China condenó hoy a muerte a tres personas y otra más a cadena perpetua por su participación en el asalto a una estación de tren del sur de país en marzo, en el que murieron 33 personas, entre ellas 4 de los atacantes. La sentencia se emitió tan sólo horas después de que comenzara esta mañana el juicio en el Tribunal Popular Intermedio de Kunming (capital de Yunnan, suroeste), ciudad en la que tuvo lugar la matanza, según informó la agencia oficial Xinhua.
Iskandar Ehet, Turgun Tohtunyaz y Hasayn Muhammad fueron condenados a muerte por liderar una organización terrorista y homicidio intencionado, mientras Patigul Tohti fue sentenciado a cadena perpetua también por homicidio intencionado y por formar parte del ataque.
El asalto, considerado un acto terrorista por parte del Gobierno chino, se produjo el 1 de marzo, cuando una decena de personas armadas con cuchillos irrumpieron en la estación de ferrocarriles de Kunming y causaron 29 muertos y unos 130 heridos, mientras la policía abatió a tiros a cuatro de los atacantes.
En un principio, el Gobierno chino atribuyó el ataque a un grupo terrorista de ocho miembros, pero se desconoce si, además de los fallecidos y los sentenciados hoy, aún se busca a más culpables del asalto.
La prontitud de la emisión de la sentencia de hoy concuerda con lo advertido el jueves por la Fiscalía Popular Suprema, que subrayó en un comunicado que los casos contra sospechosos de terrorismo, extremistas religiosos o fabricantes de armas y explosivos se deben resolver de forma expedita.
El régimen chino vinculó el ataque de Kunming con grupos terroristas de Xinjiang (noroeste de China). En los últimos cinco años el número de víctimas relacionadas con enfrentamientos entre las autoridades y estos grupos o por terrorismo se sitúa alrededor de 500.
Xinjiang, fronteriza con Afganistán y Pakistán, está habitada por varias etnias musulmanas ligadas a los pueblos de Asia Central, como los uigures, y según China en ella operan grupos terroristas ligados a la organización radical islámica Al Qaeda.
No obstante, organizaciones uigures en el exilio niegan la acusación y culpan de las tensiones a las políticas represivas de Pekín contra su cultura y religión.
La sentencia de hoy no es la primera de este tipo. A finales de agosto, China ejecutó a ocho personas culpables de llevar a cabo ataques terroristas, entre ellos tres individuos que, según dijeron, planearon el atentado perpetrado en octubre de 2013 en la plaza de Tiananmen, que causó cinco muertos y 40 heridos.
Los otros cinco ejecutados estuvieron involucrados, según dictó la sentencia, en varios ataques en Xinjiang.
Ambos sucesos, el de Tiananmen y el de Yunnan, alertaron especialmente a las autoridades comunistas al ocurrir en el corazón de la capital, en el caso del primero, y en una zona normalmente tranquila del país, en cuanto al segundo.
Sobre todo desde entonces, son frecuentes las llamadas del Gobierno chino a la lucha contra lo que consideran actividades terroristas y separatistas de grupos que buscan la creación de un Turquestán oriental independiente en Xinjiang.