la ayuda, la investigación, la distribución…

P. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, ¿qué candidato representa mejor sus objetivos en este tema?

R. Bueno, no hay duda de que los candidatos que aceptan más que EE UU desempeñe un papel importante a la hora de ayudar a otros países encajan con la lucha que llevamos a cabo mi esposa y yo. No decimos a quién vamos a votar en concreto porque estamos muy identificados con la fundación y la fundación es imparcial políticamente y ha sido capaz de trabajar muy bien con todos los Gobiernos, con el de Clinton al principio; con el de Bush, que fue muy generoso con el sida y la malaria, y ahora con el de Obama. Sea cual sea el presidente, haremos todo lo posible para trabajar con ellos. Históricamente, los dos partidos, republicano y demócrata, han sido buenos en estos temas y ha sido fácil trabajar con ellos. Esperamos no tener que descubrir que uno de los dos partidos se muestra más cerrado en el futuro.

P. La campaña de Hillary Clinton manejó su nombre y el de su esposa como potenciales candidatos a la vicepresidencia.

R. Ni mi esposa ni yo nos vamos a convertir en políticos. Nos encanta el trabajo a tiempo completo que hacemos en la fundación. Trabajamos muy estrechamente con todo tipo de Gobiernos, pero creemos que el mayor impacto lo podemos tener trabajando en la fundación.

P. Ustedes ponen el énfasis en capacitar a las mujeres y a las niñas como impulsoras del progreso. ¿Qué supondría en este asunto tener una mujer como presidenta de EE UU?

R. Bueno, siempre es bonito que la gente vea que las mujeres pueden hacer cualquier trabajo y ser un ejemplo en ello. La elección de una mujer presidenta sería un hito. Pero eso no soluciona el problema de que entre los pobres, los que más sufren son las mujeres. Un grupo con el que trabajamos que se llama One tiene un lema: la pobreza es sexista. Queda mucho camino por delante para lograr que las mujeres tengan un trato igualitario. Melinda está muy involucrada en estas cosas. Cuando los países se vuelven más ricos, hay una tendencia a que esas desigualdades se reduzcan. En nuestro trabajo es relevante ver si el género es importante en la estrategia. Por ejemplo, cuando uno enseña a las mujeres a criar pollos, aporta un gran beneficio no solo económico, sino nutricional a su familia, aunque sea con un huevo por semana. Así que si Hillary sale elegida podemos ir a a hablar con ella de la importancia de los pollos en África.

P. Se ha quejado a veces de que no paga suficientes impuestos, pero muchas empresas multinacionales, como Apple, Google o Microsoft, se sirven de ingeniería fiscal para pagar menos impuestos. ¿Es contraproducente en su lucha contra la pobreza?

R. Siempre he dicho que los impuestos en EE UU podrían ser más progresivos. Lo bueno es que hay margen para recaudar más sin crear enormes desincentivos. En todo caso, he pagado muchos impuestos. Más que nadie en EE UU. He pagado más de 10.000 millones de dólares en impuestos. En cuanto al impuesto de sociedades, si los países tienen el objetivo de recaudar más impuestos de esas empresas deberían mirar sus leyes, cómo se estructuran. En el G-20 y otros organismos se está analizando la fiscalidad de las empresas. Las estructuras actuales dan los resultados actuales. Es posible que algunas empresas busquen lagunas y vayan demasiado lejos, no lo sé. Pero de lo que se habla sobre todo es de que tal como está estructurado, esas empresas acaban pagando impuestos principalmente en lugares de baja fiscalidad.

P. ¿De qué logros se siente más orgulloso?

R. Bueno, me enorgullezco de mi trabajo en Microsoft, de mi fundación y de mi familia. En la fundación, nuestro éxito más increíble ha sido en la vacunación, en que esas inmunizaciones que se repartían en los países desarrollados en los que los niños tenían muy poco riesgo de morir de diarrea o neumonía, se den a todos los niños del mundo. Es un logro enorme. Lo hemos conseguido trabajando con los fabricantes, bajando los precios, recaudando dinero a través de GAVI y trabajando con los países para conseguir una mejor cobertura para los niños. Ese trabajo con las vacunas ha salvado más de 8 millones de vidas. En segundo lugar, también mencionaría, probablemente, el trabajo con el Fondo Global. Tenemos muchísimas cosas, como la erradicación de la polio, que todavía no se ha conseguido, pero creo que no estamos muy lejos de lograrlo. Y nuestro plan para, con el tiempo, erradicar la malaria.

P. ¿Cuál diría que es el problema sanitario mundial que aún hay que solucionar?

R. En el caso del VIH [el virus del Sida], que es un problema enorme, seguimos sin tener una vacuna. Como el número de jóvenes en África está aumentando mucho, la tasa de contagio se incrementará. Creo que ahora hay muchas posibilidades de lograr una vacuna eficaz en el plazo de 10 años, hay cuatro o cinco enfoques diferentes para conseguirla. Es una tragedia no tenerla porque hay unos dos millones de nuevos contagios cada año. En nutrición, aunque hemos hecho algunos progresos, no son suficientes. En África, más del 40% de los niños no tienen el cerebro totalmente desarrollado por culpa de enfermedades y deficiencias nutricionales.

P. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha dicho que va a dedicar 3.000 millones de dólares para erradicar las enfermedades y la pobreza. ¿No es algo utópico?

R. Sin duda. Este tipo de afirmaciones absolutas lo son. Pero Zuckerberg se ha dado a sí mismo de plazo hasta finales del siglo, así que ustedes serán muy viejos cuando escriban un artículo verificando si lo ha logrado o no. Esperemos que, como habrá erradicado las enfermedades, tendrán muy buena salud para entonces, y podrán darle las gracias. En serio, lo que hizo fue fantástico. Y cuando lo anunció, yo estuve allí elogiándolo. En cierta manera, abarcan más que nosotros, porque trabajan con todas las enfermedades y, en cierta manera, abarcan menos porque solo financian la parte de la investigación mientras que nosotros gastamos incluso más dinero en la parte de la distribución —gracias al fondo mundial y a la GAVI—. Ahora somos grandes y gastamos más en investigación que el dinero que ellos dedican, pero lo que han hecho supone un compromiso enorme y es fantástico. Cuando yo tenía la edad de Mark, no hacía filantropía. Él ha empezado muy joven.

P. ¿Qué hay del cáncer? Microsoft habla de que puede resolver el problema del cáncer en 10 años. ¿Es posible?

R. El cáncer no es una enfermedad en la que se centre la Fundación Gates. Microsoft colabora en almacenar y analizar información secuenciada. No son investigadores del cáncer, pero resulta que sus herramientas digitales son muy útiles y desempeñan un papel pequeño, pero fundamental. ¿Venceremos al cáncer en 10 años? Probablemente no, pero a medio plazo, probablemente sí. Los progresos en el cáncer son increíbles. En muchas de estas cosas, solemos sobrestimar lo que podemos hacer a corto plazo y subestimar lo que podemos hacer a medio plazo. La ciencia médica está en una edad de oro. Los progresos son increíbles.

P. Sorprende que alguien tan preocupado por su salud se alimente con frecuencia a base de hamburguesas.

R. Cuando viajo, acabo comiendo las hamburguesas con queso locales. Cuando estoy en casa con la familia, podemos comer hamburguesas un 5% de las veces. No es una obsesión. Es una forma rápida de comer cuando estoy viajando y resulta fácil. Gran parte de la dieta consiste en la cantidad que comes y en cuánto ejercicio haces. Me gusta jugar al tenis y otras cosas por el estilo.