Uno de los grandes problemas del hidrógeno es su difícil transporte. Las pilas de hidrógeno se recargan rápidamente y disponen de una gran autonomía, pero entre sus desventajas está la falta de infraestructura.
Todavía más difícil de implantar que la eléctrica debido al elevado coste del coche de hidrógeno, tanto en la fabricación del vehículo como en el precio del hidrógeno, que se sitúa entre los 9,5 y 10 euros por cada 100 kilómetros de autonomía.
Los coches de hidrógeno con pilas de combustible como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo generan su electricidad por combinación química y entre los productos de la reacción se obtiene agua por combinación del hidrógeno y el oxígeno. Lo que permite impulsar el motor eléctrico. Lo que ocurre, es que llevar el hidrógeno hasta la estación de recarga es tremendamente costoso, potencialmente peligroso y poco eficiente. Pero esto podría cambiar en el futuro.
Un nuevo método para generar hidrógeno que evita las degradaciones
Estos días se ha publicado en la ‘Journal of Renewable and Sustainable Energy’ (AIP) una investigación de científicos de la Academia de Ciencias de China y la Universidad de Tsinghua. Según se describe, este grupo ha probado con éxito un método para generar hidrógeno in situ y a demanda, a partir de una aleación de metales.
Esta generación instantánea de hidrógeno permitiría evitar los problemas relacionados con la degradación de las materias primas. Nos explican el siguiente ejemplo; en el que durante el uso del aluminio se forma una película delgada de óxido una vez se expone al aire. La solución propuesta es que a partir de una nueva aleación de metales se evitaría esto.
Se trata de una reacción de la interacción de aluminio y el agua con la formación de hidróxido de aluminio e hidrógeno (Al-H2O), activada a partir de una nueva aleación de galio, indio, estaño y bismuto que ha resultado ser estable. Con esta aleación se puede producir hidrógeno con una productividad del 92%.
Esta generación instantánea de hidrógeno permitiría evitar los problemas relacionados con la degradación de las materias primas. Nos explican el siguiente ejemplo; en el que durante el uso del aluminio se forma una película delgada de óxido una vez se expone al aire. La solución propuesta es que a partir de una nueva aleación de metales se evitaría esto.
Se trata de una reacción de la interacción de aluminio y el agua con la formación de hidróxido de aluminio e hidrógeno (Al-H2O), activada a partir de una nueva aleación de galio, indio, estaño y bismuto que ha resultado ser estable. Con esta aleación se puede producir hidrógeno con una productividad del 92%.
Los científicos han descubierto un mecanismo para activar la producción de hidrógeno en tiempo real, bajo demanda de los usuarios. Por el momento se trata de un proyecto a pequeña escala, pero abre la puerta a producir en un futuro hidrógeno de manera estable, con una alta pureza, una alta eficiencia y sin problemas de degradación que al final complican y encarecen el transporte.
Con esta nueva forma de producción se podría, según los investigadores, generar hidrógeno para cualquier forma de transporte o dispositivos portátiles. Es decir, directamente en el propio vehículo.
No se conoce por el momento cuál será el impacto medioambiental de esta nueva forma de producir hidrógeno. Tampoco se conoce cómo resolver el factor reciclado o cómo se disipará la calor generar en el proceso. Como vemos, se trata de un proyecto todavía en desarrollo pero sí abre las puertas a cambiar el modelo de generación de hidrógeno para coches eléctricos.
No se trata de la primera investigación para intentar mejorar la producción de hidrógeno. En agosto de 2018, investigadores australianos del CSIRO diseñaron una membrana que separa hidrógeno de máxima pureza del amoniaco y bloquea el resto de gases. Un proceso que permitiría transportar el hidrógeno en forma de amoniaco líquido y separarlo en destino.
Muchos expertos creen que la tecnología para mejorar la producción del hidrógeno ya existe, solo falta que la demanda crezca lo suficiente para que sea rentable aplicarla. Un punto más complejo y para el que deberemos esperar todavía años. Según apunta el jefe de la Unidad de Aplicaciones del Centro Nacional del Hidrógeno: “Lo que está retrasando la implantación de los vehículos de hidrógeno son las infraestructuras, porque el nivel de desarrollo tecnológico respecto a los de batería eléctricas es el mismo”.