Maxi Mobility, holding español que también es dueña de Glovo, está desplegando su estrategia en la para hacerse fuerte en Latinoamérica. Las claves.
Hace unos días, Cabify anunció la integración con EasyTaxi en la Argentina, un movimiento que anticipa la fase una de una estrategia más amplia para convertirse en la principal plataforma de movilidad de la región.
La empresa trascurre por estas horas un momento crucial. Mientras que en su tierra natal, Cataluña, se podría firmar este martes un decreto para expulsarla junto a Uber tras la presión de los taxistas, en Latinoamérica sigue avanzando a paso firme.
En efecto, Maxi Mobility, el grupo español propietario de ambas aplicaciones, informó esta misma integración en Brasil, donde nació originalmente EasyTaxi en 2011.
En Chile, la compañía fue más a fondo: además de estas apps, también unificó a los servicios Glovo, de delivery; y Movo, de alquiler de scooters eléctricos, todas del mismo holding.
Para la Argentina, en cambio, la empresa allana el camino con la táctica del “paso a paso”. A diferencia de Uber, Cabify sí es legal en la ciudad de Buenos Aires, ya que sus conductores deben cumplir con una serie de requisitos, como poseer una licencia profesional y la posibilidad de emitir facturas. Esto decir, estar adheridos al monotributo.
Esta “prolijidad” requiere tiempo. Si bien el plantel local de la compañía está enfocado en las cuestiones tecnológicas, sabe que las derivaciones legales son determinantes. Como prueba de ello, la integración entre EasyTaxi y Cabify sólo se habilitó hasta el momento en una sola ciudad argentina.
No obstante, esta misma táctica le permitió no ser alcanzada por el malhumor de los taxistas porteños y, en silencio, crecer en facturación 13 veces desde su llegada al país en 2016.
Fase uno
El plan de Cabify en la Argentina –y otros mercados de la región– es ir progresivamente añadiendo nuevas funciones en una única aplicación que reúna todos las apps de Maxi Mobility, como ya ocurre en Chile. Y convertirse en la principal “plataforma de movilidad como servicio” del mundo de habla hispana.
“Hace un año que venimos trabajando en algo que, efectivamente, se hizo en algunas ciudades de Latinoamérica, que es la posibilidad de pedir un taxi en Cabify”, explica Julieta López, responsable de Marketing de la filial local, a iProUP.
“A nivel de producto se necesitó de mucho trabajo y ya se empiezan a ver las implementaciones: la primera ciudad fue Rosario”, completa.
De acuerdo con la ejecutiva, el deseo de la firma es “ser una única plataforma que tenga integradas diversas alternativas de transporte”.
El roadmap de la compañía para la integración de sus servicios contempla a otras ciudades en las cuales ya opera Cabify, como Capital Federal, Conurbano, Mendoza y Córdoba.
“Se decidirá en función del contexto. Todavía no tenemos definida la próxima, la elección está relacionada con adecuarse a la normativa de cada lugar”, remarca López.
Según explica a iProUP “en esta primera etapa, la interfaz de Cabify tiene una nueva categoría, la de taxi, con la que se pueden comparar los precios y alternativas”.
Por su parte, los choferes no deberán hacer nada, la operatoria es “transparente”: reciben las solicitudes en la misma aplicación que utilizan hasta ahora.
“El objetivo es que los conductores tengan mayores posibilidades y los usuarios, más opciones disponibles”, señala López.
En este sentido, Cabify lanzó hace algunas semanas su servicio corporativo, que permite a las empresas administrar viajes para sus empleados y hasta asignar límites como días, horarios, zonas, precios y categorías de vehículos, entre otras variables.
También es posible conocer el motivo de cada uno de los trayectos que se realicen y establecer alertas que se disparen cuando se llegue a un máximo de gastos.
Otro plus es su alcance: el servicio Empresas –que ya tiene 50.000 clientes a nivel global– está disponible en 35 ciudades de todo el mundo, así que también resultará de utilidad para las firmas que tengan filiales en otros países.
Este producto promete hasta un 20% de ahorro en el presupuesto en transporte de una compañía, de la mano de un “servicio 5 estrellas”, ya que reserva sus mejores autos y conductores profesionales para esta propuesta. Y, lo más importante, está habilitado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La próxima etapa
En diálogo con iProUP, la directiva de Cabify no confirmó que este año también lancen en la Argentina la integración con Glovo y Movo. “Podría ser”, se limita a decir López.
Sin embargo, ofrece alguna pista. “Glovo ya cuenta con presencia en Cabify, con un botón que permite bajar la aplicación”.
La llegada de los scooters eléctricos parece menos probable, al menos en el corto plazo. Lo más seguro es que, aferrándose a su táctica de “perfil bajo”, espere ver la predisposición de Uber para lanzar ese mismo servicio en el país.
“No tenemos todavía definido, estamos teniendo en cuenta el contexto. Estamos muy enfocados en Easy Taxi. Nuestro objetivo es ser la plataforma de alternativas de transporte y requiere de muchos análisis en cuanto a a permisos”, señala.
Cabify tampoco presta demasiada atención a lo que está haciendo Rappi, principal rival de su app hermana Glovo. La startup colombiana está experimentando en el segmento fintech, con el reciente lanzamiento de RappiPay como servicio de pago con QR.
“Desde la casa matriz no hay intenciones de diversificarse. Tenemos lineamientos en que todos los esfuerzos están en la movilidad como servicio”, aclara López.
En Barcelona, Cabify está en el ojo de la tormenta. Como se mencionó, el gobierno de Cataluña podría firmar este martes un decreto para desplazar a la compañía por considerarla ilegal, luego de las continuas protestas de los taxistas.
Las principales firmas tenedoras de permisos para autos de alquiler, las únicas habilitadas para operar con apps como Uber o Cabify, anunciaron que dejarán a miles de conductores en la calle en caso de prosperar la medida.
“No vemos a nivel indicadores que haya algún tipo de afectación acá. La posición de la firma es no irse de Barcelona”, remarca López, dando muestras de que la operación local está a salvo de la coyuntura catalana.
A la Bolsa
El próximo paso del Maxi Mobility será su salida a la Bolsa. El silencio sigue siendo su principal arma: no ha comunicado aún cuál será la fecha ni el mercado de valores en donde lanzarán su oferta pública de acciones.
Ahí está gran parte de la atención del holding, cuyo plan de expansión no será “geográfico” –es decir, no abrirá nuevos mercados–, sino de oferta: introducirá cada vez más opciones de movilidad a través de una única plataforma, de manera escalonada, en cada uno de las plazas donde opera.
Actualmente, Cabify funciona en 130 ciudades de España, Portugal y 14 naciones de Latinoamérica. Y cerró 2017 con un crecimiento anual de 500%.
Tal expansión contará con aval económico: acaba de recibir una inversión de u$s1.600 millones de parte de Rakuten, el “Amazon japonés”, que viene inyectando capital en la firma desde 2015. También aportaron fondos Endeavor Catalyst e inversores españoles y latinoamericanos.
Esto valoraría a la firma en u$s1.400 millones, aunque la dejaría lejos de los más de u$s100.000 millones que valdría Uber, que también planea salir a la Bolsa este año.
Por lo pronto, la estrategia será seguir manteniendo el perfil bajo. Le sirvió para no estar en la mira de los taxistas, como Uber; y de los repartidores, donde la sede de Rappi en Villa Crespo fue el epicentro de las protestas de la Asociación de Personal de Plataformas (APP).
Los planes de Maxi Mobility para seguir creciendo en Latinoamérica no tienen freno. Ni el conflicto de Cabify en Barcelona, ni los conflictos gremiales menguan su impulso en la región.
De hecho, la empresa proyecta lanza una nueva ronda de inversión en el primer trimestre para seguir ganando territorio en la región. En efecto, hasta se habla de la instalación de un segundo centro tecnológico, que podría ser emplazado en la Argentina o en Brasil. En tierras cariocas, la empresa ya factura más que en España.
Con un objetivo claro y bajo perfil, el holding español sigue a velocidad crucero con su plan: proveer todos los servicios de movilidad de la nueva economía para “adueñarse” de las calles latinoamericanas.