China censura a una famosa videobloguera

Papi Jiang, una de las blogueras más famosas de toda China, ha visto como sus monólogos sarcásticos sobre la vida cotidiana en el país asiático eran borrados de internet de un día para otro, el último episodio del creciente control sobre los medios de comunicación e internet ejercido por parte de las autoridades chinas.
Papi-Jiang“Se requiere al programa que retire su lenguaje repugnante y su contenido vulgar antes de poder regresar a la red”, rezaba un comunicado de la Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Televisión, órgano encargado de controlar los contenidos culturales en el país. Según explican, el frecuente uso de “términos profanos” como “joder” o “zorra” entre otros necesita ser ajustado de acuerdo a los estándares que rigen para otros programas de internet.
Papi Jiang es el seudónimo tras el que se encuentra Jiang Yilei, una shanghainesa de 29 años graduada en la Academia Central de Teatro de Pekín. Tras comenzar a publicar sus primeros monólogos en agosto del año pasado, se ha convertido en una de las grandes sensaciones de la red china, aupada al estrellato con unos vídeos que sumaban más de 290 millones de visitas en plataformas como Tencent, Youku y Bilibili según el diario Global Times.
“Soy Papi Jiang, una mujer que combina belleza y talento”, dice al comienzo de cada uno de sus monólogos. Después, con un lenguaje directo y mordaz que triunfa entre sus seguidores, la joven bromea acerca de diversas situaciones cotidianas con un toque de crítica social. Entre los temas sujetos a escarnio por esta videobloguera, la agobiante presión familiar para que los jóvenes contraigan matrimonio, el excesivo consumismo o las dietas adelgazantes. Aparte de un imitación del ex presidente Jiang Zemin, frecuente protagonista de chistes y bromas en el país, sus monólogos apenas tratan de política.
Tal es su éxito que varias compañías chinas le han ofrecido hasta 12 millones de yuanes (unos 1,6 millones de euros) a cambio de futuros ingresos por publicidad en sus vídeos, unos anuncios que iban a comenzar a introducirse esta misma semana. Sin embargo, desde el lunes por la tarde, sus emisiones no están disponibles ni en Youku (equivalente chino a Youtube, prohibido en el país) ni en Wechat.
Lejos de revolverse contra la medida, Papi Jiang parece aceptar la situación, y se ha disculpado en su cuenta de Weibo (el Twitter chino, donde cuenta con 10 millones de seguidores). “Tendré más cuidado con mis palabras y mi imagen, responderé decididamente a las peticiones de rectificación de los vídeos y transmitiré energía positiva para todos”, declaró en el microblog. En esa línea, el empresario y socio de Papi, Yang Ming, señaló al diario The Paper que la videobloguera “continuará haciendo vídeos de acuerdo con los valores socialistas”.
Sus palabras se ajustan a las exigencias del presidente chino Xi Jinping, que en los últimos meses ha reiterado que la cultura y los medios de comunicación deben subordinarse a los valores del régimen comunista, lo que ha ocasionado que el país asiático, que nunca ha gozado de una libertad plena de expresión o información, padezca los niveles de censura más altos vividos en décadas.
Ayer mismo, Xinhua informó de que las autoridades chinas también han prohibido la aparición de menores de edad, sobre todo familiares de famosos, en programas de telerrealidad, una medida adoptada con el fin de protegar a la infancia y evitar que los menores “sean víctimas de una fama instantánea”.
Uno de los programas directamente afectados por la nueva directiva será ¡Papá! ¿dónde vamos?, en el que famosos personajes del país como el baloncestista Yao Ming o el actor Liu Ye entre otros aparecían en pantalla en compañía de sus vástagos viajando por recónditas partes del país y cumpliendo con ciertas tareas para aprender a valerse por sí solos y superar las dificultades. Basado en un formato surcoreano, esta emisión ha conseguido desde 2013 elevadas audiencias entre los espectadores chinos.
Ahora, hasta programas como el conocido Master Chef junior corren el riesgo de desaparecer de las pantallas, incluso aunque en ellos no aparezcan hijos de personajes públicos.
A principios de marzo, se supo que el organismo censor también había prohibido las series de televisión en las que aparezcan relaciones homosexuales o extramatrimoniales, o aquellas en las que se traten temas tabúes que puedan dañar la imagen del estado, promuevan un estilo de vida extravagante, socaven la unidad nacional o apoyen supersticiones como la brujería.