El líder religioso Seini Boukar Lamine, alcalde de la ciudad, también fue secuestrado. Los guardaespaldas de Ahmadou Alí consiguieron sacar al viceprimer ministro de su casa. Boko Haram ha intensificado sus ataques en las últimas semanas en Camerún.
La esposa del viceprimer ministro de Camerún ha sido secuestrada por la milicias del grupo terrorista Boko Haram en un ataque perpetrado este domingo en la localidad de Kolofata, al norte del país y cerca de la frontera con Nigeria. En el ataque, además, han muerto tres personas, según ha informado un alto mando militar y un portavoz del Gobierno camerunés. No se descartan más víctimas.
Además, el líder religioso Seini Boukar Lamine, que es alcalde de la ciudad, también fue secuestrado en su casa.
“Puedo confirmar que la casa del viceprimer ministro Ahmadou Alí en Kolofata cayó en un ataque salvaje de los milicianos de Boko Haram”, confirmó por teléfono a Reuters Issa Tchiroma. El político se encontraba en su casa para celebrar la fiesta musulmana del fin del Ramadán con su familia.
“Los guardaespaldas de Ahmadou Alí consiguieron sacarlo de allí y trasladarlo a Mora, un pueblo vecino, pero no pudieron impedir el secuestro de su mujer y el de su servicio doméstico”, explicó el coronel Felix Nji Formekong, segundo jefe de la Tercera Región Militar del Ejército camerunés, con sede en Maru.
“Lamentablemente se llevaron a su esposa y también atacaron la residencia del líder religioso, que también fue secuestrado”, añadió tras añadir que en el ataque murieron otras tres personas.
Boko Haram ha intensificado sus ataques en las últimas semanas en Camerún, país que ha desplegado sus tropas en la frontera, uniéndose así a los esfuerzos internacionales para luchar contra las milicias terroristas islamistas. En Kolofata continúan los enfrentamientos entre los soldados desplegados y los milicianos.
Este es el tercer ataque de Boko Haram en Camerún desde el pasado viernes. Al menos, cuatro soldados murieron en estos días. Unos 22 sospechosos de pertenecer a estas milicias islamistas fueron condenados a penas de prisión que van desde los 10 a los 20 años, aunque no está claro por el momento si este nuevo ataque está vinculado a la imposición de estas penas.