Enrique Juan Blaksley Señorans fue detenido en un country de Pacheco. Se presentaba como un exitoso hombre de negocios.
En 2008 cayó en Estados Unidos Bernard Lawrence “Bernie” Madoff, un banquero que llegó a tener una de las firmas de inversión más importantes en Wall Street y terminó condenado a 150 años de cárcel por ejecutar la mayor estafa en solitario de la historia: 64.800 millones de dólares, con un fraudulento esquema de inversiones.
Diez años después fue detenido un sujeto que también supo ganarse la fama de exitoso hombre de negocios, la confianza de inversores que le dieron su dinero y el apodo de “Madoff argentino”.
Se trata de Enrique Juan Blaksley Señorans, quien cayó ayer en un country de la localidad bonaerense de General Pacheco, acusado de concretar una megaestafa calculada en 550 millones de pesos a más de mil ahorristas de todo el país, mediante la suscripción de contratos de inversión a tasas muy superiores a las del mercado.
Fue apresado durante un allanamiento en su casa del Pacheco Golf Club y quedó a disposición de la jueza federal María Romilda Servini, quien también ordenó la detención de sus socios Alejandro Miguel Carozzino y Federico Dolinkue, y de su cuñada, Verónica Inés Vega. Carozzino fue encontrado en su oficina de Bartolomé Mitre al 2600, en la zona de Once, mientras que a las otras dos personas todavía las buscan.
Además, la magistrada pidió que sean indagadas otras 14 personas, algunas de ellas familiares de Blaksley, y solicitó que se realicen 40 allanamientos en domicilios particulares, estudios jurídicos y contables y sedes sociales de empresas ubicadas en San Isidro, Pilar y la ciudad de Buenos Aires.
De esta manera, la jueza hizo lugar a un pedido formulado días atrás por la fiscal federal María Alejandra Mángano, en conjunto con los fiscales de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), Gabriel Pérez Barberá y María Laura Roteta.
La jueza les imputa a los involucrados haber formado parte de “una organización que estaba liderada por Blaksley, destinada a captar sumas de dinero de distintos ahorristas/inversores, mediante la suscripción de contratos de mutuo y contratos de inversión, ofreciendo para ello tasas muy superiores a las del mercado”.
Según los fiscales, para atraer a los ahorristas Blaksley, a través de su empresa Hope Funds, “desplegaba distintas actividades engañosas, que consistían en diversas participaciones en emprendimientos y marcas de renombre –como Auditorio Buenos Aires, o las marcas “Hard Rock Café” y “Hertz”-.
Además, desarrolló “una elaborada campaña de marketing para la cual se desembolsaron gastos millonarios a fin de que Hope Funds fuera sponsor de distintos eventos como el partido entre Roger Federer y Juan Martín del Potro”.
De este modo, Blaksley se presentaba como un exitoso hombre de negocios, lo que generaba confianza en los ahorristas que depositaban sus fondos en las empresas vinculadas a él y su grupo. “Así, al menos, se han podido captar fondos por 550.678.556,66 pesos sin la intención de restituirlos a los inversores ni de aplicarlos a inversiones consistentes con los plazos de devolución allí dispuestos”, explicó un investigador.
También se les imputa la reinserción de activos de origen ilícito en el mercado por montos que superaron los 5.000.000 de dólares y otros 16.000.000 de pesos. Según los pesquisas, para concretar la maniobra se firmaban contratos de garantías que “no eran más que referencias abstractas o ambiguas, pues ninguna de ellas resultaba ejecutable” y para el desvío de los fondos “se utilizó un complejo entramado societario” mediante 25 empresas que fueron creadas con el único fin de canalizar el dinero.
A los acusados se les imputa “estafa, captación de ahorro del público no autorizada agravada, lavado de activos de origen delictivo y asociación ilícita”.