Con aparatos inteligentes, quienes generen energía renovable podrán despachar a la red; Edesur pondrá 5000; se sumarán a los de Edenor.
La recomposición de tarifas de servicios públicos y la vuelta al marco normativo del sector parece haber sacado a las empresas eléctricas del letargo tecnológico en el que se mantuvieron en los años del kirchnerismo. Ese despertar traerá consigo cambios sustanciales para la vida de los usuarios. No sólo porque, según la promesa de las empresas, mejorará el funcionamiento general del sistema y se reducirá el tiempo de duración de los cortes de luz, sino también porque los hogares podrán vender a la red la energía que generen si es que deciden invertir algunos miles de pesos en la instalación de paneles solares, por ejemplo.
La intención del sector privado está en línea con los cambios legislativos que impulsa el oficialismo. De hecho, ayer la Cámara de Diputados le dio media sanción a un proyecto que propone habilitar a usuarios residenciales y del sector privado a producir su propia energía sobre la base de recursos renovables.
Edesur lanzará el plan más ambicioso conocido hasta ahora. El mes próximo iniciará la instalación de medidores inteligentes en clientes en distintos lugares de la ciudad y del conurbano bonaerense. El objetivo del plan piloto es tener para fin de año 5000 unidades de ese tipo en marcha, para avanzar con un plan masivo en los próximos dos o tres años.
“No es sólo el medidor, es un sistema. Permite mejorar la calidad técnica del servicio, la atención comercial a los clientes e introducir otros beneficios, también para la compañía. Hace 16 años que empezamos en Italia, con el despliegue masivo de la medición inteligente”, explica Alessio Montone, jefe de Soluciones Inteligentes de Medición (Smart Meter Solutions) de ENEL, la empresa dueña de Edesur.
Los medidores inteligentes son aparatos que no sólo pueden medir el consumo de energía de un hogar de manera digital, sino también la salida de electricidad a la red. Este último punto, que a nivel local suena casi quimérico, es una realidad consolidada en otros países. En Italia, país de origen de ENEL, la empresa reemplazó en tres años, a partir de 2001, unos 30 millones de medidores. Hoy hay 400.000 pequeños distribuidores conectados que, en el pico de generación, aportan 25.000 MW al sistema, la mitad de lo que necesita ese país. Y el equivalente, en términos aproximados, al pico de consumo de la Argentina. Esa onda tecnológica expansiva también llegó a países de la región como Colombia, Perú y Chile, donde también opera ENEL.
Edenor tiene planes similares. Desde mayo de este año hay 30 medidores inteligentes instalados en la zona de Vicente López y Olivos, para probar el sistema. La intención de la empresa es encarar un desarrollo masivo en los próximos años, algo que está contemplado en su plan de negocios.
Además del nuevo negocio que tendrán a mano, los usuarios residenciales de electricidad verán otros cambios. Cuando hay un corte de media tensión, las empresas lo advierten de inmediato, pero no ocurre lo mismo en el caso de la baja tensión, el tipo de cable que llega a los hogares. Tanto Edenor como Edesur sólo lo notan cuando el cliente hace el reclamo. Con los medidores inteligentes, en cambio, las empresas sabrán de inmediato qué zona tiene cortes de luz y podrán disponer más rápido los mecanismos para la reparación del problema.
Finalmente, ya no habrá una persona que pase periódicamente a revisar el consumo de cada hogar en los actuales medidores, sino que esa cuenta se hará de manera remota, algo que ayudará a evitar errores. Pese a eso, las empresas sostienen que no despedirán personal, sino que lo capacitarán para hacer otras tareas que, por ejemplo, sirvan para reducir la cantidad y la duración de los cortes de luz.
Pese a la sofisticación del aparato, el ejecutivo de Edesur sostiene que la empresa se hará cargo del costo adicional. No por altruismo, sino por su propia conveniencia. “La empresa lo otorga porque el aparato representa una serie de beneficios para la distribuidora. Nos hace mucho más eficientes. En otros países -entre otras cosas por la medición inteligente-, hemos bajado un 40% nuestros costos operativos en 15 años”, explicó.
Los cambios en el sector eléctrico van más lejos. Es probable que en los próximos meses prospere un plan de etiquetado de hogares, algo similar a lo que ocurre hoy con los electrodomésticos, para identificar cuán eficiente es una casa en términos energéticos.
Santa Fe, pionera en esa clase de iniciativas, ya empezó. Meses atrás inició una prueba piloto en Rosario para el etiquetado, que comenzó con 440 viviendas. “La clave es que el mercado lo adapte como una herramienta de diferenciación por precio. Es decir, que alguien que va a comprar o alquilar una casa pida ver la etiqueta para saber cuál es el consumo”, explicó a LA NACION Verónica Geese, secretaria de Energía de la provincia.