En la continuidad de un tema que se desarrolló la semana pasada acerca del voluntariado docente, Caroline Joyce planteó en la 99.9 la posibilidad de utilizar a docentes voluntarios para hacer un apoyo educativo para los niños o incluso para abordar diferentes actividades. “Nuestro país tiene mucha necesidad de educación y sería bueno que aquellos que se sientan capaces y están jubilados se postulen para realizar alguna tarea en el ámbito educacional o en sociedades de fomento”, explicó.
El Voluntariado Docente que se generó a través de un tweet del marplatense Mariano Bronenberg, sumó adeptos y puso en debate un tema importante. A tal punto, que otras personas recogieron el guante y plantearon nuevas ideas.
Una de ellas fue Caroline Joyce que habló en la 99.9 sobre la posibilidad de generar un registro de docentes voluntarios para que colaboren en ciertos aspectos.
“Quise participar en la conversación y porque siempre había pensado en eso. Soy docente y veo problemas tanto en el primario como en el secundario. Sería bueno tener un registro de docentes voluntarios con gente que se crea capacitada para enseñar cualquier cosa como un oficio, un arte o un deporte”, explicó.
La idea ya se desarrolló en otros países con distintos objetivos y se puede adaptar a las necesidades de cada país: “serviría para ayudar a los chicos extra curricularmente para ayudar a aquellos que necesitan apoyo. Hace unos años en la CNN había una propaganda donde había padres de alumnos que se ofrecían para ayudar en el aula en ciertas áreas donde se sentían capaces. En Europa hay lugares donde se unen los asilos de ancianos con los jardines y los ancianos se sienten útiles porque les leen cuentos, enseñan cosas y demás”, ejemplificó. Incluso agregó que “nuestro país tiene mucha necesidad de educación y sería bueno que aquellos que se sientan capaces y están jubilados se postulen para realizar alguna tarea en el ámbito educacional o en sociedades de fomento para que los chicos se interesen en la educación”.
Otros países tienen restricciones en la cantidad de alumnos por aula o hasta varios docentes para trabajar con los alumnos: “en Alemania, por ejemplo, cuando enseñan idiomas, nunca hay más de 10 chicos por aula. Sería bueno que en las clases de inglés no hubiera un sólo docente. Eso lo hacen en Finlandia donde hay un docente central que es el que enseña pero hay docentes colaboradores que hacen la enseñanza más personalizada”.
Sin embargo, en Argentina es difícil plantearselo y el motivo también lo puntualizó Joyce: “nos falta sentido de unidad y de comunidad”.