Difundieron una carta por el malestar que sienten los alumnos judíos luego de al menos un ataque a un estudiante israelí, amenazas de muerte y un discurso de odio desenfrenado, además de actos de vandalismo.
Al menos 292 profesores de la Universidad de Columbia (EEUU) expresaron su consternación y dijeron estar “horrorizados” el martes por la gran cantidad de incidentes antisemitas en el campus de Manhattan. Esto ocurrió un día después de que varios otros colegas firmaran una carta en apoyo a los estudiantes que respaldaron el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre.
La nueva carta fue emitida después de que estudiantes judíos protestaran en el campus debido a lo que consideraban una falta de acción por parte de la administración, generando un ambiente inseguro. Este malestar surgió a raíz de al menos un ataque a un estudiante israelí, amenazas de muerte y un discurso de odio desenfrenado, además de actos de vandalismo.
A pesar de que los profesores están a favor de un debate sólido sobre cuestiones complejas relacionadas con la crisis humanitaria en Gaza, dejaron claro que no existe justificación para el bárbaro ataque de Hamas contra civiles israelíes. La carta también denuncia la recontextualización de estos ataques como una forma de resistencia a la ocupación o una acción militar.
La carta ha sido firmada por destacados profesores y académicos de todo el mundo, incluyendo a Philip Bobbitt, Tanya Zelevinsky y Asaf Cidon.
La declaración enfatiza que la universidad no tolerará la violencia, discursos incitantes ni discursos de odio, y condena cualquier forma de intolerancia dirigida a estudiantes palestinos y musulmanes. Se mencionan incidentes antisemitas, como epítetos, agresiones físicas y la aparición de esvásticas desde el 7 de octubre.
Algunos profesores han trasladado sus clases en línea debido a la tensión en el campus, y los estudiantes sienten la necesidad de ser cautelosos en sus expresiones debido al ambiente tenso.
La discusión en Columbia en torno al conflicto en Medio Oriente comenzó el mismo día del ataque terrorista de Hamas. Menos de dos semanas después, Shai Davidai, profesor de la Escuela de Negocios, pronunció un contundente discurso en el simbólico campus universitario en Nueva York cuestionando la falta de expresiones de repudio de los presidentes de las universidades estadounidenses hacia las manifestaciones de grupos estudiantiles “proterroristas” en el contexto de la tensión en Medio Oriente.
A continuación, la carta completa:
Una carta abierta de la Universidad de Columbia, el Barnard College y los profesores del Teachers College en la conversación universitaria sobre las atrocidades de Hamas y la guerra en Israel y Gaza
Hay muchas declaraciones, cartas y contracartas circulando, y no tenemos ningún interés en librar una guerra de palabras mientras se libra una guerra real. Aún así, dado lo que hemos escuchado de otros en el campus, nos sentimos impulsados a escribir para enfatizar tres puntos simples.
En primer lugar, en una gran universidad como Columbia debería haber un debate sólido sobre cuestiones complejas y difíciles, como si una solución de dos Estados al conflicto palestino-israelí es apropiada o factible, quién es el culpable de las miserables condiciones en Gaza, y cuál es la estrategia más inteligente, de cara al futuro, para lograr una paz justa y segura en la región. Los propios firmantes de esta carta tienen opiniones diversas sobre estos temas. La universidad debe fomentar un entorno en el que el debate sobre estas importantes cuestiones pueda desarrollarse sin intimidación ni acoso.
Al mismo tiempo, no hay excusa para el bárbaro ataque de Hamas contra civiles israelíes, que fue un atroz crimen de guerra. No hay justificación para violar y asesinar a ciudadanos corrientes delante de sus familias, mutilar bebés, decapitar personas, utilizar armas automáticas y granadas para cazar y asesinar a jóvenes en un festival de música que celebra la paz, quemar vivas a familias, secuestrar y tomar rehenes (incluidas poblaciones vulnerables de ancianos, personas con discapacidades y niños pequeños), hacer desfilar a mujeres como rehenes frente a multitudes que cantaban y documentar con orgullo estas escenas de pesadilla en las redes sociales. Nos horroriza que alguien celebre estos monstruosos ataques o, como lo han hecho algunos miembros del cuerpo docente de Columbia en una carta reciente, intente “recontextualizarlos” como una “salva”, como el “ejercicio del derecho a resistir” la ocupación o como “acción militar”. Nos sorprende que alguien en Columbia intente legitimar una organización que no comparte ninguno de los valores fundamentales de la Universidad: democracia, derechos humanos o Estado de derecho. Cualquier pérdida de vidas civiles durante la guerra es terrible pero, como reconocieron colegas del cuerpo docente en la carta mencionada anteriormente, el derecho de la guerra distingue claramente entre muerte y sufrimiento trágicos pero incidentales de civiles, por un lado, y los ataques deliberados contra civiles, por el otro. Sentimos pena por todos los civiles que mueren o sufren en esta guerra, incluidos tantos en Gaza.
Sin embargo, independientemente de lo que uno piense sobre el conflicto palestino-israelí o sobre las políticas israelíes, la masacre genocida de Hamas fue un acto de terror y no puede justificarse, ni su verdadero propósito oscurecerse con eufemismos y referencias indirectas. Pedimos a toda la comunidad universitaria que condene sin ambigüedades el ataque de Hamas. Dudamos que alguien intente justificar este tipo de atrocidad si estuviera dirigida contra los residentes de una nación que no sea Israel.
Finalmente, la Universidad no puede tolerar la violencia, los discursos que la inciten ni los discursos de odio. Así como condenamos cualquier comentario o acto intolerante dirigido a estudiantes palestinos y musulmanes, estamos consternados por la avalancha de incidentes antisemitas en el campus desde el 7 de octubre. Estos incidentes, que incluyen epítetos antisemitas, agresiones físicas y esvásticas garabateadas en las paredes de los baños, son cada vez son más frecuentes y están creando un entorno hostil e inseguro que afecta a toda nuestra comunidad. De la misma manera que la Universidad defiende a otros grupos de este tipo de conducta repugnante, es fundamental hacer lo mismo con los estudiantes judíos e israelíes. Hacer lo contrario traicionaría nuestros ideales y los valores de Columbia como gran universidad.