n bombardeo ucraniano dañó este domingo la represa de Kajovka, en el sur de Ucrania, y provocó cortes de agua y electricidad en la ciudad de Jersón, indicaron las autoridades de ocupación rusas, que matizaron que la presa no sufrió “daños críticos”.
“hoy a las 10h00 (08h00 gmt), se lanzaron seis misiles himar. las unidades de defensa antiaérea derribaron cinco, incluyendo uno que alcanzó la esclusa de la presa de kajokva, que resultó dañada”, declaró un representante de los servicios de emergencias de la región de Jersón, citado por las agencias rusas de noticias.
Poco después, las autoridades de ocupación de esa región informaron que ese “ataque terrorista organizado por la parte ucraniana dañó tres postes de hormigón de líneas de alta tensión en el eje Berslav-Kajovka” y que, a causa de ello, no había “ni agua ni electricidad” en la ciudad de Jersón ni en otros distritos de la región.
La represa hidroeléctrica de Kajovka, instalada en el río Dniéper, fue tomada al comienzo de la invasión rusa de Ucrania. Abastece de agua a la península de Crimea, anexionada en 2014 por Moscú.
“Todo está bajo control”, declaró el representante de la administración instalada por Rusia en Nova Kajovka, el pueblo en el que está ubicada la presa, a 60 km al este en línea recta de la ciudad de Jersón, controlada por las fuerzas rusas.
“Un misil impactó [en el lugar] pero no causó daños críticos”, precisó Ruslan Agayev, citado por la prensa rusa.
El riesgo de que se efectuaran bombardeos contra esa infraestructura estratégica había sido planteado desde octubre tanto por Ucrania como por Rusia. Ambos bandos se acusaban mutuamente de poner en peligro las vidas de “miles” de habitantes de esa zona.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó hace dos semanas a Moscú de querer atacar con explosivos la represa, una de las más grandes de Ucrania, algo que las autoridades de ocupación rusas desmintieron.
Riesgo de inundación
Desde hace unos días, las autoridades de ocupación rusa están llevando a cabo “evacuaciones” de civiles en los pueblos cercanos a la represa, ante un “posible ataque con misiles” contra la misma, cuya destrucción acarrearía “la inundación de la orilla izquierda” del río Dniéper, según el gobernador regional que Moscú colocó en Jersón, Vladimir Saldo.
Kiev condenó reiteradas veces esas operaciones, que tildó de “deportaciones” de habitantes de la región a territorios menos expuestos a los combates, o incluso a Rusia.
Si la represa fuera destruida, “más de 80 localidades, incluida Jersón, estarán en la zona de inundación rápida”, advirtió Zelenski el pasado 21 de octubre.
“Eso podría acabar con el abastecimiento de agua de gran parte del sur de Ucrania” y afectar a las labores de enfriamiento de los reactores de la central nuclear de Zaporiyia, que funciona con agua de ese lago artificial de 28 millones de m3, alertó el mandatario ante el Consejo de la Unión Europea.
Ucrania afirmó que había reclamado una misión de observación internacional para garantizar la seguridad del lugar.
Oración
En el terreno, un taiwanés de 25 años que combatía como voluntario contra las fuerzas rusas fue abatido, convirtiéndose en la primera víctima conocida oriunda de Taiwán desde que empezó la invasión, a fines de febrero, anunció el sábado el Ministerio de Relaciones Exteriores taiwanés.
En su informe diario, el ejército ucraniano acusó el domingo a las fuerzas rusas de “destruir” instalaciones “de operaciones telefónicas ucranianas” en la región de Jersón.
En el noreste, en Starytsya, un pequeño pueblo recuperado por el ejército ucraniano en septiembre, los soldados de Kiev montan guardia, pues las fuerzas rusas no andan lejos.
“Cada uno en su casa. Rusia tiene su país y que se queden allí”, dijo a AFP el comandante de la 127ª brigada ucraniana, Roman Grishchenko, al frente de 5.000 hombres de la “Defensa territorial”, que custodian este territorio liberado que va desde la ciudad ucraniana de Járkov hasta la frontera rusa, a 30 kilómetros al este y al norte.
Por su parte, el Ministerio ruso de Defensa afirmó que había eliminado “un almacén de misiles y de armas de artillería de las fuerzas armadas ucranianas”, incluyendo “120 cohetes del sistema Himar”, en la región ocupada de Donetsk, en el este.
El papa Francisco, de viaje en Baréin, rezó este domingo por “Ucrania martirizada”, para que la “guerra termine” después de más de ocho meses de conflicto.