Los gérmenes en los hospitales pueden ser peligrosos e inevitables, pero una clínica en Hamburgo los desafía con manijas de cobre, un experimento que podría revolucionar la lucha contra las infecciones.
En los hospitales, las manijas de las puertas son lugares ideales para las bacterias se multipliquen. Son utilizadas miles de veces por día y una limpieza cotidiana no es suficiente para erradicarlas. Algunos microbios pueden reproducirse a gran velocidad. Este problema atrajo la atención de la Clínica Asklepios Harbur en Hamburgo, la que ha comenzado a reemplazar las manijas por unas fabricadas de cobre. Los resultados fueron sorprendentes.
Cuando se las compara con las manijas de acero inoxidable o de materiales artificiales, el cobre redujo la cantidad de microbios en un 50 por ciento. “Pudimos determinar que las manijas de cobre dejan menos rastros de agentes patógenos”, dice Susanne Hugget, directora del laboratorio MEDILYS de la clínica.
Problema grave
En Alemania, cada año entre 400.000 y 600.000 personas sufren algún tipo de infección intrahospitalaria. Las bacterias afectan heridas e incluso podrían dar lugar a infecciones más graves, como una neumonía. Todo esto basta por sí solo para entender la importancia que tiene un descubrimiento como el realizado en Hamburgo.
¿Por qué el cobre funciona tan bien? El metal es antibacterial, un hecho demostrado en 2008 y 2009 por la misma clínica en cooperación con la Alianza de Cobre Alemana, una asociación de profesionales que intenta descubrir nuevas formas de utilizar este material. Además de las bacterias, las manijas de cobre redicen los niveles de hongos y virus, algo relevante para cualquier recinto hospitalario, lo que explica que la clínica haya instalado alrededor de 600 manijas de cobre.
¡Pero se ve sucio!
Sin embargo, la superficie del cobre tiene una desventaja. Visualmente se ven sucios, aun cuando hayan sido limpiados. Hugget comenta: “Las manijas pierden su color ya que son limpiadas con desinfectantes por lo menos una vez al día”. La directora opina que si bien el tono verdoso del cobre oxidado se ve lindo en los techos, en las manijas parece que faltara higiene.
Esta preocupación, basada más por lo estético que en lo higiénico, fue planteada a los fabricantes. Actualmente, la clínica está probando unas manijas de última generación, fabricadas con una aleación distinta. “Continuaremos con las pruebas que empezamos este verano”, apuntó Hugget.
Y van por más
Una segunda desventaja es que las manijas de cobre son un 50 por ciento más caras que las de acero inoxidable. Y está claro que no fueron creadas para que los funcionarios abandonen hábitos básicos de higiene. Hugget dice que “el cobre es una pieza más” para concientizar al personal de mantener los buenos hábitos de higiene y no reemplazarlos.
Las manijas pueden ser solamente el comienzo. Esta idea podría prontamente implementarse en otros objetos, como por ejemplo en las partes de una silla de ruedas, botones de puertas automáticas e incluso cajeros automáticos que son frecuentados por muchas personas al día y podrían ser verdaderos criaderos de microbios.