El gobierno analiza que solo los animales enumerados oficialmente como ganado o aves de corral puedan ser criados, criados, comercializados y transportados con fines comerciales.
Se estima que 10 millones de perros se matan en China cada año para el consumo de su carne, miles de los cuales son faenados durante la fiesta de la carne de la ciudad de Yulin, en condiciones que los defensores de los animales consideran crueles.
Pero esto está a punto de terminar definitivamente después de que el gobierno chino excluyera a los gatos y los perros de una lista oficial de animales comestibles que debe ser objeto de una reglamentación. La decisión sigue a otra tomada en febrero que prohibió el comercio y consumo de animales salvajes, una práctica de donde se teme que procedió el coronavirus.
El texto, sometido a comentarios hasta el 8 de mayo, fue publicado el miércoles por el ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales y enumera los animales que pueden ser criados para su carne, su piel o con fines médicos, excluyendo perros y gatos. “A raíz del progreso de la civilización humana y la atención que el público presta a la protección de los animales, los perros han evolucionado de ganado a animales de compañía y, en general, no se consideran ganado internacionalmente. No es adecuado para nuestro país incluirlos como ganado para fines de gestión”.
El consumo de esos animales de compañía es legal, pero es extremadamente minoritario y suscita una creciente oposición. “Es la primera vez que el gobierno chino dice que los gatos y los perros son mascotas y no están destinados al consumo”, dijo el jueves en un comunicado la asociación estadounidense Human Society International (HSI). Esta organización estima que cada año se matan 10 millones de perros en China por su carne. Miles son sacrificados durante el festival de la carne de perro de Yulin, en condiciones consideradas crueles por los defensores de los animales, ya que son golpeados hasta la muerte e incluso hervidos vivos.
Esta decisión se produce tras la prohibición en febrero del comercio y el consumo de animales salvajes, una práctica sospechosa en la propagación del nuevo coronavirus. Los científicos piensan que el virus, que en 100 días infecto a 1,5 millones de personas y mató a más de 90.000 en todo el mundo, nació sin duda en los murciélagos, pero habría pasado por otra especie antes de transmitirse al ser humano, quizá a través del pangolín, animal muy codiciado por su carne. Las autoridades chinas creen que el primer paciente que estuvo en el concurrido mercado “Huanan” de la ciudad de Wuhan, epicentro del nuevo coronavirus, en diciembre.
Además de mariscos, en el lugar, sellado el 1 de enero, también se vendían aves de corral, zorros vivos, cocodrilos, cachorros de lobo, salamandras gigantes, serpientes, ratas, ranas, pavos reales, puercoespines, carne de camello y de pangolines, entre otras.
A partir de esta decisión, solo los animales enumerados oficialmente como ganado o aves de corral podrán ser criados, criados, comercializados y transportados con fines comerciales en China, de acuerdo con la Ley de Ganadería de China.
El catálogo del Ministerio enumera 18 tipos de “ganado tradicional”, incluidos cerdos, vacas, ovejas, cabras, caballos, burros, camellos, conejos, gallinas, patos, gansos, pavos, palomas y codornices. También cubre 13 tipos de “ganado especial”, incluyendo ciervos sika, ciervos rojos, renos, alpacas, gallinas de Guinea, faisanes, perdices, patos silvestres, avestruces, visones, el zorro rojo americano, el zorro ártico y los perros mapache.
Las últimas cuatro especies pueden ser comercializadas, pero no por su carne. En un giro brusco de la noticia, un funcionario del Ministerio negó que la propuesta tuviera como objetivo prohibir comer perros y dijo al medio de noticias chino The Paper que la exclusión de perros en el directorio solo significa que no pueden ser “manejados” como ganado, y “no tiene nada que ver con comer o criar perros”. No obstante, los activistas de bienestar animal están considerando la propuesta “un momento decisivo para la protección de los animales en China”.
El comercio de animales silvestres también había sido prohibido en China durante la crisis del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) en 2002-2003, un coronavirus cuya transmisión también se había relacionado con el consumo de animales salvajes. Sin embargo superada aquella epidemia el comercio se reanudó rápidamente.
Ahora, con el mundo azotado por una pandemia, el mercado de mariscos y animales exóticos de Wuhan, cuna del coronavirus, está considerado como el foco probable de la transmisión al hombre. Pero la práctica no se limita a China. Los amantes de la carne de murciélago, ratas y serpientes siguen comprándola por ejemplo en los mercados especializados de Indonesia, pese a las recomendaciones oficiales de retirar la oferta de estos animales salvajes de los menúes de los restaurantes por miedo a la propagación de COVID-19. En la isla de Célebes, los vendedores de un mercado en Tomohon conocido por su sorprendente oferta de animales exóticos a consumir a la parrilla o estofados, dicen que el negocio va bien y que los turistas curiosos llegan a observar su mercancía que escandaliza a los defensores de los animales.