Cameron pide a Arabia Saudí que no castigue con 360 latigazos a un británico

Karl Andree, de 74 años, fue condenado tras ser detenido por transportar vino casero en el maletero de su coche. El Gobierno británico cancela un contrato millonario con las prisiones saudíes.

David-CameronEl caso de Karl Andree, un ex ejecutivo del petróleo de 74 años condenado a 360 latigazos por fabricar vino casero, ha sacado a la luz el lado más siniestro de la Justicia en Arabia Saudí. David Cameron ha plantado por primera vez cara a Riad y ha pedido la suspensión inmediata del castigo físico sobre el ciudadano británico, al tiempo que anunciaba la anulación de un contrato millonario de formación a los funcionarios de prisiones saudíes.
Karl Andree fue descubierto por la policía religiosa de Arabia Saudí mientras trasportaba varias garrafas con vino de fabricación casera en el maletero de su coche. La sentencia por violar las estrictas leyes de prohibición del alcohol fue doblemente cruel: un año de cárcel y 360 latigazos.
Cumplida ya la condena, aunque retenido aún en prisión, la implacable Justicia de Riad no ha adelantado si piensa llevar a cabo el castigo físico. Entre tanto, David Cameron ha expresado en una carta su preocupación por el caso y ha pedido la suspensión de la segunda parte de la sentencia por la avanzada edad y los problemas de salud del ciudadano británico.
“Les ha llevado mucho tiempo reaccionar, aunque espero que el Gobierno saudí no tome ahora represalias con mi padre por la ruptura del contrato de las prisiones”, reconoció Simon Andree, el hijo del británico condenado. “La cuestión de fondo en el caso de mi padre ha sido siempre su precario estado de salud”.
“Mi padre no sobreviviría al castigo físico”, ha advertido su parte la hija del condenado, Kirsten Piroth, en un dramático llamamiento en la BBC. “Mi padre ha superado tres tratamientos muy duros contra el cáncer, es asmático y tiene ataques de gota”.

La denuncia de Corbyn

El caso de Karl Andree, que trabajó en varias empresas petroleras y ha vivido durante 25 años en Arabia Saudí, saltó a primer plano hace dos semanas, cuando el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn pidió públicamente su puesta en libertad. Corbyn denunció al Gobierno de Riad por su sistemática violación de los derechos humanos y pidió a Cameron que suspendiera la venta de armas y los contratos de asistencia a las prisiones.
El ministro de Justicia, Michael Gove, ha aprovechado el impacto causado por el caso Andree para reclamar al titular del Foreign Office, Jeremy Hunt, que suspenda el contrato de ocho millones de dólares a nombre de Justice Solutions International -el brazo comercial del Ministerio de Justicia británico- para adiestrar durante seis meses a los funcionarios de prisiones saudíes.