La aeronave militar C-27J Spartan “es un camión volador”, indican desde su fábrica.
Es una jornada gris y el termómetro marca 2 grados en el aeropuerto de Caselle, donde aviones comerciales aterrizan y despegan sin cesar. En medio del tráfico aéreo, pocos se imaginan que los hangares que se levantan a metros de esta zona cobijan uno de los centros de excelencia a nivel mundial de la industria aeronáutica italiana. Allí se fabrican algunas de las flores en el ojal de Leonardo, como se llama desde el 1 de enero Finmeccanica, una de los mayores grupos industriales de la península -activa en el sector de defensa, seguridad y aeroespacio-, cuyo accionista mayoritario es el Estado (con el 30%), que cotiza en Bolsa desde 2015 y factura unos 13.000 millones de euros por año.
En uno de los hangares, entre andamios que forman una cadena de montaje de los más especializada -donde puede verse parte de un caza Eurofighter-, está terminando de ensamblarse el C-27J Spartan, el avión de transporte multimisión que la Argentina está evaluando comprar. Sus ventajas, como explican a LA NACION en una recorrida, son su tamaño (no tan grande como el Hércules C-130, aunque complementario), su robustez, su capacidad de carga -casi 12 toneladas, una tropa de 60 o 45 paracaidistas-, su flexibilidad para adpatarse a distintos tipos de misión y su versatilidad para aterrizar en cualquier tipo de territorio.
“Es un camión volador, o un furgón volador, la única aeronave de este tipo que puede transportar tres veces su peso y que, por otra parte, también puede hacer un tirabuzón en vuelo”, destaca Marco Valerio Bonelli, jefe de marketing de la empresa. “Además, es el único avión de este tipo multiuso: puede ser usado para transportar tropas, pero, con la utilización de diversos ‘kit’, que ofrecemos de acuerdo a los pedidos de cada cliente, también puede servir para patrullaje de mares y costar, para ayudar contra incendios, o en misiones de carácter humanitario. Perú, que ha comprado el Spartan, lo usó recientemente para prestar ayuda en los incendios que hubo en Chile”, agrega.
Recorrer los hangares donde el Spartan nace es impactante. Aunque se trata de un avión de última generación, dotado de radar e incluso de un tercer motor que le permite mayo autonomía y seguridad, impacta ver el trabajo artesanal que requiere su fabricación. “En la industria aereonáutica el factor humano es clave. No es como en la industria automotriz, donde trabajan muchos más robots. Aquí el trabajo es artesanal, manual. Utilizamos más de 1 millón de clavos y tenemos una lógica de sastrería”, explica Franco Arace, ingeniero de producción. Aunque el Spartan termina siendo un avión de transporte robusto, tocando en vivo algunas de sus partes llama la atención que está fabricado en su mayoría con materiales livianos: el 85% es de aluminio, el 10% de titanio y el 5% de acero y otros.
“Desde 1997 Leonardo vendió 82 aviones Spartan en 14 países. Australia compró 10, accediendo así a 500 pistas que no eran accesibles a otos aviones”, indica Bonelli, que estuvo en diciembre pasado en la Argentina en una misión que hizo Leonardo para mostrar “in loco” las cualidades del Spartan. Entonces, paracaídistas de las Fuerzas Armadas argentinas se lanzaron desde este avión de transporte y sus oficiales pudieron experimentar de persona su capacidad extraordinaria de supervivencia y maniobrabilidad llegando a la base Marambio, en la Antártida.
“Dejó una impresión muy positiva en la Argentina”, asegura Eduardo Munhos De Campo, jefe de ventas internacionales de Leonardo, que también estuvo en la misión sudamericana y espera que la negociación con nuestro país, cliente desde la década del 1950 del grupo, llegue a buen puerto. Como detalló Munhos De Campo, luego de un “request of proposal” (pedido de propuesta) que hizo el Ministerio de Defensa en agosto del año pasado, Leonardo está ofreciendo a la Argentina un “paquete” de 6 aviones Spartan y 12 M-346 Master -un avión liviano que tiene una doble misión, entrenamiento y combate-. El paquete incluye, con el apoyo del Estado italiano, una financiación completa, así como un programa de cooperación con Fadea (Fábrica Argentina de Aviones) y otras industrias. La Argentina, de hecho, suscribió un acuerdo con Leonardo en el área de defensa y seguridad, en el marco de un memorándum de entendimiento firmado con Italia en septiembre pasado para promover la cooperación en esas áreas. El ministro de Defensa, Julio Martínez, visitó la fábrica de Varese donde se producen los aviones M-346 ese mismo mes y pilotos argentinos pudieron probarlos desde una base en Lecce.
¿Cuál sería el costo de semejante venta? Aunque en Leonardo prefieren no dar cifras, millonario. Para dar una idea, se limitan a contar que Perú adquirió dos Spartan por 100 millones de euros. “Pero eso incluye la configuración de la aeronave, el soporte logísticio, el adiestramiento de los pilotos, la puesta a punto de un centro de manutención en Perú, etc”, indican. “Todo depende del cliente. En el caso argentino, Leonardo en el paquete ofrece también soporte integrado, que implicaría la participación de industria locales en todo lo que tiene que ver manutención y logística”, resaltan.
En el caso de la esperada venta del Spartan a la Argentina, los italianos saben que compiten con el C-295 de Airbus, otro “grande” de la industria aeronáutica mundial. Pero Bonelli y Munhos De Campo no tienen dudas: “El nuestro, aunque cuesta un poco más, está en una categoría superior: tiene una capacidad de transporte mayor, mucho mejor capacidad de despegue y aterrizaje, un motor adicional interno que el C-295 no tiene, es más veloz y puede llevar más carga”, aseguran. “Gracias a todo eso, termina costando menos”.