La plantación de más de 3 millones y medio de árboles en la provincia de Corrientes, iniciada hace más de una década, compensó el equivalente a lo que emiten en promedio 140 mil autos en un año.
En los últimos años, se ha vuelto cada vez más frecuente encontrar compañías comprometidas con el cuidado del medio ambiente. Pocas de ellas, sin embargo, exhiben el nivel de compromiso mostrado por Novartis, que desde hace más de 10 años trabaja en un proyecto forestal destinado a capturar dióxido de carbono de la atmósfera.
Santo Domingo es el primero y único proyecto forestal de la Argentina en certificar la captura de dióxido de carbono bajo el mecanismo de desarrollo limpio (MDL) del Protocolo de Kioto. Y junto con los otros tres proyectos forestales sustentables del Grupo Novartis en el mundo –situados en Colombia, Mali y China–, representa el eje principal de la política ambiental y de responsabilidad social de la compañía.
Desde el inicio del programa de forestación de Santo Domingo, Novartis plantó más de 3.5 millones de árboles de más de 20 especies diferentes que lograron disminuir 500 mil toneladas de dióxido de carbono. Esto equivale a lo emitido por 140 mil autos en promedio en un año.
Sólo en 2017, Novartis destinó $ 8,4 millones a las actividades de raleo de la plantación para dejar los mejores ejemplares de cada área. Gracias a proyectos de este tipo es que Novartis resultó la segunda empresa más sostenible del mundo según el Informe de Compromiso de Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG) 100 de la ONU.
Santo Domingo, ubicado en la localidad de Ituzaingó, Corrientes, cuenta con 3400 hectáreas. De ellas, 2340 forman la plantación forestal, pensado para dar respuesta a la problemática del cambio climático, causado principalmente por la deforestación y la quema de combustibles fósiles.
Germán Rossi, Gerente Regional de Salud, Seguridad y Medio Ambiente para el área de Operaciones Comerciales de la compañía, explica que el compromiso medioambiental adoptado por Novartis ha escalado hasta transformarse en parte del ADN de la compañía a nivel global. “Hay un compromiso real de ser una empresa sustentable a largo plazo, y se han tomado acciones concretas para cumplirlo”, dice. Y ejemplifica: “En Estados Unidos se firmó hace unos años un acuerdo para que toda la energía que usan dentro de la compañía provenga de fuentes sustentables”.
Es por ello que Rossi dice que, para un profesional en el cuidado del medio ambiente, la salud y la seguridad, como es su caso, “más que una tranquilidad, es un orgullo trabajar en una empresa como Novartis, que cuida a las personas y al entorno en que está inmersa”.
Para Sebastián Fragni, presidente de GMF Latinoamericana, “Santo Domingo es un desafío constante”. Y explica: “En estos más de 10 años hemos logrado desarrollar know how y técnicas forestales sin precedentes en nuestro país que nos permitieron poner en valor recursos que hasta hace poco no se tenían en cuenta, como lo son la captación de dióxido de carbono y sus beneficios para el medioambiente y en especial para la mitigación del cambio climático”.
“En GMF Latinoamericana, como Empresa B que somos, estamos convencidos de que proyectos como Santo Domingo son ordenadores de la nueva economía mundial que exige modelos de negocio sostenibles económica, social y ambientalmente. Por eso, proyectos como el de Novartis, que una década atrás se presentaban como disruptivos, son hoy ejemplos de cómo la forma de hacer negocios está cambiando en el mundo, donde los accionistas no solo miden los beneficios económicos, sino que se reportan los beneficios sociales y ambientales en igual forma”, añade Fragni.
Por último, el presidente de GMF Latinoamericana dice que “por su compromiso con este tipo de proyectos a largo plazo, Novartis se pone a la vanguardia del desarrollo sostenible en la Argentina, donde a veces el largo plazo es difícil de concebir”.