El ex primer ministro británico insiste en que actuó de buena fe y que fue acertado derribar a Sadam Husein.
Después de su dura rueda de prensa de más de dos horas del miércoles, donde se mostró tocado, Tony Blair ha continuado esta mañana valorando el Informe Chilcot sobre la invasión de Irak en 2013, en la que fue actor estelar junto a George Bush y donde también dio su apoyo José María Aznar. En una entrevista en el principal espacio político de la mañana radiofónica británica, “Today”, de la BBC, Blair alega que intentó llevar al presidente estadounidense por la vía de la ONU. Su argumento vuelve a ser el mismo: admite errores en la información de inteligencia y la planificación de la posguerra, pero se mantiene en que fue correcto derribar a Sadam Husein invadiendo Irak.
La frase más notable del informe es la que revela que Blair le dijo a Bush ocho meses antes de la invasión “estaré contigo de cualquier manera”, de lo que se deduce que estaba dispuesto a ir a la guerra pasase lo que pasase. En la entrevista de hoy pretexta que la frase se ha cortado, porque “la siguiente palabra era ‘pero’”. Sostiene que intentó llevar a Bush hasta el final por la vía de la ONU.
Blair, hombre de fe religiosa, que se convirtió al catolicismo nada más dejar el poder, no respondió cuando los periodistas le preguntaron si ha perdido perdón a Dios. “Me arrepiento de los errores cometidos. Pero actué de buena fe y creo sinceramente que hoy estaríamos peor de no haber actuado así”. A su juicio, de haber continuado en el poder Sadam Husein habría provocado una guerra civil similar a la que ha causado Assad. Aunque lo cierto es que cuesta imaginar una situación peor que la que hoy sufre ya Irak, en guerra abierta con el Estado Islámico y que acaba de padecer un atentado con 200 muertos en Bagdad.
Datos inapelables
El ex primer ministro laborista se justifica diciendo que el Reino Unido “es el gran aliado de América y lo correcto era estar con ellos, no quería que sintiesen solos”. Sobre la base legal de la guerra, admite que estuvo “lejos de ser satisfactoria”, dando por buena la expresión utilizada en sus conclusiones por sir John Chilcot, el autor del informe que ha tardado siete años en ver la luz y cuenta con dos millones y medio de palabras.
También reconoce la obviedad de que los informes de inteligencia fueron incorrectos, algo que es inapelable, toda vez que jamás han aparecido las letales armas químicas y bactereológicas que invocaban. “Habría sido mejor contrastar más [los informes]. Pero cuando ves lo que te presentan. No fue que yo lo quisiese creer, es que lo creí”.
Por último desmintió las acusaciones del informe sobre que los soldados británicos no estuvieron bien apoyados. Asegura no recordar “una sola ocasión en que se negasen equipos”.
Su línea argumental es clara: el mundo es mejor sin Sadam Husein y el Reino Unido estaba obligado a apoyar a su aliado estratégico e histórico, Estados Unidos.
Mientras, los familiares de los 179 soldados británicos muertos en los combates siguen muy dolidos, en parte porque jamás ha querido reunirse con ellos. “Blair es el peor terrorista del mundo”, repitió Sarah O’Connor, cuyo hermano murió en Irak, que pidió al político que se reúna “cara a cara” con las familias.