El intendente Carlos Fernando Arroyo habló en la 99.9 sobre los controles de alcoholemia y la política de Tolerancia Cero que quieren implementar: “la solución es hacer todos los controles que sean necesarios pero tampoco se ha trabajo en el sistema educativo con la formación vial”.
El fallecimiento de Lucía Bernaola en la costa de la ciudad, atropellada por Federico Sasso cuando conducía alcoholizado y perdió el control del auto, ha generado una reacción política inmediata. Están quienes reclaman y están quienes deciden actuar. Por segunda vez, el intendente municipal Carlos Fernando Arroyo presentará un proyecto de Tolerancia Cero para la alcoholemia y lo ratificó a través de la 99.9.
“El año pasado elevamos un pedido para que haya Tolerancia Cero y estaba bien argumentado, pero no pasó nada. Ahora vamos a presentar otro proyecto a través de legisladores o de la gobernación para pedirlo nuevamente en materia de conducción de vehículos”, dijo. Luego abundó: “hay que llegar a lo que se utiliza en otras ciudades del mundo donde haya una persona que no consuma nada de alcohol y sea el que conduzca. No es difícil de entender, es una ecuación donde alcohol + velocidad es igual a muerte”.
También destacó que políticamente aparecen los habituales oportunistas que no tienen un límite en la búsqueda política de dañar: “hay mucha hipocresía en mucha gente. Hemos hecho miles de operativos contra el alcohol y recibimos críticas, nos insultan, nos patotean, ha habido casos de golpes a inspectores municipales; pero cuando pasan estas cosas piden más controles”, remarcó.
Respecto de las acciones que buscarán implementar, Arroyo adelantó que “la solución es hacer todos los controles que sean necesarios. Durante muchos años no se han utilizado los recursos necesarios para este tema, no se ha trabajo en el sistema educativo con la formación vial”.
Algunas curvas de la ciudad, sobre la costa, son particularmente peligrosas y no se descarta que se tomen algunas medidas puntuales para tratar de reducir la velocidad en esas zonas: “vamos a ver sobre el terreno que medidas se pueden tomar. Intentaremos hacer lo que podamos, pero cuando viene un individuo lanzado a una velocidad excesiva, es muy problemático detenerlo. Correrlo es más peligroso todavía para las personas que están circulando. Los que conducen tendrían que tener mucho cuidado sabiendo que las curvas tienen un determinado ángulo y eso no se puede evitar”.
El principal inconveniente pasa por la desaprensión respecto de las normas de tránsito, algo que tiene que ver con la conducta propia de los ciudadanos y que se debe ver reafirmada con los controles, aunque es claro que no se puede tener un agente de tránsito al lado de cada persona todo el tiempo. “Todo sería mucho más simple si los ciudadanos toman conciencia de que no deben conducir con alcohol en sangre y deben respetar las normas de tránsito. Es una manera de demostrar desprecio por los demás, despreocupación por lo que le pasa al otro, egoísmo en su máxima expresión”, concluyó el intendente.