¿Como terminará el conflicto por el monumento a Cristóbal Colón?

Parece una paradoja más de la Historia, pero traspolada a los tiempos modernos: quien hoy navega con rumbo incierto no es el mismísimo Cristóbal Colón, sino su monumento porteño. 

Monumento a Colón caidoLuego de que la Presidenta ordenara, el año pasado, quitarlo de la plaza que está detrás de la Casa Rosada, donde hoy sus partes se deterioran tras haber sido desmantelado con la excusa de su restauración, el gobierno porteño le busca un destino en la lotería de espacios verdes libres de la ciudad.
Descartada la posibilidad de mudarlo a Mar del Plata, como fue la idea inicial de la Presidencia, en el mapa porteño ya se apuntó un puñado de sitios para emplazarlo, pese a que la Justicia nunca autorizó su traslado y varias asociaciones italianas aún litigan para que el complejo escultórico sea repuesto y se mantenga allí donde, por ley, fue puesto en 1921.
La Nación y la Ciudad acordaron elegir una nueva morada para el monumento a Colón, a sabiendas de que, tarde o temprano, deberá abandonar el patio trasero de la Rosada. Así lo pidió la Presidenta, para reemplazarlo por una escultura de Juana Azurduy, que ya está en etapa de fundición.
Primero se propuso instalarlo frente al Aeroparque Metropolitano, pero se descartó porque allí podría interferir con la seguridad aérea. Luego llegó la idea de llevarlo a Puerto Madero, pero eso no les gustó a los más altos funcionarios del macrismo. Más tarde se pensó en una de las tres rotondas de la Avenida Escalada, en Villa Lugano, con la idea de “revalorizar la zona” cercana al Parque Indoamericano. Pero las asociaciones de italianos se negaron rotundamente.
Luego fue el turno de la plaza Rubén Darío, en Recoleta, a metros del Museo de Bellas Artes. Pero los primeros resultados técnicos indicarían que el suelo no soportaría las 623 toneladas que pesa la escultura de 26 metros de alto. Desde el viernes pasado se le comenzó a buscar otro sitio. ¿A dónde iría Colón? Ahora analizan instalarlo en el Parque Lezama.
Esta elección, que no tiene el visto bueno de las asociaciones italianas que aceptarían mudarlo -la colectividad está dividida y otros grupos directamente rechazan el traslado del Colón de su lugar original-, es tan curiosa como poco estudiada.
Según fuentes de la Ciudad, se propuso ese lugar por el sentido que le daría el nombre de las calles que se cruzan en el parque Lezama: Paseo Colón y Almirante Brown, el irlandés nacionalizado argentino que se convirtió en el primer almirante de la fuerza naval del país. El juego de coincidencias acicateó a los funcionarios porteños en la búsqueda de un nuevo emplazamiento.
Pero los italianos que aceptan el traslado prefieren que la estatua del navegante genovés sea ubicada en Recoleta, cerca del Monumento de los Españoles, preferentemente, y con una presencia “destacada” que pueda otorgarle brillo propio.
Qué hacer con el monumento a Colón forma parte incluso de las reuniones de Gabinete. Ministros tiran “lluvias de ideas” para opinar dónde reubicarlo. La Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo confirmó que la estatua no puede ser removida de su lugar original, aunque sí puede ser desmantelada con fines de restauración.
“No es una decisión caprichosa. Queremos sacar a Cristóbal Colón para instalar al lado de la Casa Rosada una representación de toda la historia de los argentinos, de toda la sangre derramada… Queremos poner a Juana Azurduy, esa heroína de la independencia”, había dicho en julio pasado Cristina Kirchner.
Para la Ciudad, desde entonces, al traslado de Colón solo le faltan un lugar y una fecha. Acordaron con la Nación mudarlo con el apoyo de algunas asociaciones de italianos (Comites, Fediba, Felitalia), siempre y cuando se instale en Recoleta y se preserve su integridad. Sin embargo, otras representantes de la colectividad italiana (como la Asociación Italiana de Socorro Mutuo y Cultura Nazionale y el Círculo de Italianos, además de otras ONG) presentaron un amparo y realizaron asambleas para impedir su mudanza, tal cual establece una ley vigente de 1907.
Así las cosas, hoy nadie toma una decisión en pos de la preservación de la estatua del escultor italiano Arnaldo Zocchi, donada por la colectividad italiana en el Centenario de la Revolución de Mayo.
Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la ciudad, explicó que las asociaciones que representan a la mayoría de la colectividad italiana avalan un traslado, pero a Recoleta. “Comites, Fediba y Felitalia nos pidieron que, ante la desidia que hay sobre el Colón, consensuemos con el Gobierno para que el monumento sea reubicado cerca de la embajada italiana y del Monumento de los Españoles, y que mire al río”, explicó.
Otras entidades de la colectividad y varias ONG insisten en rechazar su traslado. En el medio, volteado en el piso detrás de la Casa Rosada, el monumento a Colón naufraga, por ahora, sin tierra firme a la vista.