El gobierno de Xi Jinping admitió incluir una cláusula de que la estación espacial de Neuquén “sólo será de uso pacífico”.
Se definió como “el fin de la transición” y el comienzo de una nueva etapa tendiente a “reafirmar la asociación estratégica a largo plazo” entre la Argentina y China. En estos términos se encuadró ayer la reunión que la canciller Susana Malcorra mantuvo en Pekín con su par Wang Yi, donde sellaron acuerdos y la administración china aceptó cambios clave que exigía Mauricio Macri en la letra chica de algunos acuerdos avalados anteriormente por el gobierno de Cristina Kirchner.
En este contexto, China aceptó finalmente incluir una cláusula específica pedida por la Argentina para que la estación espacial que se está construyendo en Neuquén sea “sólo para uso civil y pacífico” y se aceptaron modificaciones planteadas al contrato para la construcción de dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz. Además, se acordó un contrato para equipar el observatorio espacial Leoncito de San Juan y la instrumentación de un nuevo programa de visados de la Argentina para ciudadanos chinos.
Para que no queden dudas de la buena sintonía que marca esta nueva etapa, Malcorra y Wang ofrecieron una conferencia de prensa conjunta y anunciaron que Macri hará una visita oficial a Pekín el año que viene, más allá del viaje que hará en septiembre próximo para la cumbre de presidentes del G-20.
“Hemos reafirmado un compromiso de Estado entre la Argentina y China en cuanto a una asociación estratégica integral de largo plazo”, dijo la canciller argentina, y adelantó que su visita tuvo como objetivo “cerrar este capítulo de la transición acordando los detalles de manera mutuamente satisfactoria”. Esos “detalles” incluyeron la incorporación de una cláusula específica en el acuerdo por la instalación de una estación espacial en Neuquén, que será manejada por la estatal china Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), que depende del Ejército Popular de China y que generó mucha polémica por el eventual uso militar de la estación, que se inaugurará en marzo de 2017. Con esta cláusula, el gobierno de Macri dio por superado el conflicto.
A la vez, Malcorra anunció “la última etapa en la definición” del proyecto de construcción de China de las centrales hidroeléctricas Cepernic y Kirchner. Así, se acordó que las represas no tendrán 11 turbinas, como estaba previsto originalmente, sino ocho, para evitar que la potencia impacte en el ambiente; se reducirá el monto de la obra de US$ 7600 millones a US$ 4000 millones; se aplazarán los tiempos de la obra, y la provincia de Santa Cruz obtendrá un 12% de regalías por la energía transportada al país, aunque el Estado nacional mantendrá la propiedad de las obras.
“Tuvimos un cambio de administración, tenemos acuerdos previos y la administración nueva ha hecho todo para asegurarse que esos acuerdos estén en línea con sus prioridades”, resumió Malcorra.
También anunciaron ambos cancilleres un ambicioso plan de infraestructura que está lanzando la Argentina -con proyección a cuatro años- de unos 100.000 millones de dólares, que abarca puertos, ferrocarriles, energía y minería. “China aprecia que el gobierno argentino siga adhiriendo firmemente a la política de una sola China”, dijo el canciller Wang ante Malcorra y el embajador argentino Diego Guelar.
También hubo coincidencias para avanzar en acuerdos de construcción de dos centrales nucleares de China en la Argentina y en el financiamiento de Pekín para el equipamiento del Belgrano Cargas. Según pudo saber LA NACION, otro punto acordado es la puesta en marcha de un sistema de flexibilización de visas para los chinos que vengan a la Argentina. Se extenderá de dos a cinco años el sistema de visas para turistas chinos con ingresos múltiples cada 90 días. En relación con las inversiones de minería de China en la Argentina, se prevé para el próximo 24 de junio un road show en Pekín para presentar los proyectos de explotación de cobre y litio en el norte argentino.