China instrumentó una batería de aranceles sobre productos en respuesta a nuevas políticas de tarifas implementadas por la Casa Blanca.
La escalada tarifaria entre Estados Unidos y China empuja a la economía global a la incertidumbre.
Para peor, se agravó después de que Beijing activara una batería de aranceles por u$s34.000 millones sobre productos norteamericanos y acusara a la Casa Blanca de haber iniciado la “mayor guerra comercial de la historia económica”.
Washington impuso aranceles que podrían afectar hasta u$s550.000 millones en importaciones desde China, más de la mitad de lo que el país asiático envió a Estados Unidos el año pasado, según había amenazado semanas atrás el presidente norteamericano, Donald Trump.
China no hizo esperar la respuesta y puso en marcha de inmediato aranceles a productos estadounidenses por un valor equivalente.
“China prometió no disparar primero, pero para defender los intereses fundamentales del país y de su población, se ha visto obligada a tomar las contramedidas necesarias”, indicó el Ministerio de Comercio chino.
“Estados Unidos ha violado las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y lanzó la mayor guerra comercial de la historia económica hasta la fecha”, denunció el ministerio, que mostró su preocupación por las “turbulencias en los mercados mundiales”.
“Tras la imposición por Estados Unidos de aranceles contra China, las medidas chinas entraron en vigor inmediatamente”, agregó luego Lu Kang, vocero de la cancillería del gigante comunista.
Las tasas chinas afectan a productos como la soja, el pescado, la carne de cerdo y de ternera, y productos lácteos.
China apunta así al electorado de Trump, en áreas rurales. Asimismo se aumentarán los aranceles a los automóviles.
El Ministerio de Comercio, además, informó que apelará a la OMC y que trabajará con otros países para “proteger el libre comercio”, muchos de ellos aliados históricos de Estados Unidos, como Canadá, México y la Unión Europea, afectados por las tarifas al acero y al aluminio.
“La guerra comercial nunca es una solución”, dijo el primer ministro chino, Li Keqiang, en una conferencia de prensa en Sofía antes de una cumbre con 16 países de Europa central y oriental.
“China nunca iniciaría una guerra comercial, pero si cualquier parte recurre a un aumento de los aranceles, entonces China tomará medidas en respuesta para proteger los intereses en desarrollo”, agregó el número dos del régimen comunista.
Washington acusa a China de haberse apropiado de patentes de tecnología ya sea a través de las obligaciones a las empresas estadounidenses para operar en el mercado chino o simplemente mediante el robo.
En este contexto, Rusia se sumó a China e impuso aranceles de entre el 25% y el 40% a la importación de determinados productos estadounidenses como medida de respuesta a restricciones comerciales por parte de Washington.
Las tasas afectan a equipos de construcción de rutas, equipamiento petrolero y gasístico, herramientas para procesar metal y perforar roca, y fibra óptica, entre otros. “El daño de las restricciones comerciales estadounidenses a las exportaciones rusas se estima en 537,6 millones de dólares”, dijo Maxim Oreshkin, ministro de Desarrollo Económico de Rusia.
“Nuestro pronóstico de base asume solo una leve escalada de la guerra comercial este verano (boreal)”, dijo el Bank of America Merrill Lynch en un informe publicado ayer. “Sin embargo, no podemos descartar una guerra comercial desatada y que provoque recesión” en el orden global, agregó.
En las últimas semanas, la disputa hizo temblar a los mercados financieros, incluyendo las acciones, divisas y el comercio global de materias primas, de la soja al carbón.
En un intento por llevar calma a los mercados globales, el presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, Kevin Hassett, dijo en una entrevista con Fox Business Network que Trump “va a entregar mejores acuerdos (comerciales)”, en referencia a las renegociaciones que busca la Casa Blanca para el Nafta y a los pactos con Pekín.
Horas antes de entrar en vigor los aranceles estadounidenses, la Reserva Federal (el banco central estadounidense) alertó que una inminente guerra comercial es una “nube negra en un cielo azul” para la economía norteamericana.