Según una consultora londinense, los bancos deciden cerrar sucursales para redirigir sus esfuerzos hacia los pagos digitales.
La era de los cajeros automáticos llegó a su fin. Al menos eso es lo que se desprende de un estudio elaborado por la consultora RBR, que destacó que comenzó a “deslizarse” la popularidad de este tipo de máquinas y remarcó que el l número de terminales de este tipo en todo el mundo retrocedió por primera vez en el transcurso de año pasado.
El relevamiento de RBR añade que actualmente las entidades financieras decidieron cerrar más sucursales y redirigir sus recursos hacia pagos digitales.
¿El motivo? Los clientes bancarios recurren cada vez más a sus teléfonos móviles para obtener servicios financieros de rutina y se alejan del efectivo en favor de las tarjetas de crédito y débito.
También influye la crisis económica en los cajeros automáticos a quienes el economista Paul Wolker -expresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED)- definió alguna vez como la “última innovación financiera que mejoró la sociedad”.
“Las caídas en cuatro de los cinco mercados más grandes del mundo (China, EE. UU., Japón y Brasil) impulsaron la caída del 1% en los cajeros automáticos en 2018. En el quinto, India, el crecimiento se desaceleró considerablemente”, resaltó RBR, con sede en Londres.
En ese contexto, JPMorgan Chase & Co., el mayor banco de los Estados Unidos tomó la decisión de reducir el número de sus sucursales en un 2% el año pasado. La entidad, además, destinó US$ 10,8 mil millones para mejorar su tecnología. El prestamista observó un aumento de 5% en clientes digitales activos y un aumento de 11% en clientes móviles activos.
Pasado y futuro inmediato
Si bien el recuento de cajeros automáticos en todo el planeta se redujo por primera vez, el cambio de las máquinas no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, ahora el rumbo se lo da la tecnología.
Son varios los bancos que ya habilitaron el acceso a online banking sin necesidad de tener usuarios y contraseñas. Lo lograron utilizando tecnología de biometría, que permite en menos de un segundo, apuntando la cámara al rostro o bien apoyando el dedo en el lector de huellas del smartphone. El pionero en lanzar el reconocimiento facial en su app había sido el ICBC, en junio de 2017. Recientemente se sumaron varios otros. Es el caso del Macro, que desde octubre habilitó el ingreso a su app con la huella o el rostro.
El Patagonia también incorporó hace meses el “log in” con huella en su aplicación. El Supervielle, en tanto, anunció que sumó a su banca móvil un sistema para ingresar con el rostro y autorizar operaciones con la mirada (biometría ocular).
El Banco Hipotecario, a través de su nuevo servicio BuhoBank, permite acceder a préstamos y créditos, como así también a hacerse cliente del banco, solo usando el celular.
Al ser 100% online, no es necesario acercarse al banco a firmar formularios. Los interesados simplemente necesitan tener su DNI a mano y algún dispositivo móvil con cámara de fotos, como un celular o una tablet. Para acceder a los servicios del banco, se le va a pedir fotos del frente y dorso del DNI y unas selfies para validar la identidad de la persona, para así poder dar de alta los productos a su nombre.
A esto se suma, en la misma sintonía, la tecnología de cajeros .Red Link, una de las más importantes del país en cuanto al número de cajeros automáticos (9.000 unidades) ahora va por modernizar la identificación en las máquinas de los bancos. Ya está finalizado desarrollo de cajeros automáticos que reconocen al usuario huellas dactilares. En lugar de insertar la tarjeta, simplemente se opera con un lector que reconoce la huella digital del cliente, previamente registrada en el sistema. En el país, ya hay 1.500 de estas unidades en funcionamiento.
Otro caso es el de CaixaBank. Esta empresa española ya está utilizando desde este año el reconocimiento facil para acceder a la cuenta. Así se permitirá que el usuario saque dinero de su cuenta sin problema. En cualquier caso, dicho cliente podrá cambiar de sistema de identificación si lo desea, volviendo a la verificación mediante código PIN, que coexistirá junto al reconocimiento facial.