Los chicagüenses votan entre Toni Preckwinkle y Lori Lightfoot, quien, de ganar, se convertiría además en la primera mujer gay en llegar a la cima municipal.
El downtown de Chicago brilla, florece la arquitectura y se prodigan los nuevos desarrollos a la vera del río, mientras que zonas del sur y del oeste de la ciudad figuran entre las más peligrosas del país.
El centro, con sus nuevas atracciones, restaurante y negocios de capital blanco, atrae al turismo como nunca. En el sur y el oeste, los negros emigran a otro lugares también en una cifra nunca vista, marcados por la violencia y las malas relaciones con la policía por su criminalización.
Si bien el presidente Donald Trump siempre cita a Chicago como ejemplo de lo que llamó “la carnicería americana”, los visitantes del downtown o de las áreas ricas se sienten más que seguros.
Este es el contexto se ha de entender lo ocurrido en la primera vuelta en las elecciones municipales de finales de febrero que dieron un resultado inesperado. Quedó descartado el máximo favorito, William Daley, hermano del alcalde que más años ha tenido la vara de mando e hijo del segundo que más.
Ese martes, 26 de febrero, se hizo historia porque, de los catorce aspirantes, se jugarán el cargo esta noche en segunda vuelta dos mujeres y las dos afroamericanas, algo que no había sucedido nunca hasta ahora. Sólo una mujer, Jane Byrne, fue elegida como alcaldesa, en 1979.
Las dos contendientes representan, además, las diferencias que se observan en la ciudad de Illinois, aunque las dos se consideren y hacen campaña como “reformistas”.
Toni Preckwinkle, de 71 años, es una política con una larga carrera en el establishment, en la actualidad presidente del Partido Demócrata en la junta del condado. Recibió el 16% de los votos.
Enfrente estará Lori Lightfoot, la más votada, con el 17%. Esta mujer de 56, que de ganar sería la primera mujer gay en llegar a la cima municipal, es una antigua fiscal y una voz muy crítica con el funcionamiento del gobierno municipal. Ella nunca había intentado alcanzar un cargo por elección, era muy poco conocida en la esfera política y disponía de mucho menos dinero
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Su ascensión se analiza como un duro golpe contra el actual alcalde, Rahm Emanuel, ex mano derecha del ilustre vecino Barack Obama durante su campaña y en el primer mandato en la Casa Blanca.
Cuando se habla de Chicago fuera de Chicago, casi siempre se hace referencia a su larga historia de corrupción y la apisonadora de la maquinaria demócrata. Estos comicios locales se observan, sin embargo, como una reto a la hora de cambiar las dinámicas.
El reverendo Jesse Jackson, residente y excandidato a la presidencia, emitió un comunicado en el que se mostró ”orgulloso” de ese primer e “histórico” resultado.