El gerente comercial de la firma, Gustavo Báez, integra el nuevo sindicato de Personal Jerárquico. Desde que hicieron pública su formación, han sufrido la indiferencia y la persecución de los directivos, que no quieren sentarse a dialogar. “No se entiende por qué razón nos sancionan”, indicó en la 99.9, mientras están en asamblea permanente.
El personal jerárquico de Carrefour está atravesando un momento delicado. Por eso, un grupo decidió sindicalizarse e inscribirse en el Ministerio de Trabajo. Desde entonces, fueron objeto de una persecución que incluye suspensiones y descuentos salariales.
Así lo explicó Gustavo Báez, quien se desempeña como gerente comercial en la firma y es uno de los trabajadores que están en asamblea permanente esperando una respuesta de los directivos. “Somos personal jerárquico y gerentes de Carrefour. En mi caso, hace 20 años que trabajamos en esta empresa; el resto de los jefes que forman este sindicato, hace mucho que también trabajan”, señaló en la 99.9.
El problema comenzó cuando, oficialmente, se sindicalizaron: “desde que le informamos a Carrefour la inscripción en el Ministerio de Trabajo, vía telegrama como marca la ley, nos han sancionado. En particular a mí, me sancionaron dos días. No se entiende por qué razón. Hemos reclamado una mesa de diálogo; entregamos un petitorio al director regional de la compañía, Jorge Soto, que se comprometió a devolvernos el mismo de manera positiva o negativa. Pero desde entonces estamos en asamblea permanente, esperando una respuesta”.
Las negociaciones ahora deberían ser más sencillas, pero desde el nuevo sindicato se encontraron con una actitud inesperada: “no tenemos nada que ver con Empleados de Comercio. Al no tener convenio, el peor problema que tenemos es no tener paritarias y nos dicen cuánto debemos ganar a dedo. Entonces, decidimos juntarnos y reclamar todos juntos”, señaló Báez. Luego agregó: “queremos que escuchen nuestro reclamo. Y al sindicalizarnos, no creemos que hayamos perdido la experiencia y la formación que tenemos. Han tomado la decisión de no escucharnos. Nos reciben en el estacionamiento, ni siquiera en la oficina. La empresa tomó la decisión de no escucharnos”.
En medio está el Ministerio de Trabajo, que intentó mediar en la situación, aunque no consiguió respuestas coherentes o intenciones de negociar. “Hemos hecho presentaciones en el Ministerio de Trabajo llevando la documentación correspondiente. En octubre tuvimos la primera presentación; en noviembre, Carrefour tenía una audiencia y no se presentó con ninguno de sus representantes. En diciembre pasó lo mismo. Y el 5 de febrero, tampoco se presentaron. Ahora abrimos una nueva fecha de audiencia, porque queremos solucionar el tema y terminar con las persecuciones”, pidió Báez.
Todo se vuelve más difícil en el lugar de trabajo. En el caso de Gustavo Báez, sufre la indiferencia de sus propios jefes: “no tengo orden directa laboral, mi jefe no me dirige la palabra. No sé por orden de quién, ni siquiera me hicieron la evaluación de desempeño. A la mayoría de mis compañeros se la hicieron, pero a mí no. Es la primera vez que me pasa en 20 años”.
El mensaje es claro para los directivos de Carrefour, que seguirán esperando una respuesta y el cese de las sanciones: “soy el gerente comercial y no he perdido la capacidad. Hice el psicotécnico para ser director, soy una persona de carrera dentro de la empresa. Pero cuando me sindicalicé, parece que perdí todo. No quiero discriminación ni que nos inventen cosas para sancionarnos”.