La compañía aérea Air New Zealand sirve las bebidas en un recipiente comestible para reducir sus desechos.
La aerolínea neozelandesa Air New Zealand ha comenzado un programa piloto para servir café en recipientes comestibles, hechos de una especie de galleta con sabor a vainilla, en un esfuerzo para eliminar la basura generada por las ocho millones de tazas desechables que sirve cada año. La compañía asegura que los envases son a prueba de filtraciones.
Estas tazas “no solo conservan su forma, además se pueden comer cuando se ha terminado el café”, explicó en un vídeo promocional publicado este miércoles Katie Holmetier, encargada del área de Experiencias de los Clientes de Air New Zealand. Holmetier destacó que la iniciativa ayudará a los pasajeros y a los neozelandeses “a replantearse cómo interactuamos con cualquier cosa que va a la basura”.
La aerolínea, que ya sirve café en contenedores biodegradables, se ha asociado con la empresa neozelandesa Twiice para producir estos productos comestibles. Su director, Jamie Cashmore, se mostró orgulloso de que “se pueda mostrar a los clientes y al mundo que un poquito del ingenio y la innovación kiwis (como son llamados cariñosamente los neozelandeses) puede tener un impacto positivo en el medioambiente y al mismo tiempo ofrecer una buena y sabrosa experiencia al cliente”.
“Las tazas han sido un gran éxito entre los clientes que las han usado. Además, las hemos empleado como tazones para servir los postres”, dijo Niki Chave, gerente principal de Experiencias de los Clientes de Air New Zealand, en un comunicado de la empresa. Además, la aerolínea tiene previsto para el año que viene desarrollar otros cubiertos comestibles del mismo tipo.
La iniciativa de Air New Zealand se produce en el contexto de una conciencia social cada vez mayor sobre los efectos negativos de las grandes compañías en el medioambiente, y se suma a otras de diferentes empresas de transporte para fomentar la sostenibilidad.
En junio, Iberia inició el proyecto LIFE Zero Cabin Waste, una serie de iniciativas desarrolladas durante toda la experiencia de sus vuelos, desde la compra del billete hasta la llegada al destino, que reducen las emisiones contaminantes, así como la generación de residuos, consiguiendo vuelos más respetuosos con el medioambiente. Este tipo de medidas también han llegado a medios de transporte terrestres como el tren Eurostar, que conecta Europa continental y Gran Bretaña por el canal de la Mancha, y que el mes pasado introdujo latas reciclables, botellas de vidrio o cubiertos de madera para convertirse en un “tren sin plástico”.