Es la conclusión de un estudio internacional, que también advierte por los posibles riesgos que genera. Los detalles.
¿Las personas mayores que gozan de buena salud tienen que empezar a tomar aspirina para prevenir infartos, accidentes cerebrovasculares, demencia y cáncer?
No, de acuerdo con un estudio del que participaron más de 19.000 personas, que incluyó a blancos de 70 años o más, al igual que negros e hispanos de más de 65 años. Tomaron aspirina en bajas dosis (100 miligramos) o un placebo todos los días durante un tiempo de valor de mediana de 4,7 años. La aspirina no los ayudó, y es probable que les haya hecho daño.
La ingesta de aspirina no disminuyó sus riesgos de enfermedad cardiovascular, demencia o discapacidad. Y sí aumentó el riesgo de sangrado significativo en el tracto digestivo, el cerebro u otros sitios que requirieron transfusiones o internación hospitalaria.
Los resultados fueron publicados el domingo en tres artículos en The New England Journal of Medicine.
Un resultado perturbador asombró a los investigadores porque no se había dado en estudios previos: una tasa de mortalidad apenas mayor entre quienes tomaron aspirina, en su mayoría, debido a un incremento en las muertes por cáncer, no casos nuevos de cáncer, sino muerte por la enfermedad. Ese hallazgo necesita ser estudiado con más profundidad antes de poder sacar conclusiones, explican los autores con cautela. Los científicos no saben qué hacer con él, en particular, porque los estudios anteriores sugerían que la aspirina podía disminuir el riesgo de cáncer de colon y recto.
Los investigadores esperaban que la aspirina ayudara a prevenir infartos y accidentes cerebrovasculares en los participantes del estudio; es por eso, que los resultados fueron una sorpresa, “los hechos desagradables que derrumban una hermosa teoría”, dijo el director del estudio, el Dr. John McNeil del departamento de epidemiología y medicina preventiva en la Universidad Monash en Melbourne, Australia, en una entrevista telefónica.
Las noticias también pueden llegar a asombrar a millones de personas que diariamente han tomado sus pastillas diligentemente como una poción mágica para resguardarse de las enfermedades por todos los medios. Aunque hay buena evidencia de que la aspirina puede ayudar a que la gente que ya sufrió infarto o ACV, o que tiene alto riesgo de que le sucedan, el valor del fármaco realmente no está claro para las personas con menos riesgo, especialmente las personas mayores.
El nuevo informe es el último en una oleada reciente de estudios clínicos que estuvo intentando determinar quién debe tomar aspirina realmente. Un estudio publicado en agosto no encontró ningún beneficio para los pacientes con bajo riesgo. Otro encontró que la aspirina podía prevenir eventos cardiovasculares en personas con diabetes, aunque los beneficios fueron superados por el riesgo de mayor sangrado.
Un tercer estudio encontró que la dosis es importante, y que las personas con mayor peso podrían requerir más aspirina para prevenir infartos, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
Los hallazgos más recientes solo se aplican a personas como las del estudio: en los mismos rangos etarios, y sin antecedentes de demencia, discapacidad física, infarto o ACV. (Los negros e hispanos fueron incluidos en el estudio a una edad menor que los blancos porque tienen mayor riesgo que estos últimos, de demencia y enfermedad cardiovascular). Además, la mayoría no tomaba aspirina regularmente antes de ingresar al estudio.
El mensaje para el público es que las personas mayores sanas no deben comenzar a tomar aspirina.
“Si no la necesita, no empiece a tomarla”, dijo McNeil.
Sin embargo, comentó que quienes ya la han estado consumiendo con regularidad, no deberían dejar de hacerlo basándose en estos hallazgos, y les recomendó que consulten con su médico primero.
McNeil también hizo hincapié en que los nuevos hallazgos no se aplican a personas que ya han tenido infarto o ACV, que usualmente involucran la formación de coágulos de sangre. Esos pacientes necesitan aspirina porque inhibe la formación de coágulos.
El estudio, denominado Aspree, es importante porque aborda la pregunta sin respuesta de si las personas mayores sanas deben tomar aspirina, afirmó el Dr. Evan Hadley, director de la división de geriatría y gerontología en el Instituto Nacional del Envejecimiento, que ayudó a pagar la investigación. El Instituto Nacional del Cáncer, la Universidad Monash y el gobierno australiano también pagaron. Bayer suministró la aspirina y los placebos, pero no tuvo ningún otro rol.
“Para las personas mayores sanas, todavía había una buena razón para consultar con su médico acerca de lo que significan estos hallazgos para ellos individualmente”, dijo Hadley. “Este es el promedio de un grupo grande. Un médico puede ayudar a resolver cómo se aplica individualmente. Es especialmente importante para las personas que ya están tomando aspirina que tienen más de 70 años. El estudio no incluyó a muchas personas que la habían estado tomando, y no aborda la cuestión de continuar versus discontinuar”.
Las pautas que más se utilizan para consumir aspirina con el fin de prevenir enfermedades aparecieron en 2016 a partir de los expertos en la Fuerza de Tareas de Servicios Preventivos de EE.UU. Ellos recomiendan el fármaco para prevenir las enfermedades cardiovasculares y el cáncer de colon y recto en muchas personas de 50 a 59 años que tienen más de un 10 por ciento de riesgo de tener un infarto o un ACV durante los próximos 10 años. (Ese riesgo, que se basa en la edad, la presión arterial, el colesterol y otros factores, se puede estimar con un calculador por Internet desde la página web de la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología).
Para personas de 60 a 69 con el mismo nivel de riesgo, las pautas marcan que tomar o no aspirina debe ser una decisión individual.
Pero para las personas de 70 y más, las pautas establecen que no hay evidencia suficiente para hacer ninguna recomendación.
Aspree fue diseñado para completar la brecha informativa en las personas mayores.
Más que enfocarse en las enfermedades individuales, el estudio también intentó evaluar el efecto de la aspirina en la “sobrevida libre de discapacidad”, lo que significa si podría ayudar a las personas mayores a prolongar el tiempo en el cual se mantengan sanos y autónomos.
“La medicina preventiva se enfoca en las personas mayores, en cómo mantenerlos alejados de los hogares de ancianos, vivaces y sanos”, dijo McNeil. “¿Por qué una persona mayor tomaría un fármaco si no lo mantiene más vivo y sano? Muchos de los estudios previos han observado a la aspirina y las enfermedades del corazón. Pero muchos fármacos hacen bien y mal. Mirar solo a uno no parece ser suficiente”.
El estudio reclutó a 16.703 personas de Australia y 2.411 de Estados Unidos, a partir de 2010. Fueron asignados aleatoriamente para tomar dosis bajas de aspirina (100 miligramos por día) o para tomar un placebo. Es apenas un poco más que la dosis que se vende ampliamente y que toma la mayoría de la gente, 81 miligramos.
Con una mediana de seguimiento de 4,7 años, los dos grupos no tuvieron diferencia significativa en sus índices de demencia, discapacidad física o problemas cardiovasculares.
Sin embargo, los que estuvieron tomando aspirina tuvieron más probabilidad de tener sangrados serios; se produjo sangrado en el 3,8 por ciento, en contraposición con un 2,7 por ciento en el grupo del placebo.
Los índices de mortalidad también difirieron: 5,9 por ciento en el grupo de aspirina y 5,2 por ciento en quienes tomaron placebos. Mucha de la diferencia estuvo en el resultado de un índice más elevado de muertes por cáncer.
McNeil dijo que su equipo no podía explicar el aumento aparente en las muertes por cáncer. Se preguntaban si el sangrado excesivo podría haber contribuido a las muertes en los pacientes con cáncer, aunque no encontraron evidencia de esto. Continuarán siguiendo a los participantes, y estudiando las muestras de tejido de los pacientes con cáncer que murieron.
Aunque pueda parecer contradictorio, McNeil dijo que el hallazgo del cáncer no descarta la posibilidad de que la aspirina puede ayudar a prevenir las malignidades de colon y recto. Puede ser que el efecto protector no aparezca hasta que las personas hayan tomado aspirina durante algún tiempo, un período más prolongado que el del seguimiento promedio en el estudio.
McNeil, de 71 años, no toma aspirina.
La indicación depende del riesgo
“La aspirina es un gran tema. La mayoría de las personas de este país está convencida que una aspirineta es buena para el corazón, gracias a la antigua publicidad”, dice Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
A la hora de evaluar la indicación en torno a la aspirina, dice el especialista, es importante dividir entre prevención primaria y prevención secundaria. “Para prevención primaria, que es una persona sana, sin factores de riesgo, no le voy a indicar aspirina. Ahora, para prevención secundaria, un paciente que tiene un by pass, un stent, se la tengo que indicar. El paciente se tiene que ir de la sala coronaria con la aspirina ya indicada”, señala Tartaglione.
Por eso es importante no confundir. La indicación depende del riesgo. Este estudio demuestra que en personas sanas no sería necesario indicarla.
“Mucho de lo que dice este estudio ya teníamos en claro. No es una novedad que en prevención primaria el riesgo es prácticamente superior al beneficio que puede dar el uso de la aspirina. Hay muchos análisis previos que lo demuestran”, apuntó.
“Hoy en día ya se sabe que no puedo utilizar sistemáticamente la aspirineta para prevenir el infarto. En pacientes con múltiples factores de riesgo hay que evaluar cada caso en particular. En pacientes con antecedentes cardiovasculares los beneficios exceden a los riesgos. Es algo que ya venimos viendo hace un tiempo”, agregó Tartaglione.