Identificaron un canal que contribuye al desarrollo de los síntomas de la enfermedad. Y podría abrir el camino nuevas terapias para atacar los síntomas.
Investigadores del Instituto de Fisiología y Biofísica “Bernardo Houssay” (IFIBIO, CONICET-UBA) detectaron que en el mal de Parkinson, enfermedad neurodegenerativa que se produce por la muerte de neuronas, la falta de dopamina lleva a la alteración de un canal que está ubicado en la membrana de las neuronas que liberan acetilcolina y produce que estas células tengan excesiva actividad, y que estén hiperexcitadas.
El hecho de que ese canal (el canal iónico Kv 1.3) esté dañado hace que no pueda cumplir su función, esta es, limitar la excitabilidad de esas células. El resultado de este estudio, que demandó más de cinco años de investigaciones, fue publicado por la prestigiosa revista Cell Reports.
Restaurar esa función podría ser, en un futuro, un posible blanco terapéutico para tratar los síntomas la enfermedad.
“Lo que hace este canal es limitar la excitabilidad y por lo tanto, como opción para un posible blanco terapéutico se debería restaurar su función”, explica la doctora Cecilia Tubert, becaria del CONICET-IFIBIO y autora principal del estudio.
La enfermedad de Parkinson se produce por la muerte de neuronas que liberan el neurotransmisor dopamina en la sustancia negra, o locus niger (una región del cerebro que regula circuitos cerebrales que dan las ‘órdenes’ para iniciar movimientos voluntarios). La falta de ese neurotransmisor lleva a que se produzcan los principales síntomas que sufren los pacientes, esto es, la disminución de los movimientos, rigidez muscular, inestabilidad postural y temblores. Esto sucede debido a porque las neuronas trabajan en forma anómala debido a la falta de dopamina.
Hasta el momento la ciencia no ha encontrado la forma de impedir o revertir la muerte de neuronas dopaminérgicas, por eso también una gran parte de las investigaciones están orientadas a atacar los síntomas, como es el caso de este estudio. “Nuestro trabajo revela este mecanismo en un tipo celular que ha sido involucrado en la generación de los síntomas. Nos falta encontrar el link molecular específico entre la falta de dopamina y la alteración de ese canal, un camino en el que podría haber, también, nuevos blancos terapéuticos”, afirma Gustavo Murer, investigador principal del CONICET y director del trabajo.
Para llevar adelante la investigación, los científicos evaluaron la electrofisiología in vitro de células de cerebro de ratón. En ellas reconocieron y bloquearon distintos canales buscando aquel que pueda explicar los cambios observados. Los investigadores ahora tienen por delante identificar cómo se regula el canal y ver por qué falla cuando falta la dopamina.”Podría ser que el canal se sintetice pero no se traslade correctamente a la membrana celular, que es donde cumple su función. O podría traficarse correctamente a la membrana pero que falle algún mecanismo de regulación”, teoriza Murer.
En el pasado, entre las primeras terapias para tratar el mal de Parkinson se utilizaron drogas “anticolinérgicas” que atacaban la neurotransmisión mediada por la acetilcolina. Pero como se hacía sin especificidad, la droga afectaba a todo el sistema nervioso y producía efectos no deseados. Eso llevó a dejarlas de lado. “Lo que nosotros pensamos es que terapias dirigidas a regular específicamente la función de esas células liberadoras de acetilcolina, podría preveer una mejora sintomática mayor y sin efectos adversos”, añade Tubert. El tener identificado un canal específico, podría proveer un blanco puntual para el tratamiento, evitando los efectos adversos.