La empresa tiene 8 bitrenes y apuesta a incorporar más equipos para reducir costos.
Arauco Argentina, la empresa foresto industrial más grande del país, apuesta fuerte a los bitrenes como una alternativa para reducir costos de logística y, además, incrementar la capacidad de transporte dado que esto es un recurso escaso.
El ferrocarril Urquiza para el traslado de la producción requiere grandes inversiones que hoy no están disponibles al priorizarse otros ramales con mayor volumen de carga. La hidrovía presenta gran potencial, pero requiere seguir trabajando en infraestructura de puertos y reducción de regulaciones, según interpretan en el sector.
La empresa cuenta con ocho bitrenes y el objetivo es “seguir sumando”, según dijo a LA NACION Pablo Ruival, gerente de Asuntos Corporativos de Arauco Argentina SA. Prestadores de servicios forestales están efectuando importantes inversiones en bitrenes. La empresa invierte US$30 millones al año en la actividad y una parte es para bitrenes.
“La Argentina tiene un enorme potencial para la industria forestal, el problema es la distancia a los puertos que encarece el transporte. El tren no está en condiciones, la hidrovía funciona por debajo de sus enormes posibilidades. Quedan los camiones, pero son un recurso limitado y las rutas tienen determinada capacidad”, describe Ruival.
Define a los bitrenes como un “paliativo importante” que permite “más carga, mejores costos, más seguridad y menos daño a las rutas”. La baja de costos ronda 30% frente a los camiones –“se divide entre todos los eslabones; el transportista gana más; el conductor gana más y la empresa paga menos”– y aumenta cerca de 75% el volumen de carga en el mismo espacio. Otras industrias que han incorporado bitrenes son la cementera, acero, bebidas y agroalimentaria.
Arauco Argentina cuenta con 230.000 hectáreas de bosques, una mitad son reservas naturales y la otra posee tierras productivas implantadas con pinos. La superficie se reparte entre Misiones y el delta en la zona de Zárate (unas 30.000 hectáreas).
En Misiones, la empresa tiene la fábrica de celulosa, la más grande de la Argentina y la última inversión en el sector (data de los 80); un aserradero (también el más importante del país) y una fábrica de tableros de MDF. En Zárate cuenta con producción de aglomerados y en San Lorenzo, con un puerto y una fábrica de resinas.
Con 1800 empleados directos y 4000 indirectos, el mercado de la compañía se reparte en partes iguales entre el interno y el externo.
“Esta industria tiene un factor multiplicador muy alto -dice Ruival-. Es un sector de un potencial único; la Argentina podría tener varias plantas de celulosa como las de Uruguay generando divisas y miles de puestos de trabajo; modificando sustancialmente la vida económica de la Mesopotamia y siendo al mismo tiempo una actividad clave para que la Argentina pueda cumplir con los compromisos asumidos en materia de medio ambiente”.
Enfatiza que para cortar un árbol “hay que tener 20 en crecimiento” y que el bosque implantado hace una mayor captura del dióxido de carbono porque está en desarrollo. “Todos los derivados de la industria son biodegradables y reciclables; es una industria virtuosa”, relata.