Y, entonces, llegó el día. Boeing y Embraer anunciaron formalmente la firma de un memorando de entendimiento mediante el cual se establece la creación de un joint venture que abarcará la actual división de aeronaves comerciales del fabricante brasileño, valuada en USD 4.75 mil millones.
Boeing tendrá el 80% del capital accionario de esta nueva entidad por un valor de USD 3,8 mil millones, mientras que el 20% restante quedará en manos de Embraer.
Esto le dará al fabricante estadounidense el control operacional y administrativo de la misma, aunque se encargaron de aclarar que su sede central permanecerá en Brasil, en donde estarán asentados su presidente y su CEO, quienes reportarán directamente a Dennis Muilenburg, CEO de Boeing. “El joint venture estará totalmente integrado la extensa línea de producción y suministro de Boeing”, destacaron en el comunicado.
“Este acuerdo nos posicionará estratégicamente para generar un valor significativo para los clientes, empleados y accionistas de ambas compañías, así como para Brasil y los Estados Unidos”, declaró el ejecutivo, agregando que el mismo se alinea con la estrategia a largo plazo de Boeing que incluye convenios que potencien y aceleren sus planes de crecimiento.
Por su parte, el CEO y Presidente de Embraer, Paulo Cesar de Souza e Silva, dijo que “este acuerdo con Boeing creará la sociedad estratégica más importante de la industria aeroespacial, fortaleciendo el rol de liderazgo de ambas compañías en el mercado global”, además de destacar, por supuesto, los efectos positivos que tendrá sobre la industria aeroespacial brasileña y la economía del vecino país.
De todas maneras todavía quedan muchos meses por delante hasta que el acuerdo entre en vigencia. Restan definirse detalles financieros y operacionales (imaginemos por un segundo lo complejo de la tarea), y luego pasar por el filtro de los accionistas y autoridades regulatorias, y, desde ya, del gobierno brasileño, quien como poseedor de una acción de oro tiene el poder para frenar todo el proceso. Estiman que el trato podría cerrarse para fines de 2019.
Boeing también comenta que crearán otro joint venture que se encargará de promover y desarollar nuevos mercados y aplicaciones para los productos de defensa, especialmente el KC-390. No hay mención acerca de la unidad de aeronaves ejecutivas, que así permanecería en manos de Embraer en su totalidad.
La sociedad entre ambas empresas es otro paso natural más en el proceso de consolidación que la industria aeroespacial ha venido viviendo en las últimas décadas, y sólo era cuestión de tiempo para que se materialice. Tiempo que se vio acelerado cuando Airbus y Bombardier anunciaron un acuerdo de características similares que precisamente entró en vigencia el pasado domingo 1 de julio.
Con la entrada de las aeronaves comerciales de Embraer al portfolio de Boeing, el fabricante estadounidense podrá cubrir el segmento de entre 70 y 150 asientos, a futuro apenas alcanzado en el escalón superior, y con poco éxito, por el 737 MAX 7. Por el lado de la compañía brasileña, los E-Jets E2, la segunda generación de su línea de jets de pasillo único de mayor porte, tampoco ha resultado en un boom de ventas, acumulando la mitad de pedidos en firme que su competidor directo, los C Series, ahora en propiedad conjunta de Airbus y Bombardier.