La ruptura de las negociaciones frustra el plan del fabricante estadounidense de competir con Airbus en el segmento de la aviación regional.
Boeing sufre un nuevo revés. La compañía aeronáutica ha anunciado este sábado que da por concluido su acuerdo con el fabricante brasileño Embraer para crear una empresa conjunta sobre la que recaerían las operaciones comerciales de esta última. “Es profundamente decepcionante”, lamentó la empresa estadounidense en un comunicado difundido por las redes sociales. El pacto, acordado en el verano de 2018, incluía el desembolso de 4.200 millones de dólares (unos 3.900 millones de euros, al cambio actual) por parte de Boeing para controlar el 80% de las acciones de la nueva compañía. La fecha de término para que ambas firmas cumplieran con las condiciones establecidas y pusieran en marcha la filial conjunta expiraba la pasada medianoche. El fabricante, uno de los grandes símbolos de poderío industrial de Estados Unidos, sin embargo, considera que Embraer no ha cumplido con su parte del acuerdo y lo da por roto, lo que generó duras críticas por parte de la compañía brasileña.
Boeing señala que la fecha término podía ser prorrogada por cualquiera de las partes “si se cumplían ciertas condiciones”. Pero la compañía “ha ejercido su derecho a terminar [con el acuerdo] después de que Embraer no satisficiera las condiciones necesarias”. “En los últimos meses hemos tenido negociaciones productivas, pero finalmente no exitosas sobre las condiciones insatisfechas del tratado de acuerdo”, explica en el comunicado de prensa Marc Allen, el presidente del Embraer Partnership & Group Operations, la división encargada de la fusión de ambos negocios por parte del fabricante estadounidense. “Hemos llegado a un punto en el que continuar la negociación en el marco del acuerdo de fusión no va a resolver los problemas no resueltos”, añade Allen.
Embraer ha emitido un comunicado con duras acusaciones a la firma estadounidense tras el anuncio: “Embraer cree firmemente que Boeing rescindió el acuerdo indebidamente y que utilizó argumentos falsos”, dice la nota emitida este sábado por la firma de São Paulo. Añade el comunicado que “es un pretexto para evitar sus compromisos de cerrar la transacción y pagar a Embraer el precio de compra de 4.200 millones de dólares”.
La compañía brasileña insiste en que ha cumplido su parte y acusa a Boeing “de sistemáticos atrasos e incumplimientos del preacuerdo por su falta de voluntad de concluir la transacción por su situación financiera, los 737Max y otros problemas comerciales y de reputación”. El consejero delegado de Embraer, Francisco Gomes Neto, ha difundido un vídeo en que anuncia “vamos a buscar una indemnización” tras lamentar la rescisión por parte de Boeing.
Dos fuentes conocedoras de la situación, citadas por la agencia Reuters, han indicado que Boeing mandó una carta a Embraer para extender el plazo más allá de la pasada medianoche, pero la compañía brasileña rechazó esa prórroga. La ruptura no afecta a la empresa conjunta de ambas compañías que se encarga de la fabricación de la aeronave militar C-390 Millennium. Según The Wall Street Journal, Boeing perseguió a Embraer para acceder a aviones más pequeños, con capacidad para alrededor de 100 pasajeros, pero el valor de mercado de la compañía brasileña se ha desplomado desde el comienzo del año.
En los últimos tres meses, Boeing ha sido la empresa que peor desempeño ha tenido en el Dow Jones de la Bolsa de Nueva York, retrocediendo más de un 50% desde mediados de enero. Antes de que comenzara la crisis del coroanvirus, la aeronáutica vivía la suya propia. Cerró el ejercicio 2019 con pérdidas de 636 millones de dólares, su primer resultado anual negativo en décadas, debido principalmente al veto internacional al que era su avión estrella, el 737 MAX, tras dos accidentes que dejaron 346 muertos.
Embraer, que tiene 16.000 empleados en Brasil y otros 2.500 en el extranjero, también pasa por una difícil situación como el resto de las empresas aeronáuticas. La crisis del coronavirus ha retrasado pedidos y las perspectivas de negocio son sombrías. Otro de los obstáculos es el precio previsto en el preacuerdo, muy superior a su valor actual. La víspera del anuncio de la compra, Embraer valía en Bolsa casi 20.000 millones de reales (3.500 millones de dólares), ahora vale un 69% menos, según Estadão. Además de la división de aviones comerciales, Embraer fabrica aviones militares y privados. La rescisión del contrato implica la cancelación de la joint-venture para comercializar el carguero militar Millenium C-390.
El acuerdo, que contaba con el visto bueno de los reguladores nacionales pero estaba pendiente de una investigación de competencia de la Comisión Europea, fue la reacción de Boeing a un movimiento similar de Airbus y Bombardier. El fabricante aeronáutico europeo, gran rival del estadounidense, se asoció con el canadiense a finales de 2017 para la producción conjunta de los modelos de aviación regional. Fruto de aquel acuerdo, y por el precio simbólico de un dólar, Airbus rescataba la Serie C de Bombardier y nacía el rebautizado como A-220, toda una amenaza para la hegemonía de Boeing porque su contraparte europea entraba con fuerza en un nuevo segmento del mercado. Fue entonces cuando los estadounidenses se aproximaron a Embraer, gran rival de Bombardier en la fabricación de modelos regionales, para intentar absorber su negocio. Pero la maniobra ha resultado fallida dos años después.