El crimen de Lola Chomnalez, en la localidad balnearia de Valizas, en Uruguay, se suma a una aterradora lista de asesinatos de chicas de entre 13 y 18 años. En ambos países se repiten patrones.
En Argentina mueren asesinadas un promedio de 21 mujeres adolescentes, de entre 13 y 18 años, cada año. Mientras el crimen de Lola se instaló en la opinión pública con la fuerza del horror aún cuando fue cometido en la vecina Uruguay, el dato estadístico surge de los informes de femicidios registrados en nuestro país desde 2008 y que no paran de arrojar cifras preocupantes cuando se analiza exclusivamente la franja de edad con chicas victimizadas.
“Encontraron muerta a la nena argentina perdida en Uruguay. Nos siguen matando y todavía hay gente que pregunta qué hacía una de nosotras caminando sola en la playa. Se escucha en la televisión: ‘el asesino vio a una chica linda y joven y aprovechó la situación’. ¿Tenemos que esperar a ser ancianas o afearnos para acceder al derecho a circular libremente? ¿Vamos a seguir apareciendo descartadas como basura por querer elegir con quién y cuándo tener relaciones sexuales, por decir que no, por vivir en una sociedad donde nuestra sexualidad es un objeto ajeno y de escrutinio público?”, se preguntó desde su perfil de Facebook la activista Penélope Popplewell, seudónimo de una joven integrante del colectivo Acción Respeto.
El Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, organismo dependiente de La Casa del Encuentro, elabora informes sobre los femicidios de niñas y mujeres registrados en Argentina desde 2008. Cuando el foco se pone en las víctimas de entre 13 y 18 años, surge que en seis años 124 niñas-mujeres fueron asesinadas, a un promedio de 21 cada año.
Lola Chomnalez cumplió 15 años semanas atrás. Su abuela le había regalado un viaje a Estados Unidos, que iban a realizar juntas estos días. Pero el abuelo de la chica tuvo un problema de salud y se pospuso. La chica decidió entonces viajar a Valizas, en Uruguay, y pasar unos días en la casa de su madrina. En ese marco la mataron, cuando aparentemente daba un paseo tras almorzar en familia.
Es que en el país vecino la situación en torno a la violencia de género repite patrones similares a los argentinos. Mientras la cantidad de habitantes en el país asciende a 3,3 millones de personas, de noviembre de 2013 a octubre de 2014 mataron a 49 mujeres, y de ese total 24 fueron perpetrados por lo que un informe del Ministerio del Interior denomina “violencia doméstica”. En Argentina, con 40 millones de habitantes, en todo 2013 fueron asesinadas 295 mujeres.
Así como el crimen de Lola generó conmoción en la sociedad, el femicidio de Melina Romero (17), en agosto último en el Conurbano, puso de manifiesto también la extrema vulnerabilidad en que se encuentran las chicas en ese rango de edad al enfrentarse a la violencia machista.
“Si hasta para pasear por la playa tenemos que ir protegidas, llevar spray de pimienta o ir acompañadas, no somos libres. Las mujeres no somos libres. Si actuamos con los mismos derechos que los hombres, aumentamos el riesgo de que nos maten sólo por ser mujeres”, explicó la representante de Acción Respeto, para agregar: “o seguimos educando a las nenas en la cultura del miedo y cruzando los dedos para que la próxima no sea tu hija, tu hermana, tu mamá, tu amiga, o luchamos en serio para terminar con la guerra civil más silenciosa que se da entre los humanos”.
El horrendo panorama se complementa con la certeza de que las víctimas de entre 13 y 18 años no resultan ultimadas exclusivamente en la calle, caminando en la playa o cuando salen de un boliche presuntamente por desconocidos. También padecen, y con absoluta crueldad, la violencia ejercida por sus parejas o ex.
Con el objetivo de generar un nuevo marco que permita comenzar a erradicar esta durísima realidad, desde La Casa del Encuentro trabajan con intensidad en el abordaje de los noviazgos con características violentas. No es casual, porque el informe de femicidios revela decenas de crímenes cometidos por las propias parejas o ex de las chicas, como un modo de apropiarse de sus vidas de manera definitiva.
“Tenemos un problema grande respecto a esta cuestión. Por ello, en la temática de la violencia en los noviazgos es importante hacer un trabajo de concientización con las adolescentes y jóvenes, para desnaturalizar aquello que consideran normal. No es normal que el novio tenga celos, no es normal que no puedan salir solas, no es normal que les controlen los movimientos, no es normal que les revisen sus celulares, no es normal que las insulten o les peguen. El objetivo es que no terminen atrapadas en relaciones violentas y posesivas, que en su forma extrema pueden llegar al homicidio”, precisó Ada Beatriz Rico, una de las fundadoras de La Casa del Encuentro, junto a Fabiana Túñez