La estudiante de Derecho de la Universidad Nacional de Plata habló en la 99.9 acerca de la respuesta que le dio al profesor Juan Ignacio Orsini luego de que afirmara que en Argentina las cárceles son como campos de concentración: “es vanalizar diversos hechos históricos que son sensibles y hay que saber como expresarlos desde la docencia”.
Un profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata afirmó que las cárceles son como los campos de concentración. Se trata de Juan Ignacio Orsini, profesor de la materia Derecho Social, juez del Tribunal del Trabajo nro. 2 de la capital bonaerense y miembro de la agrupación Justicia Legítima.
En medio de la clase, fue interrumpido por una estudiante de 22 años que no quiso dejar pasar semejante afirmación. Candela Dipp habló en la 99.9 sobre lo que le tocó atravesar en ese momento: “al escucharlo me pareció excesivo, en ese momento era a mitad de la clase y decidí no decir nada. Solemos tener el temor de que haya represalias si uno no está de acuerdo con el docente. Finalizada la clase volvió a decir que las cárceles eran campos de concentración y había que decirlo; ahí sentí que tenía que decir algo”.
Dipp también explicó porque le parecía que estaba fuera de lugar: “intervine diciéndole que más allá que la clase era muy buena, afirmar estas cosas y decir campos de concentración nos lleva a pensar en lo que sucedió durante la segunda guerra mundial donde había una matanza pensada y programada de millones de personas por su condición, culto o ideología. En la Alemania Nazi había Cámaras de Gas que no hay en las cárceles”.
Para la alumna era algo grave, pero encontró más grave aún la justificación que quiso dar Orsini para sus palabras: “decir esto es vanalizar diversos hechos históricos que son sensibles y hay que saber como expresarlos desde la docencia. Está fuera de lugar, pero el docente agradeció la intervención y justificó su expresión indicando que el Comité por la Memoria había sacado un informe anual de las cárceles argentinas y las había comparado con la ESMA. Fue un intento de justificar una frase poco feliz cuando incluso aceptó que se había excedido”.