La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la demanda de energía habrá crecido un 55% entre 2005 y 2030, sobre todo en las economías que han experimentado un fuerte crecimiento, como China y la India, responsables del 45% del incremento total. El tema es casi número uno de agenda. ¿Dónde estamos parados en Argentina?
Con muy poco esfuerzo se puede establecer la relación entre el crecimiento posible y la dependencia energética que lo limita. Nuestro país vive la paradoja de importar lo que tiene –recursos- por no explotar los propios; y al hacerlo a un costo elevado, hay que terminar subsidiando transportes y cierta producción con lo que el gasto y la impericia se duplican.
Ex secretario de energía durante el 2001, Emilio Apud sostiene que las reservas argentinas no cayeron y que hay enormes yacimientos nuevos desaprovechados, tanto convencionales como los que no lo son, como el de Vaca Muerta. Miembro de un grupo de ocho expertos en el tema, accedió a conversar con nuestro medio.
Noticias & Protagonistas: Roberto Frenkel, al que no se puede acusar de liberal, aseguró en un artìculo que resolver el problema de la importación de combustibles evitaría subsidios de 80.000 millones de pesos por año, y que eso resolvería el problema de la inflación. ¿Cómo lo ve usted?
Emilio Apud: Primero habría que reconocer los errores cometidos y asumir los costos de la corrección. Acá hay dos caminos: aumentar los precios o mantener los subsidios. En la primera opción lo aumentado se iría directo a la inflación generando malestar, lo que sería peligroso para los políticos en año electoral. Y si se sigue subsidiando para “promover la industria” como dice De Vido, favoreciendo a los ricachones que pagan precios irrisorios, no sé si al gobierno le va a alcanzar la plata.
N&P: El problema fiscal se agrava y la inflación seguirá incluso meses después de las elecciones. ¿Cómo salir?
EA: El principal problema que yo veo es el cepo cambiario en comercio exterior. No olvidemos que hacen falta 10.000 millones de dólares por año para importar combustibles líquidos y gas. Quizás convivamos con esto por años, o para siempre. Lo que veo es que todo lo que se decide es para ver cómo llegamos con la ficción a las elecciones, y luego Dios dirá.
N&P: ¿Usted cree que no hay análisis serios?
EA: No los veo, al contrario, echan nafta al fuego porque aumenta la desconfianza, lo que no es bueno para lograr inversiones. Si no conseguimos por lo menos unos 15.000 millones de dólares en los próximos cinco años, vamos hacia un escenario de importación creciente; lo absurdo es que teniendo recursos gracias al petróleo no convencional, esto se transforma en un gasto innecesario. Pero conseguir inversiones cuyos beneficios los recibirá quién asuma el mandato en el 2019, no le interesa a nadie…
N&P: La mirada argentina siempre fue cortoplacista, de inmediatez.
EA: Siendo que es necesario pensar en el largo plazo, en un consenso programático entre las fuerzas. Este año hacen falta 10.000 millones, el próximo 15.000 y así; una contradicción grande porque tenemos como para autoabastecernos y hasta para exportar.
N&P: ¿En Vaca Muerta?
EA: Exacto, allí nomás hay dos billones de dólares que cambiarían totalmente la situación macroeconómica, porque además de proveer al mundo de alimentos podríamos hacerlo también de energía. Pero uno escucha a Axel Kicilioff, con sus ideas perimidas de intervencionismo, y sabe que va al fracaso. El Estado está exhausto, no podemos cometer el error de México y Venezuela de tener 100% en sus manos. Hoy tenemos el 51% del 30% de las reservas. Eso ya está, pero arreglemos los problemas de confiscación, sigamos delante de una forma más realista, porque el Estado no puede invertir salvo que consiga fondos de entes públicos como ANSES o el BCRA.
N&P: Son los compradores de bonos, ¿verdad?
EA: Si, son los únicos que compran pero en cantidades irrisorias, entre 100 y 230 millones cuando hacen falta 15.000. Hay que dejar de lado el capricho ideológico, necesitamos inversiones, hacer como Brasil que se sienta con los que tienen dinero y conocimiento para negociar condiciones. No significa regalar nada, pero sí ser menos exigentes para ganar confianza y luego avanzar un poco más sobre la renta. Pero es una utopía poner condiciones antes, porque nadie en su sano juicio va a venir; ni por los precios, ni por las instituciones, ni por la inseguridad jurídica. Acá todo es discrecionalidad.
N&P: En Australia un tribunal condenó a Standard & Poors y al HSBC por lavado de capitales. Eso es sentar precedente. En un mundo donde no hay santos hay que saber sentarse a negociar, por ejemplo con Chevron o Exxon por Vaca Muerta.
EA: Sería lo correcto, pero con todas “las macanas” (sic) hechas hasta ahora, sin respetar fallos jurídicos, no podemos pretender decirles “que pase el que sigue”; eso es irreal. Incluso es un buen momento para negociar porque los grandes capitales están ávidos de inversiones en energía. La tasa de interés en el mundo es muy baja, apenas el 2%. Pero hay que ofrecer garantías institucionales, precios razonables, porque de momento ternemos el 100% de nada y esto podría cambiar mucho. No tiene sentido mantener semejante riqueza bajo la tierra.
N&P: Lo dijo Juan Llach hace poco, pese a todo seguimos teniendo la mejor oportunidad en cien años. El mundo se cae y a nosotros se nos abren puertas
EA: Por supuesto. Pregunten a los bolivianos, los peruanos, los chilenos, los uruguayos, adonde van los capitales productivos. Estamos séptimos, cuando siempre fuimos segundos… ¿Por qué en la década del ´90 invertían cuando el petróleo estaba a 20 dólares, y ahora que está a 85 no lo hacen? Tenemos que salir de este escenario de importación.
N&P: Si hiciéramos las cosas bien ¿saldríamos rápido del problema?
EA: Yo entiendo que en unos cinco años recuperaríamos el autoabastecimiento. Pero mientras tanto necesitamos gas, y hoy no tenemos ni siquiera infraestructura suficiente ni la red de comercialización para conseguirlo en término. Hoy se pagan precios muy altos del gas licuado en el mercado del día a día. Pero conviviremos con eso durante otros cinco años: hoy importando el 25% de lo necesitado, el próximo un 30%… por eso insisto en trabajar en infraestructura, urgente. En la actualidad tenemos lugares poco seguros para recibir gas licuado, y están colapsados. Hace falta logística, puertos nuevos, terminar con la improvisación, dejar de pagar 17 dólares el BTU cuando podríamos hacerlo a 12 o 13 dólares. Son muchas las cosas que se hacen mal, se improvisan; hay que generar un programa de diez a quince años.
Por qué Perú
Seguridad jurídica, reglas de juego muy claras, planes a largo plazo y precios mucho más razonables que los nuestros, son por ejemplo las condiciones con las que cuenta Perú para sentarse a conversar. A un petrolero le sale lo mismo perforar un pozo en la Argentina que en Perú. Pero en la Argentina le reconocen 45 dólares por barril, y en Perú 60 o 70 por lo que resulta mucho más atractivo.
La diferencia, según Apud, va al fisco; el productor vería sólo unos 50 dólares si el barril se fuera a 140, todo el resto es retención. A esto se agrega la merma en la producción: 45 millones de m3 en 2001, mientras apenas llegó a 35 millones diez años después. Es válido preguntarse si es ineficiencia o si se está beneficiando a alguien en particular.
“Puede que algunos tengan su rédito –especula Apud-, sobre todo en comisiones o el transporte. Un barco que antes manejaba Enarsa con Camesa, ahora lo hace YPF; pero igual son minucias en relación a todo lo que hay que trabajar”. Lo cierto es que intereses menores obstaculizan el abasto energético, siendo que nuestra economía se estructura en un 50% alrededor del gas natural. Si esto pasa en Alemania o Japón se entiende, pero no en un país que tiene saldos con excedente y podría exportar.
Se dice que para el 2017 estaría operando una nueva refinería. Al respecto dice nuestro entrevistado: “Necesaria es, sin duda, pero me pregunto quién va a poner los 2.500 o 3.000 millones de dólares que hacen falta. Si salen del Estado será una picardía. Ya están previstos 5.000 millones para una central hidroeléctrica en el Río Santa Cruz. No podemos darnos semejante lujo, hay que ser vivos asociando YPF con un inversor privado”. Apud entiende que siendo que hace diez años que no se hace nada, no está mal planificar; pero primero hay que volver a autoabastecerse para poder alimentar, precisamente, esa refinería.