Se les considera culpables de los delitos de intento de derrocar el orden constitucional y asesinato premeditado.
Los diez miembros del Estado Islámico acusados de cometer en 2015 el peor atentado registrado en Turquía, que dejó 103 muertos, han sido condenados este lunes a penas de entre 5 y 101 cadenas perpetuas.
Todos han sido considerados culpables de los delitos de intento de derrocar el orden constitucional y asesinato premeditado por parte del grupo terrorista.
El 10 de octubre de 2015 dos terroristas suicidas se inmolaron en la estación central de Ankara matando a 103 personas y causando heridas a unas 600.
El objetivo del ataque fue una manifestación convocada frente a la estación por sindicatos y asociaciones civiles de izquierdas, que protestaban contra la política del Gobierno.
Los acusados de participar en el atentado fueron absueltos del delito de crimen contra la humanidad, en el atentado más grave en la historia de Turquía.
Dos jóvenes turcos, entrenados en Siria por el Estado Islámico tras ser captados por las redes de este grupo yihadista en Turquía, se hicieron estallar en la manifestación.
Grupos de manifestantes protestaron ante el tribunal de Ankara, en el que se dictó la sentencia, porque a los acusados no se les haya condenado por crímenes contra la humanidad, lo que abre la puerta a rebajas de condenas.
Un total de 26 personas, todos ciudadanos turcos, estaban acusados en este juicio, aunque 16 de ellos no han podido ser detenidos nueve años después del ataque.
Esta sentencia, que aún puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, amplía una anterior de 2018 en la que nueve de los ahora condenados fueron ya sentenciados a cadena perpetua.